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A octavos con honores

El Levante derrota al Olympiacos también en Atenas y se medirá en la próxima ronda al verdugo del Atlético

Martins, Ríos e Iborra celebran el gol del primero.
Martins, Ríos e Iborra celebran el gol del primero. j. KOLESIDIS (REUTERS)

El Levante refrendó en Atenas la superioridad mostrada la semana pasada en Valencia, ante un Olympiacos actualmente con más nombre que hechos. El conjunto de Michel no fue rival para un Levante práctico que no da la sensación de que ser un debutante en Europa. Una vez más, el conjunto de Juan Ignacio Martínez se mostró solvente ante un teórico rival con empaque y no se impresionó con el apasionado ambiente griego. Al inicio del encuentro, Martins logró adelantar al Levante en el marcador para apuntalar una clasificación que ya se daba por descontada con el 3-0 de la ida. El conjunto de JIM adormeció el encuentro para que no sucediera nada. Para clasificarse con holgura a los octavos, donde aguarda el Rubin, verdugo del Atlético.

OLYMPIACOS, 0; LEVANTE, 1

Olympiacos: Carroll; Maniatis, Pablo Contreras, Siovas, Lykogiannis (Holebas, m. 46); Machado, Fejsa, Greco (Fetfazidis, m. 46); Vlachodimos, Mitroglou (Ibagaza, m. 76) y Djebour. No utilizados: Megyeri; Manolas, Drissa, Ibagaza y Pino.

Levante: Keylor Navas; Héctor Rodas, Ballesteros, David Navarro, Juanfran; Iborra, Barkero; Pedro Ríos (Valdo, m. 67), Michel 8Dudka, m.85), Rubén; y Martins (Acquafresca, m. 82). No utilizados: Munúa; Karabelas, Pedro López y Juanlu.

Goles: 0-1. M. 7. Martins.

Árbitro: Matej Jug (Eslovenia). Amonestó a Greco, Maniatis, Carroll, Ballesteros, Martins, Holebas y Vlachodimos.

Unos 30.000 espectadores en el estadio Georgios Karaiskakis

El Levante es un club humilde con 104 años que saborea un éxito hasta hace poco impensado. Con una plantilla concebida para sobrevivir en Primera, se encuentra disfrutando en Europa, jugando con orgullo y una dignidad admirable, sin levantar los pies del suelo, con la máxima ilusión. En el terreno de juego, el Levante sabe lo que quiere y lo aplica a la perfección. El destacadísimo líder del campeonato griego no fue rival.

De salida, no se amedrentó el Levante en la caldera del estadio ateniense. Al primer minuto de juego, avisó Barkero con un remate que golpeó en el travesaño. Dejaban claro los de JIM que no querían vivir de rentas. A los siete minutos, la eliminatoria quedaba sentenciada. Barkero lanzaba un córner y Martins cabeceaba sin oposición alguna para atemperar los ánimos de la caliente afición griega que no calló ni con el resultado adverso ni con la intensa lluvia que caía.

El Levante se reconoce a si mismo. Ordenado y prudente, el equipo de JIM resulta difícil que pierda la concentración y el ánimo. Tiene una idea de juego aparentemente simple, pero le cunde como a nadie. Resulta transparente y, sin embargo, efectivo. A su fútbol no le sobran adornos. Se repliega con numerosos efectivos y se despliega en ataque con lo justo y necesario. El balón en largo a Martins es el recurso básico y primordial. El nigeriano se basta y sobra para crear problemas a cualquier defensa. Martins pudo marcar al quedarse solo ante Carroll, pero disparó fuera. Antes del descanso, el meta del conjunto griego le derribó dentro del área sin que tuviera castigo alguno. Los jugadores no se extendieron en reclamaciones al árbitro. La eliminatoria estaba en sus manos. Con profesionalidad y paciencia aguardaron hasta que el pitido final certificase que sigue en Europa con todos los honores.

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