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El Valencia pasa el rodillo para meterse en la final

Faverani y Doellman ahogan a un Gran Canaria (83-72) fuera de onda

R. ÁLVAREZ
Lishchuk pugna por un rebote
Lishchuk pugna por un reboteDavid Aguilar (EFE)

El Valencia llega embalado a la cuarta final de la Copa del Rey de su historia. De la mano del hispano-brasileño Faverani y del estadounidense Doellman, el equipo de Velimir Perasovic redujo a la mínima expresión al Gran Canaria. El equipo valenciano llega lanzado a la cita crucial con el Barcelona Regal (19.00, TVE). Fue muy superior el jueves al Estudiantes y liquidó todavía con más solvencia la semifinal ante el equipo canario.

Propulsado por su batería de exteriores, con Pau Ribas implacable en su defensa sobre Toolson y a la vez certero en los triples, y con San Miguel a la batuta, el Valencia marcó el paso desde el primer minuto. Rafa Martínez aportó también sus puntos y dejó sin apenas incidencia el flojo partido de Kelati. Fue el dúo interior formado por Faverani y Doellman el que más dañó la defensa del Gran Canaria, demasiado permeable, azotada por los triples, 10 de 20, cuando quiso cerrar por dentro.

Valencia, 83 - Gran Canaria, 72

Valencia Basket: San Miguel (3), Ribas (16), Kelati (2), Doellman (21) y Lishchuk (9) —quinteto inicial—; Markovic (7), Rafa Martínez (10), Pietrus, Faverani (15) y Dubljevic.

Herbalife Gran Canaria: Bellas (3), Toolson (17), Newley (16), Nelson (11) y Rey (5) —quinteto inicial—; Scheyer (5), Beirán (2), Báez (6), Tavares (2), Alvarado y Slokar (5).

Árbitros: Martín Bertran, Conde y Cortés. Eliminado por cinco faltas personales Lishchuk (m. 34).

14.200 espectadores en el pabellón Buesa Arena de Vitoria.

El Gran Canaria fue un equipo a la deriva durante toda la primera parte. Se fue al descanso con siete míseras canastas tras haber desperdiciado 21 lanzamientos. Xavi Rey, su héroe el día anterior, en el partido con el que su equipo por fin consiguió superar el maldito escollo de los cuartos de final contra el que se había estrellado siete veces, pasó muy desapercibido, ahogado por el marcaje de Lishchuk y Faverani.

A las escasas oportunidades que tuvo el juego interior canario, se añadió su absoluta ceguera en los triples. Falló la media docena que lanzó en la primera y uno de sus jugadores más resolutivos, Nelson Spencer, se quedó igualmente seco en ese periodo. La progresión del Valencia fue lineal, sin apenas tirones, pero casi sin pausa, excepto un breve periodo en el que bajó su ventaja de 18 a ocho puntos (51-43). Un par de canastas de Doellman, con el que tampoco pudo Báez, y un triple de Ribas solventaron una contienda sin ningún suspense, siempre en manos del Valencia.

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Sobre la firma

R. ÁLVAREZ
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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