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Una remontada de fútbol y espíritu

El Madrid, que apela a su memoria épica, no solo tendrá que cambiar su actitud de Dortmund para despachar al Borussia, sino mejorar notablemente su juego y tener mayor consistencia táctica

José Sámano
Mourinho dirige el entrenamiento de ayer.
Mourinho dirige el entrenamiento de ayer.SUSANA VERA (REUTERS)

A vueltas con Juanito como símbolo máximo de la fe madridista, se olvida estos días que el malagueño no solo tenía casta y remangue, sino que era un futbolista excepcional. Juanito era fútbol y ni siquiera en situaciones extremas le daba la espalda. Solo agregaba un plus racial, a coro con sus compañeros, que no eran precisamente unos piernas. Tampoco los hay, por supuesto, en la fabulosa plantilla actual, pero ante el himalaya del Dortmund el discurso más acentuado tiene que ver con la “actitud”, la “agresividad mental”, “las faltas a tal o cual jugador” o la “intensidad”. “He leído que el partido del sábado [contra el Atlético] fue aburrido, para mí fue un ejemplo de un equipo compacto, unido, agresivo y el equipo trabajando para un objetivo”, afirmó ayer José Mourinho, que llegó a decir que en Alemania sus chicos jugaron como si de un amistoso se tratase. Si hubo razones para ello que se escapan, no las aclaró quien se supone que debe mantener en máxima alerta al grupo. Quien se ha distinguido en su carrera por ser un motivador de primera.

Al frente, Cristiano, un competidor feroz, autor de 12 goles en el torneo este curso

En público, de fútbol, ni palabra. Ni tras la derrota en Alemania (4-1) ni en las horas previas al órdago de hoy (20.45, La 1) en el Bernabéu. Quizá porque desde ese aspecto el equipo de Jürgen Klopp ha sido mejor en los tres duelos del curso. O quizá porque este Madrid está más perfilado para lo grueso que para lo fino, es más proclive a la combustión que a la táctica. Fue precisamente la pelota lo que el Madrid perdió de vista en Dortmund y sobre la que hoy tendrá que proponer una gran remontada. Recursos tiene para ello, pese a su extrema aventura. Al abrigo de su hinchada, el valor, la casta y todo el repertorio genital se le supone.

EL PAÍS

Al Madrid le convendrá un partido bizarro, no necesariamente marcial, por mucho que el juicio corra a cargo del inolvidable Howard Webb (final de Sudáfrica 2010). El conjunto blanco deberá apelar al talento, el corazón y la cabeza. Una actuación gremial en favor de sus exquisitas individualidades, que son muchas. Al frente, Cristiano Ronaldo, un competidor feroz del que, pese a sus molestias físicas, Mourinho dijo que se encuentra bien. Un notición para el Madrid, porque no se atisba mejor gancho para la épica que CR, autor de 12 goles en 11 encuentros de la Liga de Campeones.

Con Ronaldo al ataque, es previsible que el Madrid se reforme en defensa para disuadir el efecto Lewandowski. En la ida, Pepe no le esposó como se esperaba y es previsible que Sergio Ramos vuelva a ser central junto a Varane y sea Essien quien ocupe el lateral derecho. Con Ramos de central el Madrid también se garantiza un socio para Xabi Alonso a la hora de dar salida al juego. Klopp, que ha vuelto a proclamar que su equipo será valiente, siempre ha enredado al tolosarra, lo que ha hecho padecer al conjunto madridista. En el primer asalto, ausente Di María, Modric y Özil no lograron auxiliar a Alonso. Recuperado el argentino, el Madrid podrá recurrir a su formato más habitual, el que le predispone para coger vuelo a toda pastilla. Otra cosa es que el Borussia le dé pista, lo que no ha hecho en los choques precedentes. Hasta la fecha, siempre le ha quitado paisaje a su adversario. Comedido en la sala de espera, el mejor Dortmund irrumpe cuando logra enganchar con Götze y Reus, que le dan otra marcha y tienen al poderoso Lewandowski en su diana.

La defensa será reformada para disuadir el ‘efecto Lewandowski’

Detalles que de momento no ha sabido contrarrestar la pizarra de Mourinho. La Champions le concede una tercera oportunidad, la definitiva. Al Madrid ya no le vale solo con ganar por primera vez esta temporada a su oponente alemán, tendrá que hacerlo con la mayor goleada que ha requerido Mourinho desde que llegó a Chamartín. Esta vez, no le basta con la calculadora y el freno de mano. Habrá que medir al técnico y a sus jugadores en una situación inédita en estos tres años. Como tantas veces a lo largo de su historia, el Madrid busca una gesta. Así ha construido su leyenda. Con Juanito y otros muchos, pero con el fútbol por bandera y todos a una.

“El partido más importante de este club en los últimos 10 años”, subrayó Mourinho. En buena medida, de él depende que sea el penúltimo y la mitología local le reserve el sillón que aún no ha merecido. En Madrid, el fútbol tiene el listón muy alto.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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