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Juega el Villarreal, marca Bale

Sostenido por Diego López, un Madrid sin hilo y muy expuesto empata en El Madrigal (2-2)

Bale celebra su gol contra el Villarreal.
Bale celebra su gol contra el Villarreal.Alberto Saiz (AP)

Sostenido por Diego López en los malos momentos, que fueron muchos, el Madrid jugó a impulsos en El Madrigal, sin un hilo argumental, sometido por la inteligencia táctica de Bruno, verdadero dueño del partido. El carácter de Ramos sirvió para levantar al conjunto blanco y el orgullo de Ronaldo para atacar hasta el último suspiro, pero al final fueron las paradas de Diego López las que equilibraron un encuentro electrizante de principio a fin. Animado por sus diminutos delanteros, el Villarreal recordó al de sus buenos tiempos, cuando se paseaba por Europa con aire señorial. Otro estilo, mucho más directo, pero igualmente estético. Salvo Asenjo y Giovani dos Santos, los otros nueve jugadores amarillos llegaban de Segunda con ganas de volver a sentirse importantes. Y lo fueron.

Hay gestos que cambian el devenir de un partido. El de Sergio Ramos iba encaminado a eso. Levantó los brazos dirigiéndose a sus compañeros de ataque, a quienes exigían mucha más intensidad. Predicó con el ejemplo. Primero al cabecear al primer palo un córner de Isco, repelido por los puños de Asenjo. Poco después, al enviar un centro en diagonal desde el centro del campo, unos 35 metros, que atravesó como un bisturí todas las líneas defensivas amarillas. Y dejó solo a Cristiano ante Asenjo, aunque el portugués cabeceó, inusualmente, muy desviado.

Pero Ramos se había dejado oír, había impuesto su jerarquía a golpe de efecto. El Villarreal le había dado una tunda en la primera media hora. Magistralmente dirigido por Bruno, mediocentro puro y pulido tras el año en las galeras de Segunda, y la refrescante colaboración de Manu Trigueros, la última joya de la cantera castellonense. Tomaron el centro del campo y lanzaron a sus delanteros de bolsillo (Jonathan Pereira, Giovani dos Santos y Aquino), que volaban hacia la espalda de la zaga madridista. La media vuelta en carrera de Jonathan Pereira causó estragos en la cintura de Pepe. Chirriaron los goznes del central portugués porque frente a la pegada del Madrid, el Villarreal opuso velocidad punta.

VILLARREAL, 2 - R. MADRID, 2

Villarreal: Asenjo; Mario, Musacchio, Dorado, Jaume Costa; Aquino, Trigueros (Pina, m. 70), Bruno, Cani; Giovani (Hernán Pérez, m. 75) y Jonathan Pereira (Uche, m. 64). No utilizados: Juan Carlos; Pablo Íñiguez, Gabriel, y Perbet.

Real Madrid: Diego López; Carvajal, Sergio Ramos, Pepe, Nacho; Illarramendi (Khedira, m. 61), Modric; Bale (Di María, m. 61), Isco, Cristiano Ronaldo; y Benzema (Morata, m. 75). No utilizados: Casillas; Casemiro, Jesé y Llorente.

Goles: 1-0. M. 20. Cani. 1-1. M. 38. Bale. 1-2. M. 63. Cristiano Ronaldo. 2-2. M. 69. Giovani dos Santos.

Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Aquino, Nacho, Sergio Ramos, Morata y Pina.

Unos 24.000 espectadores en El Madrigal.

Tan solo frenada por Diego López, en estado de gracia. Conocedor de las porterías de El Madrigal (las defendió cinco temporadas), el portero gallego estuvo agilísimo en el uno contra uno, desviando hasta tres disparos a bocajarro, dos de ellos consecutivos a tiros del mexicano Aquino. Esa avalancha desencadenó la reacción airada de Ramos contra sus compañeros. Sonó el despertador. Y la insistencia de Dani Carvajal en alcanzar la línea de fondo tuvo premio. Su centro raso lo embocó Bale casi desde la misma línea de gol. Despistado hasta ese momento, final del primer tiempo, el galés salió disparado a celebrar su primer tanto en España, a dibujar un corazón con las manos. El éxtasis del gol sirve para borrar todo lo demás: un planchazo a Jonathan Pereira dentro del área madridista indultado por el árbitro (era libre indirecto), un par de centros a ninguna parte desde la derecha, donde había actuado a pie cambiado, y, en definitiva, poca conexión en el juego hasta la chispa generada por el centro de Carvajal. Lógico, por otra parte, pues acaba de aterrizar en otro mundo. Crecido por su afortunado debú, intentó en la segunda parte una acción más propia de su repertorio: la cabalgada potentísima por el extremo derecho a la que le faltó un mes de preparación. Llegó exhausto a la línea de fondo y Ancelotti le enseñó el dorsal para sustituirlo.

Una mano de Nacho dentro del área encendió al público del Madrigal en el arranque del segundo tiempo. El Villarreal mantuvo la fluidez y la precisión en la medular. Y Jonathan Pereira siguió revoloteando dentro del área madridista, para desesperación de los centrales. Tras una de sus jugadas, Jaume Costa, el lateral izquierdo, se quedó solo ante la portería de Diego López. Poco acostumbrado, se le apagó la luz.

Recién sustituido Bale, Ronaldo entró en escena. Favorecido por un fabuloso pase a la carrera de Isco, adornado previamente por un sombrero del volante malagueño. En el uno contra uno de Cristiano con Musacchio, El Madrigal olió el peligro. Los compañeros del central argentino, también, acudiendo en masa para socorrerlo. Pero les traicionó la suerte. Un triple rebote entre los zagueros, Cristiano y Asenjo acabó en las mallas tras un tiro de Benzema.

El Villarreal no se dio por vencido. Enfiló Cani una carrera hacia lo imposible, en vertical hacia la poblada corona del área madridista. Encontró el ángulo para disparar y, tras el rechace de Diego López, Giovani halló la primera fisura en los guantes del meta gallego, un muro antes y después. Los dos equipos habían reforzado el centro del campo con Pina y Khedira, pero quien había crecido más era Isco. No lo suficiente para arrebatarle a Bruno el cetro del partido.

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