El prototipo de Verdasco

Bajo el sol de la primavera, Fernando Verdasco tensa los músculos para la diabólica danza en la que ha convertido sus partidos. Atado a un loco tiovivo, gana 7-6 y 6-2 al belga Goffin empuñando una raqueta negra que no se comercializa. “Había dudas con la que usaba”, dicen quienes le conocen bien. “Los resultados no llegan. Necesita un cambio. Lo ha buscado con eso, alterando los elementos internos del marco”.

A los 29 años, Verdasco pena de ambas rodillas, sufre en la comparación con el competidor que le dio a España el punto definitivo en la final de la Davis 2008, que alcanzó las semifinales del Abierto de Australia 2009 y que llegó a ser el número siete. Hoy es el 45. Está fuera del top-40 por primera vez desde 2007. Ha ganado cuatro partidos en nueve torneos en 2013.

Un año después del polémico estreno de la tierra azul, el torneo vuelve al rojo

“En los momentos duros llegan los nervios”, explica. “Hay que luchar contracorriente. Jugar en Madrid me ha hecho entrenarme con un punto más. Aquí, con altura, que a veces dificulta jugar, pruebo esta raqueta”, añade. “Me cuesta encontrar una con la que sentirme cómodo. Es un tema de flexibilidad en el marco. Está pintada de negro porque es un prototipo, no tiene la pintura hecha”.

La pesada armadura de Verdasco es la mejor prueba para las pistas de Madrid. El madrileño se desliza sobre la arcilla y levanta chispas de tierra, pero sus zapatillas no abren heridas sangrantes en el albero. Un año después del polémico estreno de la tierra azul, el torneo ha vuelto al rojo. No es el único cambio. Las pistas, dicen en el vestuario, tienen la uniformidad y la consistencia de la que antes carecían. “Creo que toda la controversia de 2012 le abrió los ojos a la organización. Ahora tenemos una pista apropiada”, resume Federer.

“Hemos levantado todas las pistas”, explica Alberto Berasategui, que fue finalista de Roland Garros y hoy ejerce de puente entre organización y tenistas. “El agua de los lagos se colaba por debajo. Tuvimos que acondicionar el nivel freático del suelo. Han tenido que subir las pistas un buen trozo \[un metro\] por ese tema. Cada pista lleva su canalización, sus desagües, además de 6.000 clavitos en las líneas, uno a uno a mano”, añade. “No pica mal ni una pelota. Se ha gastado un porrón de dinero: un millón de euros para 14 pistas fuera y tres dentro”.

Pasa en Madrid. Frente al ruido de 2012, en 2013 solo se habla de tenis. Un ejemplo. Mientras sopla el viento, Àlex Corretja, el seleccionador, analiza el juego del ucranio Stakhovsky (derrota por 7-6, 4-6 y 6-4 ante el colombiano Giraldo), que será uno de los rivales de España por una plaza en el Grupo Mundial de la Davis (13-15 de septiembre). Esto es un masters 1000, y nada se deja a la suerte: ni la pista, ni las raquetas nuevas, ni el estudio de los rivales.

Un padre de armas tomar

“Le ha roto la nariz al sparring, de un cabezazo, y le han detenido en el hotel”. Así le explicaba a este diario un alto directivo del Mutua Madrid Open la ausencia en el torneo del padre de Bernard Tomic, que le habría partido la nariz al sparring francés de su hijo, uno de los mejores talentos jóvenes del tenis, siempre rodeado por la polémica. La ATP, organismo regidor del tenis, confirmó que estaba recabando información sobre el incidente. Mientras, el joven tenista de 20 años, que es el número 49 mundial y llegó a ser el 27, se inclinaba 3-6 y 2-6 ante el checo Radek Stepanek.

"El juicio rápido que sentaba hoy en el banquillo a Ivica [John] Tomic, padre del tenista Bernard Tomic, no se ha celebrado finalmente al no contar con la imprescindible conformidad del acusado en los hechos objeto de procedimiento", explicaron desde los juzgados. "Así las cosas, el juicio se celebrará el próximo 14 de mayo, a las 11:00 horas, en el Juzgado de lo Penal nº 8 de Madrid por un presunto delito de lesiones".

John, que además del padre es el entrenador de Tomic, empezó a ganarse la vida conduciendo taxis. Hecho a sí mismo, su carácter volcánico es legendario: en 2012, su propio hijo pidió que le echaran del partido que disputaba contra David Ferrer en el Masters 1000 de Miami porque no soportaba sus gritos.

La biografía del chico de oro del tenis, cuartofinalista de Wimbledon en 2011, está llena de aristas. Se ha peleado públicamente con Lleyton Hewitt, que es alguien en el tenis australiano. La policía le marca de cerca porque ya le ha dado el alto varias veces por exceso de velocidad con un llamativo bólido. Cn 16 años, cuando aún no se había hecho un nombre, fue multado con más de 1.500 dólares por la Federación Internacional tras abandonar un partido: su rival, supuestamente, no hacía más que cometer faltas de pie en el saque, y su padre le ordenó que se fuera.

Ahora, en Madrid, firma supuestamente un nuevo capítulo en una carrera llena de curvas.