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Cristiano saca la cabeza

Un tanto del delantero en el tramo final da ventaja a Portugal ante Suecia en un duelo en que no brillaron sus estrellas

Ladislao J. Moñino
Cristiano Ronaldo celebra el gol ante Suecia.
Cristiano Ronaldo celebra el gol ante Suecia. RAFAEL MARCHANTE (REUTERS)

Un cabezazo en plancha de Cristiano Ronaldo a 10 minutos del final, después de más de una hora sumido en la desesperación, le da a Portugal una ligera ventaja sobre Suecia en su intento por acudir al Mundial de Brasil. No había brillado el goleador madridista, al que incluso le habían empezado a brotar esos tics de impotencia cuando los partidos no pasan por su voracidad rematadora. Ni Cristiano ni Ibrahimovic brillaron, pero el primero al menos marcó y pudo hacerlo por dos veces si otro testarazo contundente posterior al del gol no se hubiera estrellado en el larguero. Será en Estocolmo, el martes, donde se sepa cuál de las dos figuras verá la gran cita de 2014 por televisión. Repleto, el estadio Da Luz de Lisboa fue un volcán de sentimiento nacional que por lo menos pudo ver a su jugador más emblemático convertido en decisivo. Ni Cristiano ni Ibrahimovic pesaron en el partido como se esperaba y se les demandaba, aunque lo intentaran a su manera, contextualizados ambos en el libreto de una y otra selección.

Portugal, 1 - Suecia, 0

Portugal: Rui Patricio; João Pereira, Pepe, Bruno Alves, Coentrão; Miguel Veloso, Raúl Meireles (Josué, m. 79), Joao Moutinho; Nani, Hélder Postiga (Hugo Almeida, m. 65) y Cristiano Ronaldo.

Suecia: Isaksson; Lustig, Nilsson, Antonsson, Martin Olsson; Elm (Wernbloom, m. 72), Kallstrom (Svensson, m. 78); Larsson, Kacaniklic; Ibrahimovic y Elmander (Erik Hamren, m. 88).

Gol: 1-0. M. 82. Cristiano Ronaldo, de cabeza.

Árbitro: Nicola Rizzoli (Italia). Amonestó a João Pereira, Larsson, Cristiano Ronaldo y Elmander.

Unos 65.000 espectadores en el Estadio da Luz de Lisboa. El partido de vuelta de la eliminatoria se disputará el martes 19.

La inactividad y la intrascendencia a la que le sometió jugar pegado a la cal presidieron los movimientos de Cristiano durante toda la noche. Un cuarto de hora tardó en percibir que como extremo izquierdo su paso por el partido sería de puntillas. Se fue al medio, a la derecha y se hartó de tirar diagonales con poco resultado. En ese dibujo instaurado en la era Paulo Bento de tres centrocampistas y dos extremos abiertos, Cristiano no acaba de ser el goleador voraz determinante que es en el Madrid. Menos sin espacios para correr, y Suecia le dejó pocos con su tradicional y hermético 4-4-2, herencia eterna de su ligazón con el fútbol británico. Se dejó dominar y se sintió hasta cierto punto cómoda porque Portugal se cebó con los centros desde los costados. Y eso que descubrió un agujero al minuto de juego en una jugada interior entre Cristiano y Meireles que Moutinho, trastabillado y escorado tras sentar a Isakson, mandó al lateral de la red.

Apenas volvió a intentar Portugal ese camino y se volcó en el juego por los costados, principalmente por el de su lateral derecho. El valencianista Joao Pereira fue el principal proveedor de esos centros a granel que casi nunca fueron a nadie. De ese juego tan previsible y rudimentario lo más que sacó Portugal fue un torrente de saques de esquina sin apenas consecuencias, salvo uno blando y alto de Cristiano y otro de Helder Postiga más afilado, pero también sin coger dirección. Tampoco Nani en esa misma banda derecha que capitalizó Pereira, ni Coentrao en la izquierda, pusieron una rosca en condiciones, y eso que tuvieron muchas en sus botas.

Sin necesidad de dominar la pelota, las pocas veces que se atrevió a estirarse hizo daño Suecia, que generó tres ocasiones claras en el primer tiempo. La primera fue un centro de su lateral derecho Lustig, alcanzado por Elmander con la pierna derecha estirada, en posición acrobática, que le dio para cruzar la pelota. La segunda fue otro centro raso desde la izquierda del propio Elmander, que dejó pasar con inteligencia Ibrahimovic y Larsson lo empaló para exigir a Rui Patricio la estirada de la noche. Cristiano buscó y rebuscó hasta que desesperado se decidió por implantarse en el área a ver si alguno de los prolijos centradores ajustaba un pase en condiciones, mientras Ibrahimovic jugó con su habitual frialdad selectiva. Hizo varios controles de espaldas a la portería de esos en los que parece que el tiempo se detiene a la espera de que se acelere con esos latigazos geniales que tanto cuestionan la relación envergadura-habilidad. La otra gran ocasión fue un lanzamiento directo de falta de Kallstrom que silbó cerca de la escuadra derecha de Rui Patricio.

Pepe e Ibrahimovic disputan un balón.
Pepe e Ibrahimovic disputan un balón.TIAGO PETINGA (EFE)

No hubo más de Suecia, que se dedicó todo el segundo tiempo a limitarse a defender la insistencia aérea de Portugal y lo pagó con ese gol postrero. Fue la zurda de Veloso la que premió la espera de Cristiano, convertido en paciente cabeza de área junto a Hugo Almeida, que entró por Helder Postiga para reforzar la única vía que encontró Portugal. Se lanzó Cristiano en plancha para adelantarse a Isakson y a los centrales suecos antes de girar el cuello. El tanto le redimió de un partido en el que nunca se sintió cómodo. Tanto que después de intentarlo por todo el frente de ataque se fue al área para poder sacar la cabeza.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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