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El Madrid mejora sin Bale

El galés se alternó con Cristiano entre la punta y la banda, pero ambos no conectaron

D. TORRES
Bale lucha por un balón con Xavi.
Bale lucha por un balón con Xavi.ALBERTO ESTÉVEZ (EFE)

El Madrid tenía el mejor costado izquierdo del planeta, con Marcelo, Özil y Cristiano, cuando emprendió el fichaje de Gareth Bale, un extremo zurdo con mucho gol. La empresa resultó extraña, y no solo por los 90 o 100 millones de euros que costó la transacción, según las cifras del Madrid o del Tottenham. Bale lleva casi dos meses entrenándose en Valdebebas. Durante este periodo de adaptación, Cristiano Ronaldo no dejó de afirmar en público y en privado que no quería dejar su posición habitual. El portugués advierte que se siente menos a gusto tanto cuando juega en punta como cuando ocupa la banda derecha. Ancelotti, el entrenador, ha repetido de puertas adentro que quiere mantener a Cristiano en su sitio habitual y que tampoco ve a Bale como punta porque carece de oficio para desempeñarse entre los centrales contrarios. Llegado el duelo más importante de la temporada, sin embargo, Ancelotti prescindió de alinear a un nueve y Bale acabó alternándose con Cristiano entre la punta y la banda izquierda. Fue una táctica que se prolongó durante toda la primera parte a lo largo de un partido desapacible para jugadores y público.

A Ancelotti le señalaban desde la presidencia la  necesidad de exhibirle cuanto antes en partidos importantes

Ancelotti vivió las últimas semanas bajo una lluvia de mensajes procedentes desde la presidencia del club. Le señalaban la trascendencia de Gareth Bale para el proyecto y la necesidad de exhibirle cuanto antes en partidos importantes. Las dimensiones del Camp Nou invitaban a pensar en una gran ocasión para el brillo del recién llegado. El galés es un jugador potente, veloz, muy eficaz en el regate largo y capaz de un disparo temible. Pero para expresar su talento primero necesita recibir una pelota y solo recibió dos a menos de 40 metros del arco. El Madrid tardó casi una hora en hilar el juego con un poco de sentido y sus atacantes permanecieron inhabilitados. Cuando Bale recibió en zonas calientes lo encimó Piqué. Solo se animó a rematar desde fuera del área. En las dos oportunidades la pelota voló por encima del larguero hacia la grada baja.

Bale transitó por el campo sumido en la perplejidad. No consiguió entenderse con Cristiano y entre los dos se negaron algunos espacios. Cristiano no encontró en Bale un socio que le buscara con entregas de cara a la portería. Tampoco halló la complicidad del galés a la hora de crear espacios. Su coincidencia en la alineación titular no les hizo felices. Lo disfrutó especialmente la castigada defensa del Barça, con un Piqué medio lesionado y un Mascherano que no pasa por su mejor momento. Cristiano llevaba ocho goles marcados en las últimas seis visitas al Camp Nou pero en esta ocasión solo remató una vez, que detuvo Valdés. La paciencia de Ancelotti se agotó a la hora de encuentro, cuando sustituyó a Bale por Benzema. El cambio, junto con la entrada de Illarramendi, fue uno de los puntos de apoyo de la estabilización del Madrid, que se adueñó del partido, si no por juego al menos por presencia en la cancha. Durante media hora la hinchada culé permaneció muda, atónita, ante la aparente crecida madridista.

Gareth Bale disputó su sexto partido con el Madrid. Fue un trozo de partido. El galés sigue sin completar los 90 minutos. El proceso de ajuste no acaba. El equipo sigue comportándose mejor cuando el fichaje estrella no está en el campo.

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Sobre la firma

D. TORRES
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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