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“Me ha hecho sufrir muchísimo”

Por primera vez, Nadal cede el set inaugural en un grande y luego remonta ante Brands “Tras una pelota medianamente corta, venía una bomba. Te quedas asustado”, comenta Toni

Juan José Mateo
Nadal se estira para devolver una pelota ante Brands.
Nadal se estira para devolver una pelota ante Brands. Christophe Ena (AP)

“Ansioso”. “Nervioso”. “Sufriendo muchísimo”. “Asustado”. Las palabras que pronuncian Rafael Nadal y su equipo tras remontar en primera ronda de Roland Garros (4-6, 7-6, 6-4 y 6-3 ante el alemán Brands) no describen solo lo que le cuesta llegar hasta la victoria, también cuentan la historia de un baile agarrado con un puñado de fantasmas.

El mallorquín pierde el set inaugural de su primer partido en un grande por primera vez en toda su carrera en los torneos del Grand Slam. Llega al tie-break del segundo parcial y enseguida se queda atrás (0-3). Se oscurece el cielo. La grada se llena de murmullos. Por la pista, asaltada por los hirientes derechazos de Brands, revolotean recuerdos de pesadilla: Santana convirtiéndose en el primer campeón en perder a la primera el año de la defensa de su título de Wimbledon (1967); el desconocido Verkerk, otro pegador, tumbando favoritos hasta llegar a la final del templo de la arcilla (2003); Albert Costa sufriendo aquel año de remontada en remontada para intentar retener, sin éxito, su título parisino. Nadal duda. Brands tiembla: una dejada fallada por el alemán en el tie-break de la segunda manga (para un 4-2 que acaba siendo 3-3) lanza la remontada del mallorquín, que se lleva el duelo en 2h54m.

Intenté pegar desde la primera bola para romperle el ritmo”, explica el alemán

“A la que Rafael le dejaba una pelota medianamente corta, le venía una bomba de Brands. Te quedas asustado”, dice Toni Nadal, tío y técnico del número cuatro, tras un encuentro en el que a veces se levanta del banquillo con el puño apretado (“¡Vamos Rafael!, ¡Força!”, grita) tanta es la tensión, tanto lo que hay en juego. “Cuando tú te encuentras con un rival que saca muy bien, mete un gran porcentaje de primeros (73%), y se juega las bolas muy rápido, es complicado para cualquiera. Hoy [por ayer] no era un tema de ser agresivo o no, sino de salir vivos de la pista. No había opciones de hacer mucha cosa. La pelota venía cada vez muy difícil, muy encima, no había posibilidades (…). No es lo mismo cuando alguien te da ritmo, que vas tirando. Al final, el brazo se te encoge. Es normal”.

Busqué soluciones. Tuve mi mente bajo control todo el tiempo”, analiza el español

Como Soderling en Roland Garros 2009, o como Rosol en Wimbledon 2012, Brands, un tallo (1,96m, el número 59), le roba el tiempo a Nadal. El español no puede preparar ninguna jugada. El duelo no se mide siquiera en segundos, se acelera en dolorosas centésimas. Tiro a tiro, Brands defiende su suerte. Golpe a golpe deja pasmado al mallorquín, que no puede creerse lo que le viene de enfrente: rayos y truenos, palos y más palos con los que derribar al titán de la arcilla. Brands acaba con 51 ganadores y 53 errores no forzados. Eso son las cifras de un francotirador que se niega a entrar en el cuerpo a cuerpo. Los datos de un tenista dispuesto a morir matando: “Intenté pegar desde la primera bola para romperle el ritmo”, dice luego. Sin peloteos a los que agarrarse, Nadal sobrevive desde el talento. Los dos tiros con los que cierra el tie-break, que es la llave con la que abre el duelo, son geniales.

“En el momento adecuado, en el tie-break, golpeé dos tiros fantásticos que probablemente me dieron el partido: una derecha (6-4) y un resto ganador de revés paralelo (set)”, explica luego el heptacampeón, aliviado, distendido y despeinado. “En ningún momento tuve la oportunidad de preparar el punto. Esa fue su táctica y la ejecución fue muy buena”, describe. “Brands estaba completamente decidido a golpear la pelota todo lo fuerte que pudiera. Me puse nervioso. En todo momento busqué soluciones. Tuve mi mente bajo control todo el tiempo. Luché. (…) Él eligió hacer una cosa extrema, que te puede salir o no, y me ha tenido sufriendo muchísimo”. Nadal se cruzará ahora con Klizan. El eslovaco llega habiendo visto dos cosas: cómo se puede encadenar al heptacampeón y cómo éste rompe cualquier cadena. En París, Nadal sigue vivo para luchar otro día.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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