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El Madrid gana con escándalo

Tras especular, los de Ancelotti marcan en el minuto 95 de penalti el gol del triunfo ante el Elche

Cristiano se marcha de Carlos Sánchez ante la mirada de Muñiz Fernández
Cristiano se marcha de Carlos Sánchez ante la mirada de Muñiz Fernándezmanuel lorenzo (EFE)

Indefinido en defensa y en ataque, solo Cristiano Ronaldo mantuvo al Madrid en el Martínez Valero. El conjunto de Ancelotti especuló con la mínima ventaja, quiso ganar por inercia, pero hubo de recurrir a su estrella para ganar ya en el minuto 95, en un penalti muy dudoso, tras un enganchón entre Carlos Sánchez y Pepe en el área ilicitana a la salida de un córner. El estadio ilicitano lo sintió como un robo. Ronaldo marcó de falta y de penalti. Hizo valer su cañón. Entre medias, la nada. Desasistido por el melancólico Benzema, a quien Ancelotti aguantó los 90 minutos incluso compartiendo el último tramo con Morata, alimentando el debate sobre si merece o no la titularidad.

ELCHE, 1 - REAL MADRID, 2

Elche: Herrera; Suárez, Botía, Lombán, Albácar; Rubén Pérez, C. Sánchez, J. Márquez (Boakye, m. 62); Gil, Manu del Moral (Fidel, m. 59) y Coro (Aaron. Ñíguez, m. 82). No utilizados: Toño; Cisma, Mantecón y Rivera.

Real Madrid: Diego López; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Coentrão; Khedira, Modric (Carvajal, m. 80); Di María (Morata, m. 89), Isco (Illarramendi, m. 70), Cristiano; y Benzema. No utilizados: Casillas; Varane, Casemiro y Jesé.

Goles: 0-1. M. 51. Cristiano Ronaldo, de falta. 1-1. M. 92. Boakye. 1-2. M. 95. Cristiano, de penalti

Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Ramos, Botía, Del Moral, Suárez, Coro, Cristiano.

34.000 espectadores en el Martínez Valero.

Pese a la finura en los trazos de Modric, muy preciso en los pases interiores y en lo cambios de orientación, el Madrid se apagó al entrar en la zona de tres cuartos, desactivado por la fiereza de los zagueros del Elche. Isco asumió mucho campo, se sintió poderoso, pero no conectó con Cristiano.

El cuadro de Ancelotti siguió con sus problemas estructurales en defensa. El árbitro, Muñiz Fernández, le perdonó la segunda tarjeta amarilla a Sergio Ramos en el minuto 33. Había recibido una en el 8 y, en esta acción, placó a Coro cuando el menudo delantero catalán lo había burlado con un autopase largo.

Con la camiseta verde por fuera de los pantalones y el aire lánguido, Diego López fue otra vez muy exigido y muy dulce. El público la tomó con él (“Iker, Iker, Iker”, le cantó), irritado por la eficacia del portero gallego. Hubo de repeler un cabezazo de Lombán y un tiro de Javi Márquez, confirmando el Elche su poderío en la estrategia. Gracias a Edu Albácar, que le pega de zurda como los ángeles.

Ordenado hasta la extenuación, fiel reflejo de su entrenador, el Elche se sintió cómodo en la primera parte, refugiado en su campo a la espera de saltar a la yugular madridista a través de la habilidad de Carles Gil desde el extremo derecho, a pie cambiado, en un duelo a su favor con Coentrão.

El Madrid confiaba en que el tiempo estaba de su parte. La fogosidad defensiva ilicitana tendría fecha de caducidad. El estadio se estremeció cuando, al comienzo de la segunda parte, olió el peligro. Entendió que esa falta a Cristiano a unos 25 metros de la meta, esquinada a la izquierda, era terreno abonado para el cañón del propio Ronaldo. Esta vez disparó a media altura, sin el efecto diabólico, pero sí un bote a un metro de la línea de gol. El miedo paralizó al meta Herrera: en vez de despejar, lo palmeó hacia dentro en su caída al suelo.

El cuadro blanco sigue con sus problemas estructurales en defensa

Desafortunado en el remate de Benzema, el Martínez Valero se lo tomó a chufla. Ancelotti tardó en mover el banquillo. Entró Illarramendi para aumentar el control. No hubo tal, sino más bien un Madrid refugiado a la espera de resolver a la contra. El Elche se animó con los cambios de Escribá, que lo refrescó con Fidel y Boakye en el ataque. Y a Ancelotti le salió la vena italiana cuando dio paso a Dani Carvajal en lugar de Modric y por delante de Arbeloa para parar a Fidel, el extremo zurdo que se había escapado un par de veces del internacional español. No sirvió de nada. Fue precisamente Fidel quien fabricó la jugada del empate: ese centro templadito que cabeceó con el alma, picado, el ghanés Boakye. El Madrid se abalanzó sobre el área ilicitana. Y tras el último córner, Muñiz apuntó decidido al punto de penalti. Vio una falta de Carlos Sánchez a Pepe. Marcó, como siempre, Cristiano Ronaldo. De tiro muy afilado.

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