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La frustración de un portero explosivo

Weidenfeller, decisivo en el Dortmund bajo palos y sancionado en 2007 por insultar a un rival, nunca ha sido llamado para la selección por sus tirantes enfrentamientos con Löw

Ladislao J. Moñino
Weidenfeller celebra un triunfo del Dortmund.
Weidenfeller celebra un triunfo del Dortmund.Marius Becker (DPA)

A los 32 años y después de haber pasado por todas las categorías de la selección alemana, a Román Weidenfeller, el robusto y reactivo portero del Borussia Dortmund, le cuesta digerir que el seleccionador, Joachim Löw, nunca se haya acordado de él. Este le elogia y dice que le tiene en su lista, pero nunca acaba por concretar su llamada pese a que las estadísticas y muchas voces de peso en el fútbol alemán le reconocen como uno de los mejores porteros alemanes de los últimos años. Fue fundamental en las dos Bundesligas consecutivas conquistadas por su equipo y en su presencia en las semifinales de la Champions.“No sé qué tiene que hacer para ir a la selección. ¿Parar un tren?”, manifestó Jupp Heynckes tras un soberbio partido de Weidenfeller en el Allianz Area. “Es cierto que tiene 32 años y que Löw cuenta con porteros jóvenes, pero viendo sus actuaciones no se puede entender que no esté en la selección”, le ha defendido Oliver Kahn en televisión.

“Deberé hacerme otro corte de pelo o ser más delicado”, ironizó sobre Löw cuando este prefirió como suplente de Neuer al novato Zieler

“Es un portero muy rápido de movimientos. Debajo de los palos es muy bueno y en las salidas por arriba impone porque es muy grande \[1,88m\]. Quizá su punto débil sean los balones rasos y pegados al palo, ahí es más lento”, le describe Joselu, el delantero excanterano del Madrid que milita en el Hoffenheim. “No le conocía antes de llegar aquí y me sorprendió por sus paradas y su presencia, sientes que le habla a sus compañeros, que dirige y que gana puntos con sus paradas”, advierte el lateral Carvajal, otro exmadridista, que juega en el Bayer Leverkusen. “Me gusta, es completo y muy potente bajo palos”, añade el exatlético Domínguez, del Borussia Mönchengladbach.

Si Löw tiene algún debate espinoso abierto este es sin duda el de su rechazo continuado a convocar a Weidenfeller. Incuestionable Neuer como primer portero, sus preferencias para el banquillo han sido Wise (Bremen), Adler (Hamburgo), Zieler (Hannover 96) o Ter Stegen (M’Gladbach). “Deberé hacerme otro corte de pelo o ser más delicado”, ironizó el meta borusser en 2011 tras conocer que Löw había preferido a Zieler, con solo 18 partidos en la Bundesliga, antes que a él.

Weidenfeller, llegado a Dortmund en 2002 como sustituto de Lehmann, no escapa a la bravuconería dialéctica que suele acompañar a los grandes porteros alemanes. La homofobia ya ocupó un capítulo muy sonado en su carrera. En 2007, la federación alemana le sancionó con tres partidos y 10.000 euros por insultar a Asamoah en un derbi con el Schalke. “Negro marica” o “negro de mierda”, nunca quedó claro el contenido del improperio porque los directivos del fútbol alemán no quisieron hacer pública la lectura de labios por un experto a la que fueron sometidas las imágenes.

“Es rápido e impone por arriba, quizás sea más lento en los balones rasos y ajustados”, dice Joselu

Las explicaciones sobre el fuerte distanciamiento entre el seleccionador y el cancerbero van desde lo personal a lo técnico. “Yo no soy de los que agacha la cabeza y estoy callado, y eso es catalogado por algunos como ser difícil”, se define Weidenfeller.

Los argumentos deportivos que se dan desde el cuerpo técnico de la selección tampoco convencen a Weidenfeller. Andreas Köpke, el preparador de porteros, explicó que Wise, Adler o Stegen respondían al canon del guardameta moderno que domina el oficio de parar y jugar con los pies. El razonamiento del ayudante de Löw también irrita sobremanera a Weindefeller, que no se siente portero solo bajo palos: “Con un potero ciego y que no acompaña al juego de su equipo con el balón, el Dortmund no estaría en las semifinales de la Champions”.

La llegada de Klopp no solo contuvo algo la lengua viperina de Weidenfeller, sino que también supuso una evolución hacia un portero más dispuesto a jugar lejos del área o a mejorar su juego de pies. Sus saques en largo son precisos. El Madrid lo sabe bien. El segundo gol que encajó en el Bernabéu nació de una prolongación de cabeza a una patada en largo suya. Con todo, sus paradas son su mejor carta de presentación. Soterrada por la polémica arbitral y la descarga emocional que supuso el desenlace final del partido de vuelta con el Málaga quedó su decisiva actuación. Será difícil que Joaquín y los aficionados del Málaga olviden el cabezazo picado que le detuvo rectificando y tirando de su poderoso antebrazo.

“No sé ni cómo lo saqué”, explicaría luego en la zona mixta Weidenfeller. Esa intervención radiografió sus mejores virtudes: colocación, reacción, potencia de piernas y fortaleza de brazos. Y ese segundo plano es una constante para un portero que juega en un equipo en el que su propio técnico, Lewandowski, Reus, Götze, Gundogan y Hummels acaparan los grandes focos.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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