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Antes de Murray, Virginia

Desde que Wade alzó el título femenino en 1977, ningún británico ha vuelto a coronarse en Wimbledon

J. J. MATEO
Andy Murray celebra su victoria ante Youzhny.
Andy Murray celebra su victoria ante Youzhny.CARL COURT (AFP)

Es el año de Andy Murray. Pese a que su espalda le lanza mordiscos, el británico asalta el título de Wimbledon empujado por sus resultados en hierba: campeón olímpico sobre el césped de Londres en 2012, finalista de Wimbledon el año pasado, cuando se inclinó ante Roger Federer, campeón en Queen’s este curso. El número dos mundial busca reverdecer el palmarés de su país en el torneo, porque ningún hombre de las Islas ha levantado el título desde que lo hiciera Fred Perry en 1936. Y, sin embargo, el chico de Dunblane tiene un referente más cercano, vivo y presente: Virginia Wade, que ganó el título en 1977, justo en el mismo año en el que las chicas recogepelotas hicieron su aparición en el torneo, por su puesto constreñidas a las pistas exteriores, lejos de la central, porque en Wimbledon todo cambio requiere de un lento, lentísimo proceso.

Aquel no fue un Wimbledon cualquiera. Se cumplían 100 años del primer campeonato, y para celebrarlo se volvió a pintar todo el club y se organizó un desfile con los 41 campeones de individuales que seguían vivos. El duque y la duquesa de Kent le dieron a cada uno una medalla conmemorativa de plata. En ese ambiente, Wade, llevada en volandas por el público, conquistó el título.

Virginia Wade, este año en Wimbledon.
Virginia Wade, este año en Wimbledon.MIKE HEWITT (GETTY)

“Se produjo una explosión tumultuosa”, recordó luego en Courting Triumph, su biografía, donde contó emocionada cómo la central rompió a cantar a coro For She’s a Jolly Good Fellow!. Inmediatamente, se peinó la melena, se puso una recatada rebeca rosa e hizo una humilde reverencia para recibir la bandeja de campeona de las manos de Isabel II, que celebraba 25 años de reinado.

“Si la Reina va a estar en la final, yo también estaré”, se había dicho Wade antes del torneo, según reconoció en una entrevista con el The Guardian en 2007, cuando se cumplió el 30 aniversario de su victoria, conquistada con 32 años, la tercera y última en los grandes. “Si me tengo que matar para ganar, me mato”, se dijo.

En esas, probablemente, está Murray. Dolido en la espalda. Sintiéndose, junto a Novak Djokovic, como el favorito. Dispuesto a hacer lo que haga falta para ganar el título.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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