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Nadal, rodeado de incógnitas

Tras siete meses de baja por lesión, el campeón de 11 grandes regresa con la rodilla aún vendada y en la gira americana de arcilla, donde no estarán Djokovic, Federer o Murray

Juan José Mateo
Maymò, fisioterapeuta, trata a Nadal, con la rodilla vendada.
Maymò, fisioterapeuta, trata a Nadal, con la rodilla vendada.E. F. (REUTERS)

Frente a la oscuridad de lo inexplorado, la antorcha de lo conocido. Tras siete meses de baja por una rotura parcial del tendón rotuliano y una hoffitis en la rodilla izquierda, Rafael Nadal vuelve a competir esta semana rodeado de incógnitas en el torneo de Viña del Mar (Chile), donde mañana jugará el dobles (22.00) y el miércoles el individual. Su recuperación no es perfecta: ayer, mientras se entrenaba sobre la roja arcilla chilena, un doble vendaje compresor le protegía la rodilla recorriendo sus tendones. Su posición es incómoda: fuera del top-4 por primera vez desde mayo de 2005, el número cinco se arriesga a enfrentarse a Novak Djokovic o Roger Federer tan pronto como en los cuartos de Roland Garros. Su lesión, finalmente, le ha obligado a cambiar una de las decisiones clave de su carrera: tras defender la gira invernal de pista rápida como una inversión con vistas a ser competitivo en los grandes torneos de cemento, el ex número uno regresa a la marginal gira de arcilla americana, allí donde consiguió dos de sus tres primeros títulos con solo 19 años, allí donde sufrirán menos sus rodillas y allí donde no pisaba desde el lejano 2005. No se cruzará con Djokovic, Federer ni Murray.

“No hay riesgo de romper”, dijo Nadal nada más llegar sobre su rodilla, que, según fuentes conocedoras del estado de la articulación, “ha mejorado muchísimo pero no está perfecta”. “Aún sigo teniendo alguna molestia que en algunos momentos me impide entrenarme todo lo que me gustaría”, continuó el tenista mallorquín; “pero algún día hay que empezar y creo que es el lugar y el momento adecuado.

La frase se escucha en Chile. Antes de que se pronuncie, sin embargo, tienen que descontarse meses de recuperación y semanas de duros entrenamientos.

Sigo teniendo molestias, pero no hay riesgo de romper Rafael Nadal

“Rafa se entrena muy bien”, cuenta Tommy Robredo, exnúmero cinco, descendido hoy al número 104 por una prolongada lesión, y que en los últimos días compartió entrenamientos con el mallorquín sobre la arcilla del Real Club de tenis Barcelona. “Te exiges mucho con él, te exige. He entrenado con otros tops y van más despacio”, continúa sobre el mallorquín, que durante su baja se ha perdido los Juegos Olímpicos, los Abiertos de EEUU y Australia, la Copa de Maestros y la final de la Copa Davis 2012, entre otros torneos. “Físicamente no sé cómo está, pero en los entrenamientos está jugando como siempre. En Chile se verá si está otra vez o no. Yo estuve un año que si juego que si no. Me lesionaba todo el día. Solo pensaba en la pierna y en que me dolía. Rafa ha estado medio año parado, pero habrá estado entrenando todo este tiempo. Le costará un poquito”.

Efectos de la baja

  • Por primera vez desde 2005, Rafael Nadal, que no juega desde la segunda ronda de Wimbledon 2012, no es uno de los cuatro mejores tenistas del planeta. Es el número cinco mundial.
  • Por primera vez en los últimos ocho años, no es el mejor español: David Ferrer ocupa el número cuatro.
  • El mallorquín se perdió los Juegos, los Abiertos de EEUU y Australia, la final de la Davis 2012 y la Copa de Maestros.

El martes, escuchando siempre a su cuerpo, pendiente de los dolores que surgen cuando un deportista cambia sutilmente sus movimientos para no forzar una articulación dolorida, el ex número uno mundial disputará un partido de dobles con su amigo Juan Mónaco, el número 12, que también se acercó en noviembre a Mallorca para seguir su evolución.

El Pico, un compañero con el que el ogro de la tierra siempre busca el ritmo máximo de competición, tan alta es su intensidad en los entrenamientos, vio en aquellos días mallorquines cómo el español se metía de buena mañana en el mar embutido en un traje de neopreno; cómo trabajaba en el gimnasio ayudado por una máquina antigravedad que le permitía correr reduciendo el impacto de las pisadas en sus articulaciones; y cómo aún fuera de la pista se machacaba en el gimnasio.

Ahora, Nadal afronta la prueba final: probar progresivamente su rodilla en competición, primero en la amable arcilla, luego en el agresivo cemento, hasta llegar a París para defender su título de Roland Garros en mayo. El reto individual comienza el miércoles en Chile frente a Pella o un tenista proveniente de la clasificación, y en la gira sudamericana, que no es una gira cualquiera.

Juega como siempre. Le costará un poquito Tommy Robredo

“Es un público fuerte si está Massú o uno de los suyos”, recuerda Robredo, que ganó su último título (2011) en Chile, donde Nadal ha sido recibido por el presidente Piñera con honores de jefe de Estado. “Cuando pasa eso, es bastante duro. Te dicen de todo. También es bonito. Está bien que haya silencio cuando se juega, pero también es bonito que la gente se exprese, que anime entre punto y punto. Son divertidos. Cuando uno está dentro de la pista, está claro que te afecta, pero mientras sea educado, mientras no sea de tercera regional, futbolero, mientras no te griten e insulten… pues que te vacilen un poco es divertido”, cierra el catalán, uno que entiende perfectamente el duro viaje que ahora emprende Nadal, porque él lleva intentando asentarse de nuevo en la élite desde 2011. “No es ningún esfuerzo”, resume. “Hago lo que me gusta”.

Nadal también busca el sueño de volver a hacer lo que le gusta. Empieza en un torneo menor. Le molesta aún una rodilla. Lleva siete meses sin jugar... y aún así, como cada vez que pisa la arcilla, es el favorito. Como dijo el estadounidense Andy Roddick, ex número uno mundial: “Déjenme evitarles el suspense con respecto a la vuelta de Nadal de esta semana. Si juega sobre tierra batida, arrollará hasta el título”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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