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Olympiacos, del milagro a la aplastante realidad

El despliegue griego devasta al inoperante CSKA de Ettore Messina

Robert Álvarez
Acie Law del Olympiacos, salta a canasta.
Acie Law del Olympiacos, salta a canasta.Jamie McDonald (Getty Images)

El Olympiacos es un campeón hecho y derecho. Por si alguien lo dudaba, por si alguien suponía que su insólito triunfo en la final de hace un año en Estambul fue un milagro y nada más. La paliza que le propinó en Londres al mismo rival, el CSKA de Moscú, y en similares condiciones de teórica y supuesta inferioridad, resultó abrumadora. Por eso estará de nuevo en la final defendiendo su corona, porque hizo trizas al equipo de Ettore Messina, absolutamente fuera de foco, inerme, con la lengua fuera de principio a final, un alma sin pena en ataque, superado tácticamente y en casi todos los emparejamientos individuales.

Ni Messina logró encontrar un punto de inflexión en todo el partido ni Teodosic pudo afinar su muñeca ni Krstic dijo ni pío dentro de la zona. El CSKA se quedó inesperadamente en la nada, paralizado, incapaz de meterle una marcha más al juego o encontrar algún resquicio por el que revertir una inercia que sumió a su ataque en la miseria, con porcentajes paupérrimos en todas las modalidades: 33% en tiros de dos, 29% en triples y 57% en tiros libres.

El mérito fue de un Olympiacos que dominó el escenario con una solvencia inesperada. Cerró con candado y atacó con solvencia. Spanoulis, Law y Sloukas mecieron cada jugada con muchísimo tacto. La versatilidad de sus pívots, Hines, Antic y Printezis, y el perfecto engranaje urdido por un entrenador novato en estas lides como Giorgios Bartzokas, hicieron el resto. Tomó carrerilla en el primer cuarto y superó un pequeño colapso en el tercero cuando Papaloukas y la defensa del CSKA cerraron el grifo y redujeron de 17 a 11 puntos la diferencia. Eso fue todo. Hines y Antic desatascaron la situación y el Olympiacos amplió el margen hasta los 21 puntos.

CSKA, 52; OLYMPIACOS, 69

CSKA MOSCU: Jackson (7), Teodosic (5), Weems (13), Khryapa (11) y Kaun (7) -cinco inicial-- Papaloukas (-), Micov (3), Vorontsevich (2), Erceg (2) y Krstic (2).

OLYMPIACOS: Law (6), Spanoulis (8), Papanikolau (5), Printezis (6) y Powell (-) -cinco inicial-- Katsivelis (-), Sloukas (5), Perperoglou (8), Hines (13), Antic (13) y Shermadini (5).

PARCIALES: 17-24, 11-16, 8-13, 16-16.

ÁRBITROS: Guerrino Cerebuch (ITA), Borys Ryzhyk (UCR) y Olegs Latisevs (LET). Sin eliminados.

O2 Arena. 9.218 espectadores.

Cada movimiento defensivo del CSKA obtuvo fácil respuesta en la zona de creación griega. Mejor puesto, el Olympiacos ganó enteros a medida que iba dominando facetas esenciales: el rebote, las pérdidas y como regalo inesperado los tiros libres. La ceguera del CSKA de Moscú desde la línea de tiros libres delató el desconcierto que fue calando en sus jugadores. El CSKA llegó al descanso con un porcentaje paupérrimo: 3 de 10. Y el Olympiacos incidió en la herida. No le importó recurrir a las faltas y el CSKA fue 30 veces a la línea de tiros libres, con solo 17 aciertos. Un pecado mortal tan grande como su déficit de 12 rebotes.

Del milagro de Turquía la pasada campaña, cuando el equipo griego logró levantar una desventaja descomunal de 19 puntos en los últimos 12 minutos en una final histórica, se pasó a un triunfo rotundo, un auténtico mazazo para el CSKA.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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