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El cazador de instantes

Federer derrota a Davydenko y llega a tercera ronda del Abierto de Australia regulando sus esfuerzos

Juan José Mateo
Federer, en el duelo ante Davydenko.
Federer, en el duelo ante Davydenko.Barbara Walton (EFE)

El cazador de instantes no le teme al fuego. Cuando el suizo Roger Federer disputa la segunda ronda del Abierto de Australia (6-3, 6-4 y 6-4 al ruso Davydenko), el termómetro ya no supera los 40 grados, ya ha abandonado la camilla y el cuidado de los médicos el esloveno Kavcic (4h 52m en el infierno para eliminar 3-6, 6-3, 6-4, 6-7 y 10-8 al local Duckworth) y ya se ha derretido un cerebro (el francés Monfils gana 7-6, 4-6, 0-6, 6-1, 8-6 al taiwanés Lu, pero necesita seis puntos de partido y comete doble falta ¡en cuatro!). En la noche de Melbourne, protegido del calor por la sesión nocturna, el campeón de 17 grandes flota por su duelo como si fuera un paseo de domingo y vuelve a demostrar que a los 31 años selecciona como nadie los momentos en los que gasta o guarda energías.

“Cuando consigo ganar el primer set, siento menos presión, siento que puedo probar más cosas, que tengo más ases en la manga”, dice en una rueda de prensa en Melbourne el suizo, que gana el 93% de los partidos que disputa en esas circunstancias, y que es, seguramente, el mejor esprinter del circuito. “Lo más importante contra Roger”, le continúa Bernard Tomic, el héroe local (6-7, 7-5, 7-6 y 7-6 al alemán Brands), con el que se enfrentará por un puesto en los octavos; “es mantener el marcador apretado y tu saque en el primer set”. “Si consigo eso”, continúa el australiano; “si logro ganar ese primer set, entonces la historia puede ser diferente. Si no, se libera y todo cambia. El año pasado (también se enfrentaron en Melbourne) llegué al 4-4 en la primera manga, la perdí y ya nunca pude volver al partido”.

RESULTADOS

Segunda ronda. Hombres. J. Chardy (Fr.)-M. Granollers, 6-3, 3-6, 6-1 y 6-2. J. W. Tsonga (Fr.)-G. Soeda (Jap), 6-3, 7-6 y 6-3.

Mujeres. S. Williams (EEUU)-G. Muguraza, 6-2 y 6-0. C. Suárez-Y. Putintseva (Ucr.), 1-6, 7-6 y 6-2. V. Azarenka (Bie.)-E. Daniilidou (Gre.), 6-1 y 6-0. C. Wozniacki (Din.)-D. Vekic (Cr.), 6-1 y 6-4. K. Date (Jap.)-S. Peer (Isr.), 6-2 y 7-5.

En la treintena, Federer cambia su partitura según cada instante del encuentro, para proteger su armadura. Basta comparar su implicación en los parciales al resto. Una vez conseguido el break, Federer se desentiende del juego para concentrarse en guardar fuerzas con las que mantener su servicio: si en 2006, uno de los años más brillantes de una carrera legendaria, ganaba el 32% de los juegos que disputaba contra el saque del rival, en 2012 solo sumó el 27%. Si entonces castigaba el vértigo de enfrentarse a su mito con un débil segundo servicio (54% de peloteos sumados), ya no aprieta tanto a sus rivales (51% en 2012). Si en aquel curso mágico, que le vio ganar 12 títulos y sufrir solo cinco derrotas, celebraba el 42% de los puntos que peleaba al resto, en 2012 lo hizo en el 40%.

Casado y padre de dos hijas, en la recta final de su carrera el suizo reserva la máxima intensidad para los duelos contra sus pares, (Novak Djokovic, que esta madrugada se debía medir al checo Stepanek; Andy Murray, que ayer tumbó 6-2, 6-2 y 6-4 al portugués Sousa; y el lesionado Rafael Nadal), frente a los que no se puede permitir ya el más mínimo respiro. En esos cruces del curso 2013 se decidirá si el campeón de 17 grandes logra hacer compañía al estadounidense Andre Agassi, hasta ahora el único tenista capaz de ganar más de un torneo del Grand Slam tras cumplir los 30 en el siglo XXI (en toda la historia solo lo han conseguido cinco).

A Federer le espera Tomic, ganador de su primer título la semana pasada (Sidney), crecido. “Llevo diez victorias en diez partidos. Es el momento perfecto para jugar contra él. Creo en la victoria. Estoy listo”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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