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Falcao contra Drogba, duelo de pistoleros

El fútbol emergente de Japón amenaza a Colombia y Costa de Marfil, lideradas por sus dos extraordinarios artilleros, con la corrosiva Grecia entre todas ellas

Alejandro Ciriza
Falcao celebra un gol con Colombia.
Falcao celebra un gol con Colombia.THIERRY ROGE (EFE)

Falcao frente a Drogba, dos pistoleros sin piedad. Y, en medio de ellos, el punzante fútbol de Kagawa y el despliegue espartano de Grecia. Si el guion no se trastoca en exceso, Colombia y Costa de Marfil parten a priori como las grandes favoritas del grupo C, aunque no deberán descuidarse un solo ápice ante la fundada amenaza nipona.

En su búsqueda por reverdecer laureles, por no desmerecer a aquella hornada integrada por Higuita, Valderrama, Fredy Rincón o Asprilla, presente en tres Mundiales consecutivos (Italia 90, EE UU 94 y Francia 98), Colombia regresa 16 años después, apoyada en una magnífica remesa de futbolistas. Con una trayectoria errática, dio un volantazo cuando contrató a José Pekerman para el banquillo. Finalizó segunda en la fase clasificatoria, como equipo menos goleado y tercer máximo realizador. La aportación de Falcao, con nueve dianas en 13 partidos, epicentro de su equipo, fue determinante. Su instinto es decisivo en un equipo regido por el orden y la disciplina, pero con clara proyección ofensiva. Junto al Tigre, hombres como Guarín, James Rodríguez, Bacca o Jackson Martínez.

Drogba golpea el balón.
Drogba golpea el balón.AFP

Pese a su escaso currículo –solo ha participado en dos Mundiales, los de 2006 y 2010–, Costa de Marfil tiene un poder igualmente intimidatorio. El que emana su capitán, Drogba, que a sus 35 años aún demuestra su brío en el Galatasaray y desea hacer un último servicio para Los Elefantes. Se concibe la cita de Brasil como una excelente oportunidad para una generación dorada que, por edad, se aproxima a su ocaso. Un equipo tan contundente como anárquico, conformado por valores seguros como el olfato de Drogba y el exuberante despliegue de Touré Yaya. Con efectivos talludos y experimentados como Kolo Touré o Zokora y atacantes intermitentes como Kalou o Gervinho.

En la sombra, camuflada, aparece Japón como la gran tapada del grupo. En pleno crecimiento, con cinco participaciones en la Copa del Mundo, toda una declaración de intenciones, el nipón ya no es aquel equipo indulgente que se conformaba con actuar como telonero. Con jugadores de gran talento, muchos de ellos en equipos europeos, es Kagawa quien porta su insignia. El atacante ha perdido algo de presencia en el Manchester United con la salida de Ferguson, pero puede hacer un desaguisado en cualquier momento. Grecia, muy decadente con respecto a aquella que elevó el cetro europeo hace 10 años, liderada por el gigantón Samaras y un engranaje mecánico, no debería ser más que un rival corrosivo.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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