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El cemento, pendiente de la rodilla

Nadal, que aún juega con dolor, decidirá si compite en Indian Wells cuando acabe su participación en la arcilla de Acapulco

Juan José Mateo
Rafael Nadal, durante un entrenamiento en México.
Rafael Nadal, durante un entrenamiento en México.Foto:Jorge Reyeswww.afidmex.com (EL PAÍS)

Un impulso o un freno. Eso es para Rafael Nadal el torneo mexicano de Acapulco. El número cinco, que venció en su estreno a Diego Schwartzman (6-2 y 6-2) en la cita de categoría 500, disputada sobre arcilla, doblegó en segunda ronda al argentino Alund (6-0 y 6-4) y se medirá en cuartos al también argentino Leonardo Mayer. Ahogado en humedad, el mallorquín se entrena con la rodilla izquierda protegida por un vendaje de compresión. Finalista en Viña del Mar (Chile) y campeón en el Abierto de Brasil, los dos torneos que ha disputado tras siete meses de baja por una rotura parcial de ligamento rotuliano y una hoffitis en la rodilla izquierda, Nadal decidirá cuando acabe su participación en el torneo si asalta la gira de cemento estadounidense, donde tiene que competir los masters 1000 de Indian Wells y Miami. Según fuentes de su equipo, “su intención es jugar”. “Decidirá en Nueva York”, explican, en referencia a la exhibición que ofrecerá el lunes en el mítico Madison Square Garden, tres días antes del inicio del torneo californiano. Sin embargo, todo depende de si le duele o no la rodilla... Y hoy por hoy, le duele.

Su nivel tenístico es bueno. Sabíamos que sería complicado Toni Nadal

“En Chile y Brasil le vi más o menos bien”, explica por teléfono Toni Nadal, su tío y entrenador, al que ha sustituido Francis Roig en México. “Todavía se le notaba que la rodilla ni iba del todo bien. Es un tema de movilidad, porque de juego está bien. Todavía no está al ciento por ciento y se nota”, continúa. “Su nivel tenístico es bastante bueno, pero jugar a un altísimo nivel sin una movilidad perfecta es complicado”, añade. “Le falta fuerza para impulsar [en los tiros defensivos, como su tradicional y agresiva pelota alta]”, prosigue el técnico. “Está acostumbrado a una gran movilidad que ahora falta, y parece que será así hasta que esté al ciento por ciento, bastante tiempo. Vamos por el camino que se nos marcó: se nos dijo que seguiría teniendo dolor hasta finales de febrero y es lo que está pasando”, recuerda. “Si vamos bien [con la rodilla] iremos [a Indian Wells y Miami]. Si no está al ciento por ciento... teóricamente, todavía tiene que dolerle una temporada. Sabíamos que iba a ser un periodo largo y complicado, y en eso estamos”.

Nadal se enfrenta a un Himalaya. Por encima de las dificultades de la pista rápida, sabe que defiende el grueso de los puntos de su ránking (4.590 de 5.755) en la gira de tierra de la primavera. Conoce que ese tramo del curso es el más importante de un año al que ha dado rango de periodo de transición con vistas a 2014. Vive en México valorando su rodilla y sus opciones competitivas.

Esto son los números y las razones que estudia Nadal. La tierra es la superficie más benevolente con las articulaciones: ahí ha amasado 37 de sus 51 trofeos. El cemento, para cualquier tenista, es la más dañina: Nadal no celebra un triunfo en pista rápida desde el otoño de 2010 (Tokio) y jugó su último partido sobre cemento en Miami 2012, donde no se presentó a las semifinales, precisamente porque le dolía la rodilla. Ese problema le acompaña un año después.

Pasa en México. Ocurre mientras el titán de la arcilla pierde kilos empapando sus camisetas. Esto ya no es como Viña del Mar, una cita de categoría 250, llena de jornaleros de la raqueta. Esto no es como el Abierto de Brasil, también en el escalón más bajo de la ATP, donde abundan los nombres de los desconocidos. Esto ya es un 500, el piso intermedio del ático del tenis, y Nadal sabe que a su raqueta y su rodilla pueden esperarles las primeras grandes pruebas: si avanza, un top 10 (David Ferrer, el número cuatro, que ganó 6-0 y 6-3 al croata Velc) o un superespecialista (Nicolás Almagro, que tumbó 6-0 y 6-1 al mexicano Ramírez).

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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