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El año de Rory McIlroy

En 2012, el norirlandés se ha consagrado como el número uno, Tiger sigue sin volver a lo más alto, los españoles han perdido fuelle y la Ryder fue inolvidable

Juan Morenilla
Rory Mcilroy golpea una bola en el campeonato de Dubai.
Rory Mcilroy golpea una bola en el campeonato de Dubai.Yoshua Arias (EFE)

El golf buscaba dueño, descabezado como estaba después del bajón de Tiger Woods. Y ya lo tiene. Rory McIlroy tiene 23 años, ha ganado cinco títulos esta temporada, entre ellos su segundo grande, el Campeonato de la PGA, y posee esa clase de aura y carisma que distingue a los líderes. Su última victoria, este domingo en Dubai, le ha permitido alzarse con el primer puesto en la lista de ganancias en el circuito estadounidense y en el europeo, algo que solo había conseguido, el año pasado, Luke Donald. McIlroy manda hoy a uno y otro lado del Atlántico. Su juego encandila a los aficionados, su naturalidad para el swing maravilla a todo el mundo, y cuando despliega su mejor juego exhibe una voracidad y una superioridad tal sobre sus rivales que recuerda al esplendor del mejor Tiger.

McIlroy es un golfista de sensaciones, lejos del prototipo de gran pegador y cerca del estereotipo de jugador natural

McIlroy ha puesto cara al número uno del golf, un trono que en los últimos años había ido cambiando de manos (Kaymer, Westwood, Donald) sin que ninguno de sus dueños demostrara un liderazgo incuestionable. Rory es un número uno en toda regla, por su juego y por su personalidad, un golfista más de sensaciones que de laboratorio, lejos del prototipo de gran pegador y más cercano al estereotipo del jugador natural. Con él el golf ha recuperado el rostro de un número uno que perdió con Tiger. Hoy ambos (uno por su presente y futuro y el otro más de momento por su pasado) representan las dos generaciones que conviven en el circuito. Pero el poder ha mudado de forma clara de Woods a McIlroy.

McIlroy mira el trofeo del campeonato de Dubai.
McIlroy mira el trofeo del campeonato de Dubai.K. SAHIB (AFP)

“He cumplido todos mis objetivos. He ganado mi segundo grande y he sido parte de una Ryder gloriosa. Ha sido mi mejor año. No se puede pedir más”, zanjó McIlroy tras ganar en Dubai.

Tiger quiere y no puede. La temporada de los grandes ha seguido ofreciendo nuevos nombres. El estadounidense Bubba Watson se convirtió en abril en el nuevo dueño de la chaqueta verde y engordó hasta 14 la lista de diferentes ganadores consecutivos de un grande. Después del Masters, a él se sumaron Webb Simpson en el Open de Estados Unidos, Ernie Els en el Open Británico y McIlroy sumando su segundo galardón en el PGA. Por ningún sitio apareció en el primer puesto Tiger Woods. Fue 40º en el Masters, 21º en el US Open, tercero en el Británico y 11º en el PGA. Tiger sigue sin ser el que fue. A pesar de algunos brotes de buen juego, no es el golfista imperial que arrasaba con su juego corto y con su mentalidad de hierro. Ninguno de esos dos rasgos se reconocen ahora en un jugador que quiere y no puede. La mejor prueba fue la Copa Ryder, una competición en la que presenta unos números grises. Mientras McIlroy sigue creciendo, Tiger ha dejado de ser el rey.

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Los españoles. En 2011, los jugadores españoles conquistaron siete títulos, el mayor número de trofeos desde los ocho de 1992. Solo los ingleses sumaron más campeonatos en el circuito europeo que los españoles, y cuatro (Sergio García, Álvaro Quirós, Miguel Ángel Jiménez y Gonzalo Fernández-Castaño) aparecían entre los 50 mejores del mundo. Un año después, las victorias se han reducido a cuatro –Rafael Cabrera-Bello, Castaño, García y Jiménez-, y solo hay dos españoles entre la cincuentena, García (21) y Castaño (33). Al Niño le ha faltado subir un peldaño respecto a su mejoría en el curso anterior, y hasta comentó que había perdido la ilusión de ganar algún día un grande porque no se sentía preparado para ello. El caso contrario de Jiménez, que a los 48 años se ha convertido en el ganador de más edad en el circuito europeo.

El equipo europeo de la Copa Ryder.
El equipo europeo de la Copa Ryder.REUTERS

La Ryder y Olazábal. La Copa Ryder fue el gran momento de la temporada. En un último día para el recuerdo, el equipo europeo, capitaneado por Olazábal, rindió el mejor homenaje posible a Severiano Ballesteros y remontó de forma espectacular ante Estados Unidos (13,5-13,5) en una de las más bellas tardes de golf que se recuerdan. Fue el momento más feliz en la carrera de Olazábal, ganador de dos chaquetas verdes de Augusta y todavía con el juego en las venas.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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