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España sucumbe a Spanoulis

Grecia destiñe el estilo español, incomoda a Marc Gasol y decide gracias a la batuta de su figura

Robert Álvarez
Spanoulis entra a canasta ante Claver.
Spanoulis entra a canasta ante Claver.ANDREJ ISAKOVIC (AFP)

El embrollo griego se llevó por delante a España, confundida hasta ver desnaturalizado su juego y abocada a bailar al son de su rival. Se equivocó el equipo español y se equivocó Orenga, que no preservó a Marc Gasol, perdió pronto a Claver, uno de los mejores en esta ocasión, y tuvo que jugar sobre el crucigrama griego en las peores condiciones, en un final apretado y jugado al ritmo del maestroSpanoulis. España sumó su segunda derrota, algo mucho menos grave en un campeonato tan largo y peculiar que las debilidades que dejó ver. Marc Gasol, Rudy Fernández y Claver fueron sus mejores hombres, pero la escuadra española no consiguió administrar sus recursos colectivos con eficacia.

Fue un alivio para Grecia, que compareció con dos derrotas acumuladas y el riesgo de quedarse fuera de los cuartos. Su victoria la rearma moralmente, porque no ganaba a España en un partido de campeonato oficial desde 2002.

GRECIA, 79 - ESPAÑA, 75

Grecia (16+25+11+27): Zisis (4), Spanoulis (20), Papanikolau (5), Printezis (10) y Kavvadas (3) -equipo inicial-; Sloukas (7), Perperoglou (-), Bramos (8), Bourousis (10), Mavrokefalidis (1) y Kaimakoglou (11).

España (26+12+19+18): Ricky Rubio (6), Calderón (5), Rudy (20), Aguilar (3) y Marc Gasol (20) -equipo inicial-; Sergio Rodríguez (3), Llull (2), San Emeterio (4), Claver (9), Mumbrú (3) y Xavi Rey (-).

Árbitros: Belosevic (Esl.), Ryzhyk (Ucr.) y Zurapovic (Bih.). Eliminado Claver.

2.980 espectadores en Liubliana.

La estrategia carcomió el dispositivo español. Empezó fantásticamente y dominaba por 14-26 a un suspiro para el final del primer cuarto, pero los síntomas eran pésimos. En ese momento, Marc Gasol tuvo que abandonar con urgencia la cancha, cargado con tres faltas. Fue un error de cálculo del banquillo, que confió en que el de Sant Boi acertara a dosificarse en la pista y no consideró oportuno relevarlo tres minutos antes, cuando sumó dos faltas. Tres minutos estuvo encendida la luz de alarma. La tercera falta redujo muchísimo el margen de acción de Marc, que tuvo que pasarse el segundo cuarto en el banquillo.

A los griegos les costó acertar de entrada en ataque, pero se daban con un canto en los dientes porque, en un abrir y cerrar de ojos, habían conseguido su objetivo primordial: limitar al máximo a Gasol. Kavvadas, el tercer pívot de Grecia, se encargó de iniciar la labor de zapa. Printezis le ayudó. Flotó a menudo a Aguilar o Claver para poder arrimarse al centro de la zona y aplicarle un doble marcaje a Marc. Bourousis, fresco como una rosa, relevó a Kavvadas, y Marc empezó a verse desenchufado del juego.

La fluidez del ataque español decayó cuando entró en escena la segunda unidad. Se desajustó también su defensa. Empezaron a lloverle triples y, cuando no, las penetraciones y balones interiores forzaron faltas que permitieron a los griegos apostarse en la línea de tiros libres hasta 38 veces, 20 más que España. La ofuscación del ataque español abrió otra cuenta muy desfavorable en el balance de pérdidas. Y en esas, apareció la mejor versión de Spanoulis, eléctrico, letal, clarividente. La consecuencia de todo ello, además de una bronca de Orenga a Xavi Rey en un tiempo muerto, fue que Grecia remontó y llegó a dominar por seis puntos (40-34).

A pesar del esplendoroso tercer cuarto de Marc Gasol, con 11 de los 20 puntos con los que concluyó, del gran partido de Rudy Fernández, que anotó otros 20 y le ganó ampliamente la partida a Papanikolau, y del buen papel de Claver, con 9 puntos y 11 rebotes, el equipo español no se encontró a gusto. Perdió 17 balones, 11 más que su rival, recibió un montón de puntos después de sus pérdidas, 19, y otro montón desde la línea de tiros libres, 28, además de nueve triples.

El broche lo puso el infalible Spanoulis. Superó en el cierre a Ricky. Grecia, en su salsa, dominó con maestría los minutos finales y se llevó un triunfo que vuelve a situarla en la carrera de un Europeo muy abierto. El tropezón perturba a España, mucho más exigida ahora en los dos partidos que le restan, el sábado ante Finlandia y el lunes, ante Italia.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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