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“Mi idea es seguir aquí”

“Hay que apretar los dientes”, dice Casillas, aclamado por el Bernabéu en su regreso

Casillas observa un balón que se marcha fuera tras un despeje
Casillas observa un balón que se marcha fuera tras un despejeJuan Carlos Hidalgo (EFE)

Uno por uno, los jugadores daneses del Copenhague fueron acercándose a él. Una peregrinación para saludarlo. El carisma de Iker Casillas sigue intacto. Gracias a un final mágico para él, aclamado otra vez su nombre en el Bernabéu, que bramó casi nueve meses después de su último partido oficial en casa: “¡Iker, Iker, Iker!”. Acababa de evitar dos goles consecutivos. Sacó con la manopla zurda un cabezazo de Adi pegado a la escuadra izquierda de su portería y rechazó con el cuerpo un mano a mano del pequeño Bolaños, quien poco después le cambió la camiseta. Más que a cualquier otro, los chicos del Copenhague expresaron su admiración al guardameta del Madrid.

“Con la competencia ganamos todos. Hay que recordar que hay un compañero a alto nivel [Diego López]. Hay que apretar los dientes y entrenar”, desenfundó Casillas, en un discurso muy estudiado, políticamente correcto hasta el milímetro. ¿Se ha sentido respaldado por el club?, le insistieron. “El club se ha mostrado muy bien, conciliador en su momento, y me he sentido respaldado. No he tenido ningún problema. Ha sido una etapa difícil, pero somos mayores y hay que asumirlo”, respondió. ¿Y el Mundial de Brasil del próximo verano? “Primero debo sentirme bien aquí, aprovechar mis oportunidades en el Madrid”, repelió tras recordar que lleva “14 años” en la entidad, “mucho tiempo”. Por eso es “normal” que lo miren “con lupa”. “Ocho meses sin jugar es mucho tiempo. Cuesta revivir las sensaciones y he estado un poco nervioso. Ha sido una etapa difícil para todos, también para mí, pero no pasa nada. Somos mayores y lo que ha pasado, pasado está. Hay que pensar en el futuro, que eso es lo importante. Mi idea es seguir aquí y terminar mi carrera aquí. Estoy contento y feliz por los partidos que puedo disputar, es importante sentirse con confianza”, concluyó el portero, que igualó a Sanchis como segundo jugador con más victorias oficiales (412) en la historia del Madrid —solo por detrás de Raúl con 427—.

“Ocho meses sin jugar es mucho tiempo. Cuesta revivir las sensaciones”

En realidad, la exigencia a la que le sometió el Copenhague no fue excesiva. Apenas tres remates a puerta que no exigieron paradas de extrema dificultad. Más bien se impuso el instinto para compensar las dudas en las salidas a los centros cruzados. Ahí se le notó la inactividad, la falta de práctica y seguridad en el dominio de la relación tiempo-espacio. Y, en el primer acto, erró en el despeje de puños a un envio cabeceado al larguero por Jorgensen mientras, en la banda, Solbakken se revolcaba de rabia literalmente por el gol acariciado. Compensó su pifia Casillas en el tramo final. “Iker tiene un don en el uno contra uno”, resumió Butragueño en el palco. Y el Madrid volvió a dejar su portería a cero —solo lo había conseguido este curso ante el Granada en la segunda jornada de Liga, con Diego López como guardameta—. Sensación conocida para Casillas que no ha recibido un solo gol en los siete últimos partidos que ha disputado con el Madrid (481 minutos en total).

“Me he sentido respaldado por el club, pero ha sido una etapa difícil”

Casillas se marchó feliz. Benzema, no tanto. La carita triste, de pena, no se le borró al delantero francés cuando Cristiano marcó de cabeza al segundo palo un precioso centro combado de Marcelo desde la izquierda (m. 20). Desde el inicio sintió el rechazo implacable del Bernabéu. Quiso corregir un mal control con un sprint a por la pelota antes de que saliera de banda. No le pedían sudar, pues ahí iba él, desesperado, llegando tan apurado que dejó el botín en manos del contrario. La gente lo castigó con un broncazo. En la segunda parte, cambiaron las tornas. Trenzó algunas paredes con Cristiano y Di María que sí gustaron al público. Y se redimió en parte cuando lanzó de tacón y de espaldas a portería la llegada por la derecha de Di María, cuyo centro de rabona con la zurda fue honrado por la cabeza de Ronaldo, su quinto gol en esta Champions. Solo entonces sonrió Benzema. Pero ni aún así fue sustituido con una ovación. En el minuto 81 fue despedido con una intensa mezcla de pitos y aplausos, sin que se pusiera de acuerdo el Bernabéu.

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