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Serena, historia, edad y dinero

A los 31 años, la número uno busca ante Azarenka su 17º grande, ser la campeona de mayor edad y la que recibe el mayor premio

J. J. M.
Nueva York -
Serena Williams protesta en el encuentro ante Li Na.
Serena Williams protesta en el encuentro ante Li Na.David Goldman (AP)

“El dinero nunca ha sido mi motivación. Juego para ganar grandes”, dice Serena Williams antes de enfrentarse hoy (22.30) a Victoria Azarenka en la final del Abierto de Estados Unidos. La número uno mundial, que busca su 17º título de los Grand Slam, prefiere pensar en la historia, en los trofeos y en la vitrina que ha abierto en la Academia parisina de Mouratoglou, donde se entrena, pero la realidad es que además de eso puede ganar el premio más grande de la historia de su deporte: como lidera la clasificación del US Open Series, la gira norteamericana de torneos previos al Abierto, podría sumar 3,6 millones de dólares (2,7 de euros) si levanta la Copa, igual que Rafael Nadal, que al cierre de esta edición no había empezado su partido de semifinales contra el francés Richard Gasquet. Nunca nadie ha ganado tanto dinero en el deporte de la raqueta. Serena, sin embargo, está ahora en otra cosa: debe descifrar el juego de la número dos mundial, una Azarenka siempre hipercombativa que le ha tumbado en los dos últimos duelos sobre cemento y que la estiró hasta la tercera manga en la final de 2012 (6-2, 2-6 y 7-5).

“Mire, a veces me gusta la presión. A veces no”, contesta la campeona estadounidense cuando le dicen que Azarenka cuenta que los momentos tensos son para ella una espuela, el pinchazo de energía que rompe el dique del autocontrol y se convierte en un impulso disfrutable para que su juego llegue a otro nivel, el necesario para competir por los títulos más grandes. “No voy a sentarme aquí e inventarme cosas para intentar sonar fabulosa. La presión, a veces, es dura, aunque yo me mueva bien en ella”, cierra.

Si la estadounidense se impone en la final, ganará 2,7 millones de euros

A los 31 años, Serena puede convertirse en la campeona de más edad del torneo en la Era Abierta (desde 1968), marca que ya consiguió el pasado verano en Roland Garros, donde derrotó en la final a la rusa Maria Sharapova. Nadie puede presumir de una temporada más completa, porque ha cosechado ocho títulos, ni de dominar tan abusivamente a sus rivales. En lo que va de Abierto les ha propinado cinco 6-0 a sus contrarias, dos de ellos en cuartos a la española Carla Suárez. Serena es la patrona del circuito, y con sus palabras intenta siempre desmarcarse de Azarenka, una tenista a la que respeta como competidora pero no como una igual, pese a que los publicistas intentan obligarla a participar de una nueva rivalidad cuando aun domina 12-3 los cara a cara. La número dos, viene a decir la estadounidense, no es Justine Henin, no es su hermana Venus, ni se acerca tampoco a Kim Clijsters.

“En ambos casos ella jugó muy bien”, dice la número uno del mundo cuando le recuerdan sus dos últimas derrotas en cemento frente a la bielorrusa. “Me fallé a mí misma en oportunidades importantes que no aproveché. Si se me presentan otras, tengo que conseguir hacerlas mías, porque ella siempre está activada”, añade. Cuando juega contra mí, siento que de lejos juega mejor que nunca. “La he visto jugar contra otras, y cuando se enfrenta a mí es una jugadora totalmente diferente. Conozco su juego y ella conoce el mío. Sabe lo que hago bien, lo que hago mal y lo que puedo hacer mejor. Yo sé lo mismo de ella”, cierra.

Es la número uno contra la número dos. Serena, que busca su quinto Abierto, contra Azarenka. Dos tenistas que compiten desde el alto ritmo y la intensidad del juego de fondo, y que protagonizaron en 2012 una final épica, quizás el mejor partido del curso en el mejor de los escenarios.

“Y respecto al año pasado”, retó la bielorrusa; “he mejorado físicamente y mentalmente eso me ha ayudado mucho. Siento que soy mejor jugadora en toda: movimientos, tiros, variedad. Tengo un arsenal mayor. Esta es una nueva historia”, prosiguió. “En las batallas que tenemos nos sacamos de nuestra zona de comfort y peleamos por cada pelota”, cerró, avisando de lo que viene. En Nueva York, sobre la pista más grande del mundo y ante casi 25.000 espectadores, las dos mejores tenistas del mundo: un título, la historia, el presente y el futuro, en un solo partido.

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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