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La deconstrucción de Thuram

El exjugador francés glosa en un libro ‘sus estrellas’ en su batalla por cambiar la mentalidad racista

Robert Álvarez
Lilian Thuram, durante la presentación de su libro.
Lilian Thuram, durante la presentación de su libro.JOSEP LAGO (AFP)

“Nací en Guadalupe y cuando llegué a París, con nueve años, vi unos dibujos animados en los que aparecían dos vacas: una negra, muy estúpida; y una blanca, muy inteligente. Mis compañeros me llamaban Noiret. Le pregunté sobre ello a mi madre. y me dijo: ‘Es así, son racistas’. Luego, tuve la suerte de que me explicaran lo que es el racismo. Se necesita superar el sentido de culpabilidad”. La anécdota la explica Lilian Thuram, 40 años, exdefensa de la selección francesa y del Barcelona. Se reencontró este jueves con viejos conocidos en el Camp Nou, donde presentó la edición en castellano de ‘Mis estrellas negras’ (Now Books), su exitoso libro, del que se han vendido más de 130.000 ejemplares en Francia, donde fue publicado hace dos años.

La cruzada de Thuram viene de antiguo. Ya se significó cuando era jugador; tanto que Nicolas Sarkozy, en diciembre de 2008, siendo presidente de la República Francesa, le ofreció un puesto como ministro de la Diversidad. Thuram, La Momia, como se le apodaba cuando era jugador, rechazó la propuesta, coherente con lo que había denunciado mucho antes: “Sarkozy cree que la inmigración es un problema para la identidad nacional”.

Si hay racismo en el fútbol es porque hay racismo en la sociedad"

Con gafas de pasta negra e idéntica apariencia física a la que tenía cuando se retiró en agosto de 2008 después de que se le detectara una malformación cardíaca, Thuram cuenta que escribió su primer libro —publicó el segundo en marzo, ‘Manifeste pour l'Egalité’— con el ánimo de “enriquecer el conocimiento y el imaginario de los lectores, como la mejor manera de luchar contra el racismo y la intolerancia”. El exjugador reflexiona sobre las biografías de medio centenar de personajes de raza negra y recuerda sus contribuciones a la historia, a la ciencia, al deporte, a la política y a la cultura. Entre los personajes sobre los que escribe se encuentran desde Lucy a Barack Obama pasando por Martin Luther King, Muhamad Ali o Malcom X.

“En el fondo”, afirmó Thuram, “no sabemos por qué, pero todos tenemos prejuicios. El racismo tiene una historia. Es una cuestión cultural. Se ha inculcado a las personas que deben establecer una jerarquía de la gente en función de las razas. Cuando los niños me pedían autógrafos yo les preguntaba y me contaban lo que sabían de los negros: la esclavitud. Siendo así, es normal que piensen que ‘los otros’ son más fuertes. Para mí es importante deconstruir, cambiar las gafas, la visión cultural de la gente. Y para cambiar es esencial cuestionar la manera de ver las cosas, todos los condicionantes, familiares, religiosos, sociales, culturales. Se debe hablar tranquilamente de la historia. Tenemos un modo de pensar que no es justo. Por ejemplo, se pregunta quién descubrió América, como si la gente que estaba allí cuando llegó Colón no existiera antes. Se necesita cuestionar ese modo de pensar”.

Thuram, junto a Víctor Valdés en un entrenamiento con el Barça.
Thuram, junto a Víctor Valdés en un entrenamiento con el Barça.Enric Fontcuberta

El tema del libro no es el fútbol y la mayoría de los personajes que glosa Thuram no son deportistas. Pero, inevitablemente, se refiere al deporte que practicó como profesional durante 18 años. “Si hay racismo en el fútbol es porque hay racismo en la sociedad. Tuve la suerte de jugar dos años en el Barcelona y lo más importante se resume en la frase Més que un club, porque el fútbol debe ser más que un juego. Debe ayudar a cambiar la manera de ver al otro. Antes que llevar este libro a un campo de fútbol, hay que conseguir que la gente hable tranquilamente de racismo o sexismo. Para cambiar, hay que aceptarlo”.

Cuando tienes dos personas inteligentes en un grupo (Xavi y Casillas) es muy importante, porque piensan ante todo en el bien común"

Echó mano otra vez de sus experiencias personales para explorar territorios empapados por el racismo. “Mi madre nació en 1947. Cuando era joven, era normal en Guadalupe que todas las mujeres desearan casarse con hombres de piel menos oscura. Lo más importante para un niño, para todos, es la autoestima. Pero, ¡cómo puedes tenerla si la sociedad te envía un mensaje negativo!”. A su vez le preguntaron por una experiencia contada por Mario Balotelli, el jugador italiano del Manchester City, que confesó que cuando era pequeño llegó a rascarse la piel para no ser tan negro. “¿Cómo vives si la gente te canta que un negro no puede ser italiano?”, se interroga Thuram. “Yo no sufrí cuando me cantaban ‘mono’ en los campos. Entendía los mecanismos culturales por los que se daba esa situación. Balotelli, como yo, tiene una suerte: ser jugador de fútbol. El racismo crea una violencia en los niños y cuando eso sucede es más fácil que sean violentos”.

Thuram alabó a Xavi e Iker Casillas, que este viernes reciben el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2012 como modelo de deportividad y compañerismo por encima de las rivalidades de sus equipos y aficiones. “Cuando tienes dos personas inteligentes en un grupo es muy importante, porque piensan ante todo en el bien común. Eso es perfecto, y Xavi y Casillas son así”. No faltó la opinión del jugador que más partidos ha disputado con la selección francesa, 142, sobre el Barcelona. “El juego del Barça gusta a todos. Cuando lo miras es arte. Da una buena imagen del fútbol y eso es importante. Cuando ves un partido hay dos maneras de jugar: la del Barça y otra”. También habló sobre Messi —“Es el número uno, juega bien al fútbol y también tiene una imagen muy positiva para los jóvenes”— y sobre Abidal, que desde hace semanas ya se entrena tras haber sufrido un trasplante de hígado. “Éric es una persona muy simbólica. Cuando tienes un problema lo puedes aceptar o superar y Abi creo que te ayuda a superarlo. Estoy muy feliz por él”.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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