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Una relación bajo la lupa

La Comisión Europea estudia la permuta de terrenos entre el Madrid y las Administraciones locales

La ciudad deportiva de Valdebebas durante un entrenamiento del Madrid.
La ciudad deportiva de Valdebebas durante un entrenamiento del Madrid.F. Ceciarini

Bruselas estudia la relación entre el Real Madrid y las administraciones de la capital desempolvando viejos acuerdos. El germen del expediente abierto por competencia al club blanco está en 1998, cuando las partes empezaron una operación que acabó con la mudanza de la ciudad deportiva del Madrid de la céntrica Castellana a la lejana Valdebebas. A mediados de 2001, el Ayuntamiento que entonces presidía José María Álvarez del Manzano alcanzó un acuerdo con el club que entonces y ahora dirige Florentino Pérez. El 80% de la parcela de la vieja ciudad deportiva de la Castellana pasaría a ser propiedad de la Administración; en el otro 20%, el Madrid podría levantar y vender cuatro torres de oficinas; el club recibiría 120 hectáreas en Valdebebas... y también unos terrenos en Las Tablas. Estos últimos son los que llamaron la atención de las autoridades de Bruselas, que ahora se remontan al origen de la operación para intentar esclarecer lo siguiente: en 2011, el Ayuntamiento compensó al club con cuatro parcelas para hacer chalés (4,4 millones); otra para oficinas (8,7 millones); y una franja de tres metros de ancho alrededor del Bernabéu (6,9 millones)... porque en realidad no podía venderle aquellos terrenos de Las Tablas incluidos en el acuerdo de 1998 porque tenían que ser de uso público. Para cuando quiso solventar su error, la Administración se encontró con que esos metros cuadrados habían pasado de valer 488.000 euros a 22,7 millones (34 veces más). Suficiente para que Bruselas pidiera información a la administración local.

No ha sido el último acuerdo entre ambas partes. El Ayuntamiento aprobó en julio de 2012 la modificación del Plan General de Urbanismo que permitirá al Madrid techar el Bernabéu y construir un complejo de ocio de 12.250 metros cuadrados en los terrenos entre el estadio y el paseo de la Castellana, con un aparcamiento subterráneo de 600 plazas. A cambio de ganar esos terrenos, el club cederá al Ayuntamiento la Esquina del Bernabéu, derribando el centro comercial que allí se ubica para convertir la parcela en un parque de 5.216 metros cuadrados. Además, devolverá las cuatro parcelas de la calle de Mercedes Arteaga que consiguió en 2011, y que en lugar de albergar chalés, servirán para equipamientos y zonas verdes. El club pagará 6,6 millones en metálico.

Dejar la Castellana por Valdebebas permitió al club blanco enjugar su deuda

Bruselas, sin embargo, mira al origen de la operación cuando se recalificaron los terrenos en La Castellana en la que echaron raíces las cuatro torres que hoy dominan el horizonte de Madrid se mire desde donde se mire. Aquel mayo de 2001, Pérez acudió a la Asamblea de socios del Madrid con un proyecto urbanístico que le iba a suponer al club, le explicó a los votantes, unos ingresos de casi 400 millones de euros que servirían para enjugar la deuda de la entidad. No se opusieron ni los opositores. “¿Cómo nos vamos a oponer a una recalificación que le supondrá al club tantos millones?”, dijo José Onieva, con Lorenzo Sanz cabeza visible de la Junta saliente.

Los céntricos terrenos fueron recalificados para que se pudiera construir

Entre los políticos no hubo esa unanimidad. El día que el club blanco abrió las puertas de Valdebebas —más de 70 millones de euros de inversión para construir más de 10 campos de fútbol, un pabellón de baloncesto, residencia, 9.000 metros cuadrados de vestuarios, 3.000 de gimnasios...— acudieron Esperanza Aguirre, entonces presidenta de la Comunidad, y el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, ambos del PP. A la operación se opusieron IU y el PSOE, que llegó a acusar a la Consejería de Urbanismo de “prevaricación” y de trabajar al dictado de los intereses del club blanco. “Hay la voluntad política de apoyar los intereses del Real Madrid”, dejó escrito su vocal en un recurso presentado ante Urbanismo. Ocho años después de la inauguración, Bruselas lo estudia.

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