La fiebre del oro de LeBron y el enorme reto de Parker, Duncan y Ginóbili

El lío que armó Gregg Popovich en noviembre fue premonitorio. El astuto entrenador intuyó, presintió, le fue revelado, dígase como se prefiera, que la final iba a ser la que es: Miami-San Antonio (empezó esta madrugada con un triunfo de los Spurs por 88-92). Entonces, en plena vorágine de viajes y partidos, Popovich les evitó a cuatro de sus mejores jugadores, Parker, Duncan, Ginóbili y Green, el desplazamiento a Florida para jugar contra los Heat. David Stern montó en cólera por la decisión del técnico y la NBA multó a los Spurs con 192.000 euros por perjudicar el espectáculo y el negocio.

Popovich tenía sus motivos. No quería volver a fallar. Su equipo perdía el tren de la final desde 2007 y especialmente dolorosa fue su decepcionante eliminación ante Oklahoma la pasada temporada. Eso reforzó su idea: conformar una escuadra que, además de ganar, fuera capaz de reservar fuerzas y energías, y a ser posible su máximo rendimiento, para los playoffs. Por lo visto hasta ahora, ha conseguido plenamente su objetivo.

Los Spurs, segundos en el Oeste en la fase regular con 58 victorias, barrieron en los playoffs a los Lakers (4-0), sufrieron ligeramente ante Golden State (4-2) y volvieron a barrer a Memphis (4-0). Esa eficacia ha permitido a los Spurs gozar de 10 días para descansar y prepararse a conciencia para la final. Los Heat, mientras, se las tenían tiesas y se veían obligados a consumir el máximo de siete partidos para desembarazarse de los Pacers.

La final por fin enfrenta a dos equipos que han demostrado su solvencia, aunque por caminos diferentes. Miami ha completado una fase regular excepcional, con 66 victorias, con la segunda mejor racha de la historia con 27 triunfos seguidos, transmitiendo una sensación de superioridad abrumadora, solo disipada en parte por las dificultades que pasó en algún partido de los playoffs ante los Bulls y las tres derrotas que sufrió ante los Pacers.

LeBron James ha reforzado la opinión generalizada de que es el jugador más completo de la NBA. Tras haber ganado su primer anillo con 27 años, uno menos de los 28 que tenía Michael Jordan cuando fue campeón por primera vez con los Bulls, LeBron persevera en su exagerada promesa de cuando llegó a Miami en julio de 2010. “No dos, no tres, no cuatro, no cinco, no seis, no siete…”. No tiene margen de error si quiere acumular tantos anillos. No puede volver a caer. Y se enfrenta ahora a una de las reminiscencias de su pasado. Porque ya jugó una final contra los Spurs. Pertenecía entonces a su equipo de toda la vida hasta 2010, los Cavaliers. Fue en 2007. Tenía 22 años. Y el resultado fue demoledor: 4-0 para los Spurs. LeBron anotó 14 puntos en el primer partido, 24 en el segundo y el tercer y 25 en el cuarto, en el que también repartió 10 asistencias.

Cuestionado al respecto solo horas antes de dar inicio la final, LeBron se comparó a sí mismo con el LeBron de un hace un lustro. “Soy más inteligente, bastante más inteligente. Tengo más experiencia, soy más mayor, más maduro, dentro y fuera de la pista. Y es lo más importante. He madurado como jugador de baloncesto y como hombre y eso ha permitido que brote mi juego. Soy 20, 40, 50 veces mejor jugador que en 2007”.

LeBron explica qué sucedió entonces en la cancha, cómo le frenaron los Spurs: “Me llevaron a la línea lateral con Duncan, Oberto, Bowen y Finley y me invitaron a que lanzara. No me permitían ir al interior de la pintura que era donde hacía más daño entonces. Ahora, si me paran en los pick and rolls, lanzaré desde fuera. Tengo una gran confianza en que meteré los tiros. Ahora tengo más armas a mi alrededor. Entonces enviaban hasta tres jugadores contra mí”.

Los Heat afrontan su tercera final consecutiva. La primera en 2011 la perdieron ante Dallas, la segunda la ganaron ante Oklahoma. Los Spurs mantienen una identidad forjada por su entrenador Gregg Popovich. Con él siempre al frente, no han faltado a la cita con los playoffs desde 1998. Y desde entonces ha ganado sus cuatro títulos (en 1999 con Duncan y David Robinson, y los de 2003, 2005 y 2007 ya con su ‘big three’ actual, el formado por Duncan, Parker y Ginóbili).