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Robredo, de imposible en imposible

Tras superar dos puntos de partido en contra, el español, sin pretemporada por una lesión, gana a Rosol y llega a segunda ronda, como Ferrer y Djokovic

J. J. MATEO
Robredo, ante Rosol.
Robredo, ante Rosol.Renee McKay (Getty Images)

El nombre es enrevesado. Periostitis en el húmero, consecuencia de una rotura de escafoides. Dicho en español: nada hace pensar que Tommy Robredo pueda sobrevivir al checo Rosol en primera ronda del Abierto de Australia, y mucho menos remontarle dos puntos de partido (6-1, 6-7, 3-6, 7-6 y 8-6), porque llega a Melbourne sin pretemporada, renunciando a la Copa Hopman y con la raqueta echando telarañas. “Al final, no sé si ha sido justo o no, pero creo que sí”, advierte tras 3h 32m de duelo el español, que conquista un pulso volcánico, tenso y rebosante de emociones, como corresponde a dos competidores con tendencia a apretar el puño. El juez de silla, además, le echa leña al fuego: cuando Robredo creía haber ganado el segundo set, porque el línea había cantado mala una bola de Rosol, corrigió la decisión (el español cedió el parcial); y cuando el checo creyó haber ganado el partido, con un ace, volvió a corregir y le dio vida a Robredo, que vive de imposible en imposible.

A los 31 años, el exnúmero cinco se ha convertido en un ejemplo de perseverancia. Este es el mismo tenista que en Roland Garros 2013 avanzó hasta los cuartos tras convertirse en el primer competidor desde 1927 capaz de remontar tres partidos seguidos tras perder las dos primeras mangas. Este número 18 es el mismo jugador que llegó a ser el 471 del ránking por una lesión que le apartó de las pistas durante ocho meses en 2012. Y este hombre capaz de domar a Rosol es el mismo que en el Abierto de Estados Unidos 2013 se deshizo de Roger Federer como si no pesara en su ánimo el 0-10 de los precedentes. “La gente se ha dado cuenta de que vuelvo a ser competitivo”, dice en Melbourne, donde se presenta ante los periodistas apretando una bolsa de hielo contra su hombro derecho; “y yo me he demostrado que puedo volver a estar ahí arriba”.

A los 31 años, el exnúmero cinco se ha convertido en un ejemplo de perseverancia

Competir duro, luchar, eso es lo que tuvo que hacer David Ferrer para estar en la segunda ronda. Bajo un sol ardiente, el número tres mundial ganó 6-3, 6-4 y 6-4 al colombiano Alejandro González, el número 74, que debutaba en un grande y le hizo cinco breaks. “Empecé bastante bien, con buenas sensaciones, y luego poquito a poco me fui ensuciando en mi juego sobre todo con mi servicio”, dijo el finalista de Roland Garros 2013 tras superar su partido de la mañana en la central. Allí, después, ya cuando empezaba a caer la noche, Novak Djokovic, que busca sumar cuatro títulos seguidos, venció 6-3, 7-6 y 6-1 a Lacko.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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