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Blanco nuclear

Solo hay que visitar las canchas para ver que casi nadie cumple el reglamento del vestuario

J. J. MATEO
Clive Brunskill (Getty)

Cuando Bethanie Mattek-Sands aparece por Wimbledon siente la tentación de comprobar si el torneo de verdad hace cumplir la norma que obliga a los tenistas a vestir de blanco, que está en su reglamento desde 1961. Ella, la número 58, competidora de dudoso gusto en la vestimenta, ya tuvo que pagar 10.000 dólares de multa por intentar jugar en el Abierto de EEUU con sombrero. Le gusta epatar, romper límites. En Londres, intenta algo nuevo: se presenta en la pista de entrenamiento con el pelo teñido de azul y verde y con las nuevas gafas de Google, para quien prueba aplicaciones deportivas. Su aparición causa un gran revuelo. Se le explica que eso está permitido en las pistas de entrenamiento, pero no en las de competición. Sí, Wimbledon se toma muy en serio la obligación de vestir de blanco.

Y, sin embargo, tuvieron que pasar casi 100 años de torneo hasta que la norma fue recogida por escrito. Eran los años 60, se empezaba a insinuar la llegada de la publicidad al deporte de la raqueta, y los organizadores intentaron defender las pistas de hierba de la invasión de los tiempos modernos, igual que pasa en el club, donde la publicidad es prácticamente inexistente. La ropa de los tenistas, especificó entonces el torneo, debía ser “predominantemente blanca”, igual que lo había sido siempre, desde que se empezó a jugar en el siglo XIX. Durante las siguientes décadas hubo un pulso silencioso entre organizadores, jugadores, diseñadores y patrocinadores. Poco a poco, los tenistas fueron ganando posiciones. Por eso, en 1995, el club decidió dar un golpe en la mesa y establecer siete puntos que debían cumplir todos los tenistas en el exiguo margen que les deja la expresión “ropa predominantemente blanca”.

-No se pueden usar masas sólidas de colores que no sean blanco.

-Nada de colores fuertes.

Detalle de las zapatillas de Federer en el primer partido de Wimbledon.
Detalle de las zapatillas de Federer en el primer partido de Wimbledon.ADRIAN DENNIS (AFP)

-Nada de colores fluorescentes.

-Preferencia por los colores pastel.

-Preferencia porque la espalda de la camiseta sea totalmente blanca.

-Preferencia porque los pantalones y las faldas sean totalmente blancas.

-Gorras, calcetines y zapatos deben ser casi completamente blancos.

Solo hay que visitar las canchas para ver que casi nadie cumple el reglamento. Los tenistas deben entregar una muestra de sus uniformes 70 días antes del torneo para que sean inspeccionados. Eso no ha evitado que hasta 10 competidores fueran advertidos durante la primera jornada de que no cumplían las reglas y también ha afilado la inspiración de los ejecutivos del márquetin, que saben que la polémica se traduce en publicidad, y la publicidad en ventas: Roger Federer jugó su primer partido de Wimbledon 2013 con suelas rojas, inmediatamente fue advertido de que aquello no era apropiado, y ya en el segundo se calzó otras zapatillas. Su patrocinador aprovechó para crear un anuncio (One Hit Wonder, algo así como Estrella por un día) que seguramente no habrá sido muy apreciado por los organizadores de Wimbledon.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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