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Vuelve el fuego, regresa Guardiola

La presión será máxima para el preparador catalán, admirador de la historia, estructura y organización del Bayern

R. BESA
Pep Guardiola.
Pep Guardiola.olivier morin (afp)

Pep Guardiola tiene prisa por empezar a entrenar al Bayern. Ayer, viajó a Múnich y ha sido presentado después de unos días complicados en Barcelona. Ha dormido y descansado menos que de costumbre desde que regresó de su año sabático en Nueva York y su último almuerzo con Johan Cruyff en el restaurante de Fermí Puig ha provocado mucha controversia en el Barça. Ambos mantienen una relación excelente y en el actual contexto barcelonista ha habido quien interpretó la comida del día 13 como una conspiración contra la directiva que preside Sandro Rosell, contra el equipo que entrena Tito Vilanova y contra el club que tiene como asesor a Carles Rexach.

Escarmentado por su salida como jugador, ha controlado su regreso como técnico

Charly fue segundo entrenador con Cruyff, al igual que Tito con Guardiola y Rosell era el vicepresidente deportivo de Joan Laporta, al que ahora se tiene también como aliado de Guardiola y de Cruyff, a su vez despojado hace tres años de su cargo de presidente de honor nada más llegar Rosell al Camp Nou. Ya se sabe que el barcelonismo funciona a veces como una gran familia mal avenida, ya sea por mediocridad o por el egoísmo. Guardiola respeta a Cruyff porque entiende que sin su ideario el Barça no habría conquistado el mundo y Cruyff considera que su obra no puede tener una mejor continuidad que con Pep. Así que ambos se admiran y no necesariamente tienen que hablar mal del Barcelona.

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Uno y otro le dan vueltas a los clásicos del fútbol como dos románticos. A Cruyff le divierte últimamente el Ajax y a Guardiola le ocupa el Bayern, equipos hegemónicos en los años setenta, representantes de maneras opuestas de entender el juego, duelo que alcanzó la cumbre con la final del Mundial de 1974. Hay un enorme interés por saber cómo responderá un cruyffista radical al reto de entrenar al club de Franz Beckenbauer. Los guiños del fútbol son sorprendentes y Guardiola asoma como intermediario entre dos rivales históricos: Beckenbauer y Cruyff. Un desafío para los futboleros como Guardiola, que soñó con jugar en la Juve y se ruboriza cuando recuerda sus últimos duelos de la Copa de Europa con el Manchester United.

Ocurre que Guardiola acabó en el Brescia y no en el Juventus cuando salió del Barça en 2001. “Me puse en el mercado sin saber dónde iría”, aseveró entonces el exazulgrana en una presentación minoritaria celebrada en la ciudad lombarda. “Ahora, tal vez, cambiaría el proceder, y en vez de aguardar igual me hubiera decidido antes. Puede que me dejara llevar por los sentimientos y la afectividad. Hablé con un entrenador de un equipo importante y me dijo que no me quería; al cabo de unas horas, me llamaban tres representantes diferentes, ofreciéndome el mismo club. Lo más angustioso fue comprobar cómo funcionaba el mercado; hay intermediarios y comisiones”.

Nada más empezar le aguardan un amistoso ante el Barcelona y el Chelsea de Mourinho

Guardiola fue a parar a Brescia y antes de saltar al campo de entrenamiento el entrenador Carletto Mazzone le confesó que no era precisamente uno de sus fichajes prioritarios, sino que era una adquisición de su presidente Luigi Corioni. Mazzone y Guardiola se hicieron al final grandes amigos y el exazulgrana fue designado capitán del Brescia después de ser suspendido por dar positivo de nandrolona en un control antidopaje. No paró hasta ser absuelto por la justicia y se juró que a partir de entonces nadie más decidiría sobre su futuro, de manera que hace dos años, en julio de 2011 en el Allianz Arena, le dio el número de su móvil a Karl Heinz Rummenigge, por si un día le necesitaban en el Bayern.

No quería que como entrenador le pasara lo mismo que siendo jugador. El día que bajaba las escaleras del Camp Nou camino del banquillo, sintió las mismas sensaciones que cuando se encaminaba a la cancha y decidió que a diferencia de entonces no iba a prolongar más su estancia en el Barça. Le aterraba el recuerdo de volver a vivir la misma pesadilla y empezó a dejar pistas sobre una salida a corto plazo. La posibilidad de entrenar al Bayern le motivaba más que el cheque en blanco que cada verano le ofrecía Roman Abrámovich para dirigir al Chelsea. No atendió a más interés que el del club bávaro y la operación se cerró las pasadas Navidades después de ser formalizada en las vacaciones de verano.

