Redding es el hombre

Firmó una carrera perfecta. Y ya van dos. Se había estrenado en Le Mans con su primera victoria en Moto2. Así que, además, son dos triunfos consecutivos. Con esa maestría que exhibió en una pista técnica y compleja Scott Redding, se convirtió, además, en el primer piloto de Gran Bretaña en ganar dos carreras seguidas en la categoría intermedia desde que lo hizo Rod Gould en 1971. Sobra incidir, pues, en que es la gran esperanza británica. Redding es también el líder que necesitaba la categoría, desprovista de protagonistas desde el adiós del campeón, Marc Márquez, y a consecuencia de la irregularidad de Pol Espargaró, el favorito en la primera carrera, la decepción por ahora. Aunque la remontada firmada en Mugello demuestra de qué pasta está hecho el de Granollers, que se dejó la piel para, finalmente, terminar cuarto. A Redding lo acompañaron en el podio dos pilotos que progresan pasito a pasito, dos viejos enemigos que se jugaron el título de 125cc en el 2011: Nico Terol y Johann Zarco.

La carrera arrancó con una excepcional salida de Nakagami, aunque este fracasaría, otra vez, en su intento de subir al podio, como hizo en la primera carrera, en la que fue tercero. Y ya van tres ceros. De modo que, pese a su rapidez, el japonés empieza a despedirse bien pronto de la pelea por el campeonato. Salió como una exhalación, aunque le siguió la pista Redding, que al cabo de tres vueltas ya le había tomado la delantera. Intentó el chico de la pole abrir distancias con ese grupo que integraban, además del japonés, Terol y Zarco, pero no fue posible. El piloto valenciano, muy consistente en esta pista, no se separó más de medio segundo del líder del Mundial y le cazó tras diez vueltas. Aunque aquel, que tenía la carrera perfecta escrita en su cabeza, cual plan de asalto al título, tampoco le perdería la pista al pupilo de Aspar. Ni quiso dejarlos solos Zarco, que no perdió detalle de sus movimientos hasta que llegó al podio.

Terol, que derrapaba a cada frenada, demostró que existen mimbres para buscar la regularidad que le ha faltado en este inicio de Mundial. Hay calidad en ese cuerpo y en esa moto. Bien que se vio en Austin, donde nadie le hizo sombra. Solo que ayer (SIN COMA) el plan lo bordó a la perfección Redding, el más en forma de la parrilla. Su supuesto rival por el título, Pol Espargaró, con muchos problemas de confianza con su moto, aquejado de la falta de agarre de unos neumáticos que cree peores que con los que corría, y ganaba, en el 2012, sufrió muchísimo en tierras italianas.

Como ya le pasó en Jerez o Le Mans (donde terminó por los suelos él solo), el catalán no rodaba tampoco cómodo en Mugello, pero puso todo el coraje posible para compensar las deficiencias de su máquina. Y firmó cinco últimas vueltas en las que se jugó la partida a todo o nada. Se encontraba el piloto del equipo de Sito Pons atrapado en un grupo de diez pilotos que peleaban por la cuarta plaza: desde Kallio hasta Aegerter se sumaban los rivales por pares y todos querían lo mismo: acercarse tanto como fuera posible al podio. Espargaró, que llegó a rodar 14º, y escaló una posición por vuelta en los giros iniciales hasta descansar como noveno clasificado, lanzó su ataque cuando perseguía a Corsi y Simeón –quien poco después chocaría con De Angelis para acabar en la grava–. A dos vueltas para el final adelantó a tres rivales de una tacada: Torres, Kallio y, otra vez, Corsi.

Se la jugó a todo o nada. Y salió casi todo. Terminó cuarto. Y dio gracias. Poco más puede hacer en semejantes condiciones. Mientras tanto, claro, Redding, suma y sigue. Y ya lleva 43 puntos de ventaja con el segundo clasificado: un sorprendente Terol. A escasos cuatro puntos, aunque quinto, y por detrás de su compañero Tito Rabat (al que un susto en la quinta vuelta le dejó finalmente 13º), Espargaró, que sabe que no puede vivir de remontadas. Pero se aferrará a ellas mientras pueda.