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22 años después, otro pasillo

El Atlético honra la salida del campeón azulgrana al césped al tiempo que la grada del Calderón pita y canta “¡Que viva España!”

Los jugadores del Atletico le hacen el pasillo al FC Barcelona.
Los jugadores del Atletico le hacen el pasillo al FC Barcelona.Paco Campos (EFE)

El 8 de junio de 1991 el Barcelona cerró la temporada de Liga jugando en el Bernabéu contra el Real Madrid. Hacía varias semanas que había ganado la Liga, también ante el televisor, como le sucedió el sábado viendo al Espanyol empatar ante el Madrid en Cornellà. Entonces fue la derrota del Atlético de Madrid en Atotxa, que sucumbió a un remate de Aldridge y perdió contra la Real Sociedad, lo que le permitió cantar el alirón cuatro jornadas antes de concluir el curso. Con señorío, los jugadores del Madrid que dirigía Radomir Antic honraron con un pasillo la salida al campo de los campeones, en la primera Liga de la era Cruyff. Ayer, 22 años después, al sur de suroeste de la capital, en la ribera del Manzanares, los jugadores colchoneros hicieron lo mismo.

Entonces, aquel día de 1991 en el Bernabéu, en el majestuoso feudo de la Castellana, Zubizarreta vestía de verde, salió el primero al césped, pidiendo paso a los fotógrafos, y le paró un penalti a Butragueño; ayer, el de Aretxabaleta, convertido en director deportivo, aplaudía desde el palco. Y en el banquillo, donde estaba Cruyff, está ahora Vilanova, el hombre que escogió el que fuera portero del Dream team para ocupar el vació que dejó Guardiola al abandonar el cargo. Han pasado 22 años y 11 Ligas. Cuatro de ellas se ganaron con Cruyff, dos con Van Gaal, dos más con Rijkaard, tres con Guardiola y ayer Tito logró su primer título. El Barcelona, que sigue girando sobre la misma idea, camina sobre un pasillo en Madrid desde aquel 8 de junio de 1991.

Xavi festeja su título número 24, lo que le convierten en el español más laureado

Entonces, Messi vivía en Rosario, no había cumplido aún cinco años y sus padres ni se imaginaban que un día aquella pulga sería capaz de marcar 50 goles en la Liga española. Ayer, en el Calderón, volvió a ser titular 19 días después de la última vez, en Múnich, y se retiró. Se supone que lesionado, poco después de cumplirse la hora de partido, dejando al equipo con uno menos. Messi no le marcó al Atlético (lleva 17 contra este equipo) ni a Courtois (hasta ayer, seis goles en tres partidos). Por supuesto, nadie en este país, el día que el Madrid le hizo el pasillo al Barcelona aquella tarde en Chamartín, se imaginaba que España podía ganar un Mundial y ayer, en el Manzanares, había nueve protagonistas, todos vestidos de azulgrana: tres en el campo —Piqué, Fábregas e Iniesta—; cuatro en el banco —Xavi, Villa Busquets y Pedro—; y dos más, lesionados, en el palco: Puyol y Víctor Valdés.

Especial fue para Xavi Hernández, que vivió desde la banda el pasillo, uno bien similar al que hace 22 años celebró con la primera Liga del Dream team, cuando solo contaba con 11 años. Entonces vio aquel homenaje del Bernabéu por televisión. Pero ayer, a los 33 años, lo festejó a orillas del Manzanares. Su séptima Liga, todo un récord en el club, también el título número 24 de su carrera, que le convierten en el futbolista español más laureado de la historia.

En el Calderón se escuchó campeones cuando el Barcelona salió a calentar, pero flojito, porque apenas había 200 aficionados del Barcelona en las gradas. Por el contrario, bramó el frente cuando los futbolistas de la sección de balonmano ofrecieron a la hinchada la Copa del Rey y durante el partido volvió a cantar lo de campeones, cuando se exhibió la pancarta de reconocimiento a los chicos de Talant Dujshebaev.

Ayer, cuando el animador del campo anunció por megafonía la más sincera enhorabuena en nombre del club para el Campeón de Liga, y los jugadores del Atlético se ordenaron en un pasillo para recibir a sus compañeros, la grada recibió con pitos al Barça y justo cuando Iniesta, al frente los jugadores azulgrana, enfiló por el simbólico pasillo, desde el gol sur del estadio se coreó a pulmón el clásico “¡Que viva España!” de Manolo Escobar, un señor muy culé.

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