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Un ‘Gran Hermano’ español

El barcelonés Jordi Neves, director de Tecnología de la Volvo Ocean Race, supervisa y controla desde Alicante la logística y la comunicación que envuelve al evento transoceánico

Alejandro Ciriza
Imagen general de la Sala de Control ubicada en Alicante.
Imagen general de la Sala de Control ubicada en Alicante.Volvo Ocean Race

Caprichos del azar, una escueta conversación de aeropuerto transformó la vida de Jordi Neves (Barcelona, 1971). “No me atraía la vela. Cero. Había dedicado la mayor parte de mi carrera a las grandes corporaciones, la ingeniería, la informática y las telecomunicaciones”, recuerda este catalán, hoy día, más de una década después de aquel episodio, director de Tecnología de la Volvo Ocean Race; “antes de coger un avión, me senté al lado de un tipo que me habló de una cosa que se llamaba Copa América. No tenía ni idea de vela. Lo más cercano que me gustaba era el submarinismo. Después volvió a ponerse en contacto conmigo y me ofreció un reto fascinante: cubrir un evento que se desarrollaba en el mar y sin apenas infraestructura. Ahí comenzó todo. Más tarde vino la llamada de la Volvo, otro desafío maravilloso. Y aquí estoy”.

Ahora, ya engatusado por el embriagador efecto del océano y los barcos, Neves es un actor imprescindible en la cita. Gracias a él, a su equipo y a la labor desarrollada desde su centro de operaciones, el Race Control instalado en Alicante, la Volvo funciona como un reloj suizo y está más cerca de la gente. “Nos encargamos de montar todo lo necesario para cubrir la carrera, de transmitírsela al público y de ofrecer información a los barcos”, detalla. En este sentido, el evento ha dado un vuelco descomunal. En 1973, los participantes de la primera edición de la Vuelta al Mundo se comunicaban una vez a la semana con la organización a través de una llamada a la estación de radio británica Portis Head y los aficionados apenas tenían noticias del desarrollo de la carrera. Hoy día, la transformación ha sido bestial: “Tecnológicamente, la Volvo es oro”.

El patrón Ken Read y Brad Jackson en la estación de navegación a bordo del Puma Ocean Racing.
El patrón Ken Read y Brad Jackson en la estación de navegación a bordo del Puma Ocean Racing.Amory Ross / PUMA Ocean Racing

Como punto de partida, el Centro de Control. “Hace unos años, una habitación oscura, lúgubre. Un simple garaje integrado en una estación marítima”, recuerda Neves; “ahora es parecido al centro de control de lanzamiento de un cohete o los destinados a la gestión del tráfico”. Un conglomerado de paneles de cristal, monitores y habitáculos de edición ofrecen una perspectiva de lo más sofisticada. “Para empezar, desde aquí se procesa todo el contenido”, detalla el catalán; “cogemos el contenido de los barcos, lo filtramos y lo distribuimos a las distintas plataformas: televisión, redes sociales, aplicaciones… Desde aquí también controlamos la posición de las naves. El cambio ha sido brutal. Hasta el año pasado solo podíamos saber su ubicación cada 15 minutos. Ahora, por fin, tenemos telemetría real. Algo revolucionario en el mundo de la vela. Ahora podemos conocer la posición de los barcos cada dos segundos. Desde aquí, además, hacemos modelos matemáticos del comportamiento de las embarcaciones, organizamos cualquier dispositivo de emergencia, medimos los vientos y les transmitimos los partes meteorológicos y la posición de los rivales, aunque de forma dosificada. Medimos la información que les enviamos para favorecer la estrategia y la competición. Van a ciegas. Queremos que asuman riesgos”.

Y técnicamente: ¿Cómo es posible todo esto? “Hay algo único en la Volvo”, desvela Neves; “una red de satélites privada que va a bordo de los barcos. Este sistema nos convierte en el único evento deportivo en medio del océano que permite estar conectado con los barcos en cualquier momento del día, a cualquier hora, en las zonas más extremas del planeta… Todo lo que entra y sale del barco pasa por Alicante. Antes empleábamos redes por satélite con las que solo cubríamos determinadas partes del planeta. Les teníamos que pedir que se acercasen a la costa para acercarnos con una lancha y recogerles las cintas de vídeo. Ahora, elijo un barco, esta cámara, aquel plano… Es como un Gran Hermano, como un estudio de televisión. Con el sistema One Design (diseño único) de los barcos hemos tomado parte en su creación. Hemos supervisado la instalación de cada cable y cada cámara –hay cinco, además de un reportero que envía información actualizada–”.

Sistema de medición instalado en uno de los barcos.
Sistema de medición instalado en uno de los barcos.Diego Fructuoso/Team Telefonica

Tras toda esta logística andan Neves y su equipo, que también compiten a su manera. “Estamos en 10 puertos en nueve meses. Una parte de nuestro grupo se mueve por todo el mundo. Las pasamos un poco negras para seguirles porque van muy rápido, de modo que técnicamente nos fuerzan a tener dos equipos y dividirnos en dos rutas para llegar a tiempo, poder cubrir la llegada y organizar los eventos. Vivimos de forma similar a ellos, con turnos de 24 horas y siete días, de acuerdo a las franjas horarias en las que se muevan. Nos toca madrugar, pernoctar… Eso sí, seguro que en cuanto a alimentación e higiene es menos duro para nosotros que para ellos”, zanja el catalán, eje vertebrador del sistema, tan sofisticado como efectivo. Todo acorde al espectáculo.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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