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Catar, la pesadilla de la FIFA

El secretario general anuncia que el Mundial de 2022 será en invierno, pero el organismo internacional le desautoriza y pospone la decisión hasta 2015

El jeque Mohammed Al-Thani, responsable del Mundial de 2022, con Joseph Blatter, presidente de la FIFA
El jeque Mohammed Al-Thani, responsable del Mundial de 2022, con Joseph Blatter, presidente de la FIFAFADI AL-ASSAAD (REUTERS)

Todo han sido dolores de cabeza para la FIFA desde que, en diciembre de 2010, eligiera como sede del Mundial de 2022 a Catar, el país más pequeño en acoger una Copa del Mundo (apenas dos millones de habitantes) y el primero de Oriente Medio, a una temperatura prevista en verano de más de 40 grados. Un país donde la homosexualidad es ilegal y donde ha habido denuncias por parte del diario inglés The Guardian de la “semiesclavitud” sobre los inmigrantes que trabajan en las infraestructuras para los estadios. La ansiedad se apoderó del secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, al anunciar que, para escapar del calor, el Mundial no se celebraría en verano, como hasta ahora, sino en invierno, “entre el 15 de noviembre y el 15 de enero”. Eso supondría un movimiento sísmico en el calendario del fútbol europeo, de ahí que la FIFA se encargara de desautorizar poco después a su secretario general al posponer hasta “marzo de 2015” la decisión definitiva sobre en qué periodo del año se disputará la Copa del Mundo de 2022.

De lío en lío

2 de diciembre de 2010. La FIFA elige Catar como sede del Mundial de Fútbol de 2022.

7 de enero de 2011. El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, comenta por primera vez que el Mundial de Catar se podría jugar en enero.

4 de febrero de 2011. La FIFA confirma las sanciones a dos de sus miembros, acusados de participar en un soborno en la elección de las sedes mundialistas.

9 de septiembre de 2013. Blatter propone trasladar a otra fecha el Mundial de Catar por las altísimas temperaturas en verano.

19 de septiembre de 2013. La UEFA da el visto bueno a que el Mundial de Catar sea en invierno.

26 de septiembre de 2013. ‘The Guardian’ informa de las malas condiciones en que trabajan los obreros que están levantando las infraestructuras del Mundial de Catar.

9 de noviembre de 2013. Blatter declara que el Mundial 2022 no se disputará en enero ni en febrero por respeto a los Juegos Olímpicos de Invierno.

18 de noviembre de 2013. Catar está dispuesto a organizar el Mundial 2022 en invierno.

20 de noviembre de 2013. Blatter admite que hay que mejorar las condiciones laborales en los estadios mundialistas.

8 de enero de 2014. La FIFA aclara que no ha decidido las fechas del Mundial de Catar 2022 después de que el secretario general, Jerome Valcke, anunciara horas antes que el torneo se iba a jugar en invierno por las alturas temperaturas veraniegas.

Catar se impuso por 14 votos a ocho a Estados Unidos entre un total de 27 miembros del comité ejecutivo de la FIFA, quedando también excluidos Japón, Corea del Sur y Australia. Al principio, la FIFA explicó que la alta tecnología aplicada a los estadios permitiría reducir las temperaturas en unos 20 grados. En septiembre pasado, sin embargo, el presidente del máximo organismo del fútbol internacional, Joseph Blatter, admitió que “no sería responsable” jugar en verano, ni tampoco posible “refrescar todo un país”. Ha habido miembros del comité ejecutivo de la FIFA, como el alemán Theo Zwazinger, que se han mostrado en contra públicamente del calendario de invierno. “Ese cambio afectaría a la unión del fútbol alemán”, advirtió. “Europa ya no gobierna el mundo”, le replicó Blatter, en contra de “discriminar a un país por su clima”.

Se juegue el Mundial en verano o en invierno, el estudio español de los arquitectos Mark Fenwick y Javier Iribarren sigue adelante con el proyecto del estadio con un sistema de enfriamiento de las gradas y del campo. En este recinto, el Qatar Foundation, financiado por esta entidad patrocinadora del Barça y destinado a su vez a los universitarios de Doha, se disputará uno de los partidos de los cuartos de final. La presidenta es la jequesa Mozah bint Nasser Missned. “Si se cambian las fechas, nosotros seguimos con el frío”, indica Fenwick. “Es una especie de catarata de aire frío deslizándose de la grada al campo, porque el aire frío pesa más y la grada es inclinada. Después también sale aire frío desde los laterales del campo, donde están los anuncios. Es como llenar una piscina. Y, además, el estadio está diseñado para evitar que entre el viento con rachas de aire caliente”. ¿Cuál es el coste medioambiental? “En Estados Unidos e Inglaterra hay cientos de estadios con calefacción, que gastan mucha más energía que el enfriamiento”, responde el arquitecto, que compara el calor del verano en Catar con “los 48 grados de Córdoba en agosto”. Fenwick avisa de que el Mundial de Brasil el próximo verano sufrirá en algunas zonas altas cotas de calor y humedad (“en Doha no hay tanta humedad”), y recuerda otros Mundiales, los dos de México (1970 y 86) donde, además del calor, los jugadores se enfrentaron a la altura.

En cuanto a las acusaciones sobre la precariedad laboral de las obras de los nuevos estadios, Fenwick señala que las constructoras adjudicatarias son grandes empresas internacionales que van a estar muy vigiladas. Son solo proyectos, pues las obras de construcción de los nuevos estadios en Catar todavía no han comenzado. Tienen tiempo hasta que la FIFA se ponga de acuerdo.

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