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El monje marca el límite

Varane, de 19 años, anula a Messi en su área y remata con poderío en la otra

Diego Torres
Varane celebra con sus compañeros el gol del empate.
Varane celebra con sus compañeros el gol del empate.PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP)

Dice el francés Thievy Bifouma que Raphael Varane es introvertido y recoleto. Que cuando en la selección sub-19 le daban el día libre, él prefería quedarse en el hotel. Completamente dedicado a pensar en su oficio. “Es como un monje”, dice su compañero.

Los vestuarios son como organismos vivos. Se equilibran por homeostasis. Por un lado se sitúan los jugadores habladores, los vociferantes, los graciosos, los atrevidos. Por otro, haciendo contrapeso, los severos, los silenciosos. Esos tipos que dan la impresión de no tolerar frivolidades. Así es Carvalho y así es Varane, su compañero improvisado en el clásico. El francés, que desde que se marchó Zidane perdió al padrino, entró al partido sin hacer ruido. Como el día del agitado encuentro contra el City. Como cuando fue titular en el Westfalenstadion. Como si no transpirase. A medida que el Barça comenzó su despliegue, mientras el Bernabéu se estremecía con las llegadas de las camisetas azulgrana a las inmediaciones del área de Diego López, el defensa más joven de la línea se fue agigantando hasta adueñarse del partido. Cuando el árbitro pitó el final, Varane había dejado su sello indeleble: pide a gritos la titularidad en un Madrid con una defensa formidable.

Cuando Messi le puso a prueba, Messi perdió. Iniesta le metió un balón en profundidad al espacio y el argentino se lanzó a la carrera. Ante él se encontró 30 metros de pradera y Diego López. La línea estaba rota. La afición local se hizo cruces. Quizá la gente imaginó la escena tantas veces repetida en estos partidos: el mano a mano, el toque sutil, el gol de Messi. La realidad fue que apareció Varane. Primero adivinó la jugada y arrancó a tiempo. Después puso el hombro para intimidar. Al final, aprovechando que la puntera de la bota izquierda de Messi había perdido contacto directo con el balón, se adelantó y se lo llevó. O bien Messi no estaba en plenitud de condiciones físicas, o bien Varane es un velocista de ley, o ambas cosas.

“Los jugadores tan altos [Varane mide 1,92] no tienen la velocidad de reacción de los más pequeños, la capacidad de girarse de los más compactos”, reflexionó Manuel Sanchis hace un par de meses, pensando en el defensa francés. “Hierro era un maestro en este sentido porque a pesar de ser poderoso físicamente y de carecer por naturaleza de estas condiciones supo entender a las mil maravillas cómo se debía mover en un ambiente tan hostil como el que debe afrontar normalmente la defensa del Madrid, con tanto espacio para los rivales”.

El central desplegó todo su arsenal: velocidad, intuición y juego aéreo

Varane desplegó todo su arsenal ante el Barcelona. Velocidad, intuición, y juego aéreo. Durante una hora el francés fue el complemento perfecto de Carvalho. Acabó por participar en las acciones defensivas decisivas de su equipo: le robó dos balones a Messi cuando se quedaba mano a mano con Diego López, cortó un pase de Cesc que habría dejado solo al argentino, y sacó un balón en la línea de gol. Fue un tiro de Xavi a puerta vacía que se encontró con el defensa en el último instante. Habría sido el 0-1. Otra historia. Otra historia sin Varane, que culminó su hazaña con un gol en la salida de un córner. Se elevó por encima de Piqué y Puyol y remató con precisión, al ángulo. Con serenidad monacal. A sus 19 años, con el oportunismo de un defensa de época. Capaz de ponerle límites a un Barça infinito.

“Me he encontrado muy bien. Estoy contento del partido que he hecho, siempre es complicado jugar contra el Barcelona y el equipo ha jugado bien. Ha sido mi mejor partido con la camiseta del Real Madrid y quiero seguir así”, aseguró el francés tras el choque. “Quiero dar lo máximo al Real Madrid y para ello intento dar lo mejor sin ponerme una presión demasiado grande”, añadió.

Varane reconoció la emoción que sintió al marcar un gol importante en el clásico del fútbol español. “El gol es un sueño, es algo increíble. Con 19 años marcar al Barcelona es lo mejor”. Reconoció que José Mourinho y sus compañeros le felicitaron en el vestuario: “Mourinho me ha felicitado y todos mis compañeros también. Estaban contentos por mí por el gol”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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