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Títulos en el estómago

Tras revelar Djokovic en un libro que su éxito comenzó al descubrir su intolerancia al gluten, se disparan los exámenes y cambios de dieta en el circuito

J. J. MATEO
Nueva York -
Djokovic, durante el partido ante Youzhny.
Djokovic, durante el partido ante Youzhny.JASON SZENES (EFE)

“La idea me pareció una locura, y aún así la diferencia era notable”. Novak Djokovic se acaba de reunir con Igor Cetojevic, un médico de que le ha propuesto el siguiente ejercicio. Nole debe apoyar la mano izquierda sobre su estómago y estirar el brazo derecho mientras el doctor intenta bajárselo. Luego, debe repetir el examen, pero esta vez sujetando un trozo de pan entre su mano izquierda y su tripa. Ahí, el serbo cede. Acaba de descubrir su intolerancia al gluten, una glicoproteína que se encuentra en la semilla de muchos cereales, y por tanto del pan, la pasta o el arroz. El cambio de dieta consecuente, que incluye mil renuncias (ni alcohol, ni cafeína, ni lácteos…), terminó con las alergias y los problemas respiratorios del serbio, le propulsó hasta el número uno y lanzó una de las temporadas más grandiosas de la historia, su mágico 2011. Así lo cuenta Djokovic, que jugará en semifinales del Abierto de EEUU con Stan Wawrinka, en el libro Serve to win. Lo que no dice ahí es que su éxito ha provocado colas de tenistas a la puerta de las consultas de los nutricionistas.

“Todo se pone de moda, y desde que Djokovic descubrió su intolerancia al gluten …A algunos jugadores que lo han necesitado en un momento determinado, le hemos hecho exámenes de ese tipo”, explica el doctor Cotorro, que supervisa el programa de la Federación española. “Pasan tests alimentarios porque han podido tener molestias gástricas, por cosas puntuales”, continúa el médico. “Lo que hay que hacer es casos individualizados y no volverse loco, pero el futuro va por ahí, por el estudio de los alimentos, de la persona y de su actividad, porque somos lo que comemos”, añade.

David Ferrer se ha sometido a las pruebas y Albert Ramos ha descubierto su intolerancia al gluten, que no es un absoluto, porque hay varios niveles, desde el que provoca malestar físico al que impulsa el vómito inmediato. Los tenistas, como todos los deportistas de alto nivel, vigilan al máximo su dieta. Pocos deportes, sin embargo, combinan la pelea individual con las circunstancias de juego siempre cambiantes, ya que los jugadores compiten una vez con calor y alta humedad, al día siguiente con frio y de noche, más tarde con sol y sin humedad… en el mismo torneo. Por eso la Federación española tiene protocolos que les ayudan a programar de forma personalizada la ingesta de alimentos y bebidas, antes, durante y después del partido.

En Nueva York, por ejemplo ha habido días de muchísima humedad, con lo que había que estar más atento con la comida y la hidratación" Cotorro, doctor de la Federación Española de Tenis

“La dieta debe ser de todo el año, de seguimiento y adaptable a los momentos puntuales de la competición, los entrenamientos, los partidos y el cómo funciona cada organismo”, cuenta Cotorro. “Aquí, en Nueva York, por ejemplo ha habido días de muchísima humedad, con lo que había que estar mucho más atento con la comida y la hidratación”, añade. “Cuando acaba el partido, hay 30 o 40 minutos que son fundamentales desde el punto de vista de la recuperación muscular. Cada uno tiene su sistema. Es fundamental ponerse a comer: por ejemplo, batidos de proteínas con un poco de leche para recuperar; batidos de fruta; ensaladas… ”.

En Nueva York, hubo tenistas mareados por la humedad, como Tommy Robredo. Otros sufrieron en esas condiciones de juego, como Nadal, uno que no ha pasado examen de intolerancia alguno y que siempre lleva en el raquetero plátanos, barritas y bebidas para mantener unos niveles adecuados de energía e hidratación. Ferrer, por su parte, tiende a consumir geles energéticos. Ninguno de los dos es como Nole. Ellos comen pan, pizzas, pasta… sin preocuparse por si llevan o no gluten.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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