Pep Guardiola, en el Camp Nou.
Pep Guardiola, en el Camp Nou.afp

A Guardiola le gusta el Bayern por su historia, estructura y organización, también por su ciudad deportiva y atención al fútbol base, y sobre todo porque tiene buenos futbolistas (11 de los 24 alemanes). No prevé más de uno o dos fichajes, después del de Mario Götze, y concederá dos o tres bajas. No se trata de clonar al Barça sino de dar continuidad a la línea exitosa del equipo de Heynckes, que se ha jubilado con un triplete inédito: Copa, Liga y Champions. El Bayern aspira en 2013 a ganar las mismas seis copas que el Barça en 2009 si se tiene en cuenta las dos Supercopas próximas y el Mundial de Clubes.

La presión será máxima para Guardiola. La pregunta es qué puede aportar a un equipo tricampeón. La prensa alemana coincide en que el técnico conoce la fórmula Barça y los secretos del fútbol moderno y de la formación de jugadores. César Luis Menotti añade: “Pep es un catalán muy alemán. Ordenado, serio, trabajador y que encaja en la personalidad del Bayern”. Guardiola aspira a ganarse a la gente con el juego de su equipo. Rico y arrogante, el club bávaro no es precisamente el más admirado ni figura entre los favoritos de los aficionados del mundo, sino que el hincha neutral acostumbra a estar de parte del rival en cada partido.

Estiarte, Buenaventura, Torrent y Planchart le acompañan como colaboradores

El Bayern de Múnich no tiene más de 7,4 millones de fans en Facebook, por los 43 millones del Barça, 38,7 del Madrid y 34,1 del Manchester United. Necesita expandirse después de haber presentado los mejores resultados financieros en 2012 (322 millones de ingresos) y que se hayan agotado ya todas las entradas para los partidos de la Bundesliga que se jugarán la próxima temporada en el Allianz Arena. La estabilidad institucional no tuvo continuidad en el banquillo. Ha contratado a ocho técnico —dos repetidos— en los últimos 10 años: Hitzfield, Magath, Hitzfield, Klinsmann, Heynckes, Van Gaal, Heynckes y Guardiola.

El poder de convocatoria del técnico catalán se ha puesto de manifiesto en su presentación de hoy. Había más periodistas acreditados que en un partido de Champions (supera los 200) y hasta seis canales de televisión (cuatro alemanes y el catalán Esports3) han asegurado la transmisión del acto en directo. Y para el miércoles y el jueves se anuncian entrenamientos a puerta abierta para 25.000 aficionados en el Allianz Arena a cinco euros la entrada —la recaudación se destinará a las víctimas de los últimos aguaceros. El periodista Isaac Lluch recordaba ayer en la Latdp.cat que hubo quien bautizó a Guardiola como El Obama del fútbol. El presidente de los Estados Unidos visitó la semana pasada Berlín para reconducir las relaciones con Angela Merkel y todavía resuena el solemne discurso que pronunció en la puerta de Brandemburgo.

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Al Bayern le puede venir bien que su portavoz sea Guardiola, el mismo que conquistó con el Barça un fútbol español entregado al palmarés del Madrid. Al extécnico azulgrana le mueve el fuego, la pasión, y una idea innovadora del juego. Igual su proeza sería cambiar la mirada que se tiene sobre el Bayern sin dejar de ser el Bayern. Querrá que su equipo sea querido y, políglota como es, se ha esforzado en aprender alemán cuatro horas al día desde finales de año. Hoy ya quiere atender a los periodistas locales en su idioma y sabe que su mensaje solo llegará en las mejores condiciones a los futbolistas y directivos si no hay intermediarios. Le ayudarán cuatro colaboradores ya conocidos de su etapa azulgrana: Manel Estiarte (asesor) y Lorenzo Buenaventura (preparador físico), que también se han concedido un año de asueto, y Domènech Torrent (ayudante) y Carles Planchart (scouting), que acaban de abandonar el Barcelona.

Alejado de Barcelona y con residencia en el centro de Múnich, Guardiola quiere dirigir ya al Bayern: le aguarda la Supercopa ante el Chelsea de Mourinho —“saca lo peor de mí”, admite— y un amistoso con el Barça.

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Sobre la firma

R. BESA
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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