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La otra crisis del fútbol autonómico

Solo las selecciones vasca y catalana han resistido al descenso de las ayudas económicas

GORKA PÉREZ
Aduriz, Xabi Prieto y Xabi Alonso celebran un gol ante Bolivia
Aduriz, Xabi Prieto y Xabi Alonso celebran un gol ante BoliviaJavier Etxezarreta (EFE)

En 2005, momento en el que la economía española digería millones provenientes de un sistema económico cimentado en multitud de viviendas, se produjo también una especie de burbuja en el fútbol que provocó la aparición de distintas selecciones autonómicas, apoyadas en las ayudas económicas que recibían desde distintos organismos públicos y privados.

Muchas selecciones nacieron como una moda, y con el objetivo de apoyar al fútbol base" Mikel Etxarri, seleccionador de Euskadi

Aquel año, los combinados de Galicia, Murcia, Navarra, Valencia, Andalucía, Catalunya y Euskadi disputaron sus encuentros navideños. Una cifra récord que siete años más tarde se ha visto reducida drásticamente, ya que solo las dos últimas han podido repetir la cita este curso.

Y es que el vuelco en la situación económica del país ha terminado con el auge de combinados regionales, que, en muchos casos, nacieron sin espíritu reivindicativo, ni con el objetivo de reclamar una oficialidad anhelada. Un apartado clave para la supervivencia de Euskadi (ahora, Euskal Selekzioa) y Catalunya, que a pesar de la incapacidad para encontrar financiación en las arcas públicas han conseguido sobrevivir gracias al seguimiento de los aficionados.

La selección andaluza posa antes de disputar un amistoso en 1998.
La selección andaluza posa antes de disputar un amistoso en 1998.EFE

“Muchas selecciones nacieron como una moda, y con el objetivo de apoyar al fútbol base. Si muchas de ellas después han ido desapareciendo ha sido porque en realidad no han tenido un seguimiento por parte de la gente. Sin demanda no se llenan los estadios y así es muy difícil seguir”, analiza Mikel Etxarri, seleccionador junto a José María Amorrortu del cuadro vasco.

En el caso de la selección de Euskadi, el reclamo de la oficialidad ha estado presente en cada uno de los partidos que lleva disputados de manera anual desde 1993, con la excepción de los dos años en blanco (2008-2009), en los que se reclamó un cambio de nombre que no llegó a producirse, también de carácter reivindicativo. Sin embargo, en el último partido ante Bolivia reunió a cerca de 20.000 espectadores en el estadio de Anoeta, una cifra inferior a las del curso anterior, que contó con 36.000 espectadores en San Mamés.

Juan Sánchez durante un partido entre la Seleccion Valenciana y Bulgaria
Juan Sánchez durante un partido entre la Seleccion Valenciana y BulgariaJ. JORDAN

En el mismo espejo se contempla la selección de Catalunya, que desde 1997 también disputa un partido cada año, y que en 2002 ante Brasil llegó a concentrar a 98.000 personas en el Camp Nou. Del otro lado se encuadran selecciones como la de Canarias, —que disputó su último partido en 2007—, Baleares, —ésta tan solo llegó a disputar un partido en 2002—, Aragón, —que también debutó y se despidió en 2006—, Andalucía, —que no ha vuelto a presentarse desde 2009—, Murcia, —desaparecida desde un amistoso ante el Real Madrid en 2011—, Navarra, —ausente desde 2005—, Valencia, —congelada desde 2006—, Galicia, —sin recursos desde 2008—, y Extremadura —que tan solo disputó dos partidos entre 2007 y 2008—.

“Nuestro objetivo era dar a conocer el fútbol andaluz y que eso no le costase ni un euro a las arcas de los clubes. Por eso, cuando dejamos de recibir financiación por parte de las televisiones tuvimos que dejar de celebrarlos”, aseguran desde la Federación andaluza.

No solo la crisis económica ha afectado a los clubes de manera individual sino que en conjunto tan solo la fuerza de aquellas comunidades que reclaman un cambio ha parecido suficiente para, al menos, resistir el primer golpe.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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