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“Un mundo sin opiniones sería muy aburrido”

La rusa, icono competitivo y comercial, puede lograr el número uno en el torneo de la capital

J. J. M.
Maria Sharapova, tras la entrevista.
Maria Sharapova, tras la entrevista.alejandro ruesga

Maria Sharapova (26 años, Niagan, Rusia) es la tenista más guapa del mundo. El tópico oculta a la competidora voraz, a la empresaria inteligente y a la jugadora capaz de superar las decepciones más dolorosas. La rusa está en España, donde juega el Mutua Madrid Open (hasta el 12 de mayo), con un objetivo: recuperará el número uno si mejora en una ronda la actuación de la estadounidense Serena Williams o gana el torneo. Para llegar a tan privilegiada posición, Shazza ha vivido una infancia llena de soledades —a los siete años dejó atrás a su madre para mudarse a EEUU con su padre— y una carrera rebosante de aristas. La tenista que se sienta en un sofá blanco para atender a EL PAÍS ha superado dificultades que la separan de la edulcorada imagen que transmiten de ella los ejecutivos del márketing. Al ganar Roland Garros en 2012, completó el Grand Slam, la conquista de los cuatro grandes; superó sus complejos (“me siento como una vaca sobre hielo”, dijo de su tenis en arcilla); y culminó con la plata olímpica su vuelta a las pistas tras una lesión de hombro que la hundió hasta el número 126 mundial.

Pregunta. Agallas. Inteligencia. Belleza. ¿Cuál de esas tres cosas la definen mejor?

Respuesta. Sin duda, lo primero, las agallas. Soy una persona muy competitiva. Eso es lo que me ha hecho una atleta de éxito. Esas agallas son las que me han traído el resto de cosas que tengo en mi vida, en mi carrera. Soy muy competitiva en la pista y muy relajada fuera de ella, me dejo llevar.

P. ¿También en los negocios? Ha lanzado su propia línea de golosinas y solo su contrato con una marca deportiva le reporta 80 millones de dólares (61 millones de euros).

R. No, ahí soy muy competitiva. Utilizo las cualidades que tengo en la pista para mis proyectos empresariales.

P. Penó una lesión de hombro que retiró a otros. Preguntó a compañeros que la habían sufrido y ninguno le dio esperanzas. ¿Cómo vivió esos meses sin competir?

Sharapova, durante la entrevista.
Sharapova, durante la entrevista.alejandro ruesga

R. Fueron tiempos duros. Antes de la lesión, ya había tenido mucho éxito. Aunque entonces solo tenía 21 años, más de 20 meses es mucho tiempo para estar alejada de las pistas. Cirugía de hombro. Muchos éxitos previos. Una junta todo eso y se da cuenta de que es afortunada, y también de que tiene muchas excusas para no continuar. Excusas para decir: “Fin. Acabado. He conseguido muchas cosas ya, tengo suficientes para el resto de mi vida”.

P. ¿Por qué no puso punto y final? ¿Qué ocurrió?

R. Que no pensé ni un solo momento en dejarlo. Amo este deporte. Sabía que tenía dentro muchos más años de juego. La pasión para jugar. Esos días difíciles me hicieron darme cuenta de una cosa: de lo que realmente amo en mi vida.

P. En Madrid puede volver al número uno. Serena Williams, que le ha ganado los últimos 11 partidos, todos desde 2004, ocupa ahora el trono ¿Qué tiene ella que a usted le falte?

R. La fuerza física. También hay un hecho claro: ella es capaz de coger la línea y, con consistencia, disparar un tiro que es 30 kilómetros por hora más rápido que el del resto de chicas. Eso le da mucha confianza y le aúpa a través de partidos que duran dos o tres horas. En el tenis femenino es un plus muy positivo.

P. Suele contar que le tiene miedo al dentista. ¿Da más miedo el dentista o Serena Williams gritando al otro lado de la red?

Sharapova, durante la entrevista.
Sharapova, durante la entrevista.alejandro ruesga

R. La primera vez que jugué con ella pensé: “Guau, esta chica es muy fuerte físicamente”. Cuatro meses después le gané en la final de Wimbledon (2004). Eso quiere decir que me llevó poco tiempo darle la vuelta en mi mente a la impresión que me había causado aquella primera vez. Descubrir a una jugadora como ella, que es un reto, solo te hace salir a la pista y entrenarte más fuerte. Jugadoras que son un reto solo te hacen mejor tenista.

P. ¿Qué significaría para usted volver al número uno?

R. Honestamente, ya he ocupado ese puesto varias veces. Mis metas han cambiado. Cuando eres una tenista júnior, el sueño es ser la número uno de los júniors. Cuando te conviertes en profesional, serlo de los profesionales. Ahora tengo 26 años. Me han pasado muchas cosas. Ya no soy una júnior. Ahora mismo importa el gran esquema [ganar títulos grandes]. Si soy la número uno, genial, pero eso no depende de mí solo. También depende de otras personas, no está en mis manos. No me gusta centrarme en cosas que están fuera de mi control.

P. Su currículo es envidiable. ¿Le decepciona que quien no siga el tenis solo se quede con la cara que aparece en los anuncios?

R. No. He hecho un gran trabajo encontrando el equilibrio en mi carrera. Me gusta ser la tenista que lucha en la pista y busca cumplir sus metas. Sin embargo, al final del día, eso no es la vida. Lo será durante unos años más, pero después de eso se abre un capítulo completamente diferente. Las opiniones de la prensa siempre han sido parte de lo que he hecho. Las aprecio. Sin ellas, no habría un conocimiento global de lo que hago yo y del tenis en su conjunto. Nunca me ha molestado, ni lo hace. Cuando leo cosas así, simplemente paso la página. Un mundo sin opiniones sería muy aburrido.

P. Quizás ser madre esté entre sus planes de futuro.

R. Sí.

P. Ahora que sabe cuánto cuesta llegar a lo más alto, ¿llevaría a sus hijos por el mismo camino que le llevaron sus padres a usted?

R. No lo sé. Para mis padres hubo una cosa acerca de mí que funcionó como un despertador: había mucha gente a mi alrededor que pensaba que tenía talento, algo especial. Ninguno de los dos sabía mucho de tenis. Apostaron. Se sacrificaron: tenían una vida normal y podían haberla mantenido. No tuvieron ego. Pudieron vivir una vida normal en Rusia, pero decidieron cambiarla radicalmente y ayudarme a convertirme en una figura del deporte. Eso es muy poco egoísta. Si pudiera darle eso a mis niños, seguramente solo sería un porcentaje muy pequeño de lo que mis padres fueron para mí: tenis u otra cosa… es difícil decir qué será lo que ellos elijan.

P. ¿Cuál es el mejor consejo que le ha dado su padre?

R. El tenis no es un esprint, es un maratón.

P. Si tuviera que compararse, ¿a quién se parece más su estilo? ¿Nadal o Federer?

R. ¡Necesitaría que me crecieran unos cuantos músculos antes de que usted pudiera considerarme un Nadal! En estilo de juego estoy tan lejos de él como la Tierra de Plutón.

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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