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El ‘hijo’ de Luis Enrique

Jugador de equipo, Sergi Roberto se ha ganado con paciencia un sitio en el Barcelona

Sergi Roberto y Messi, tras un gol al Getafe en Copa.
Sergi Roberto y Messi, tras un gol al Getafe en Copa.Alejandro García (EFE)

Sergi Roberto es de los pocos futbolistas que nunca generó dudas entre los técnicos de la cantera desde que abandonó Reus y se mudó a La Masía con 14 años. Jugador completo, siempre recordó a Guillermo Amor por su solidaridad en el campo, pie fino e intuición para romper en vertical. A su calidad como futbolista, el volante conocido cariñosamente por sus amigos de la cantera como lluç —literalmente merluza— añade una paciencia de santo, sobre todo porque se pasó cuatro años en el filial, desde su segundo año como juvenil hasta el verano pasado, cuando se le hizo un sitio en el plantel profesional, algo que para muchos observadores ha frenado su evolución pero que él asume como parte de su formación: “No sé si son muchos años o pocos; tenía la esperanza de llegar al primer equipo y aunque ves cómo pasa el tiempo intentaba estar tranquilo y vivir el día a día sin pensar en el más allá”, ha dicho. Y, ya instalado con los mayores, Tata Martino no le dio demasiada participación, pese a señalarle como “jugador bandera del club en un futuro cercano”. El técnico casi llegó a disculparse por no darle más minutos: “Le valoro más de lo que estoy demostrando”.

Durante los 18 primeros partidos de la temporada Sergio Roberto apenas si disfrutó de minutos (21, repartidos entre tres partidos) y nunca se quejó. A partir de diciembre cambió su situación y ya lleva 12 encuentros seguidos dejándose ver; titular en cinco, convertido en fijo en los partidos de Copa del Rey, hoy se le espera en el campo del Getafe. “Me costó entrar en las rotaciones, pero ahora me siento muy contento. La idea es seguir trabajando y devolverle la confianza que me ha demostrado el entrenador”. “Sergio no es un jugador de momentos, no es un futbolista de 10 minutos, es un jugador que llena partidos”, sostiene Víctor Muñoz, que fuera centrocampista del Barcelona, entrenador a la espera de equipo. “No es un futbolista que haga dos cositas y deslumbre; hace muchas y en favor de los demás”, destaca. “Es muy disciplinado, en ocasiones incluso demasiado”, aseguran en el cuerpo técnico, donde le elogian por “trabajador, humilde y muy tímido”.

Martino: “Le ha llegado la hora para que deje de hacer lo correcto, de salirse del libro”

Con razón le gustaba tanto a Luis Enrique. “Era su ojito derecho, como un hijo para Luis”, recuerdan en el filial, a donde llegó siendo un crío. Pero el asturiano no dudó y le ponía siempre. “Y siempre bien. No le he visto jugar mal nunca, es muy regular. O juega bien o juega muy bien”, insiste Muniesa, que, como Roberto, forma parte de la generación del 92 y que ha crecido con él en las divisiones inferiores del Barça. Incluso compartieron piso tres años. Muniesa hizo las maletas y ahora juega en el Stoke City, pero no ha perdido el contacto y no hay día que no se active el grupo de whatsapp del que ambos forman parte junto a Sergio Gómez, Román y Planes —los tres en el filial—, Martí Riverola (Mallorca), Balliu (Arouca portugués) y Carmona (Girona). “En el Camp Nou todavía no le han visto en toda su dimensión. Está jugando fácil, a uno o dos toques, pero tiene mucho más fútbol”, dice Muniesa.

“Es muy muy bueno” sostiene Javier García Pimienta, técnico del fútbol base del Barça que le tuvo de cadete y dos años de juvenil. “Tiene una gran capacidad de trabajo, pero también gol. Su llegada desde la segunda línea siempre me recordó un poco a la de Amor, pero es más potente”, asegura el que fue su entrenador y que en no pocos partidos le usó en punta “porque define muy bien”. El responsable del juvenil B asegura que es cuestión de tiempo que el volante de Reus explote. Comparado a menudo con Xavi —“me conformaría con ser una pequeña parte de lo que es él como futbolista”, sostiene— es el mismo capitán el que considera “injustas” las comparaciones. “Somos futbolistas diferentes; él hace cosas que yo no haré en la vida, tiene mucha más potencia”, dice Xavi. “Tiene un perfil distinto a lo que hay en la plantilla”, corrobora Zubizarreta, director deportivo. “Es diferente a Xavi. Aunque tenga esa calidad para jugar y hacer jugar al equipo, Sergio es un punto alemán. No es un Thiago que rompe líneas con filigranas; Sergio arrolla, cuando se va no hay quien le pare, es como un tren”. E insiste: “Tiene una capacidad enorme de trabajo”.

Todo lo trabajador que es en el campo parece tenerlo de vago en casa. “Prefería no comer a pisar la cocina; por él siempre comíamos fuera”, explican los que han compartido piso, convencidos de que ahora que vive solo en Sarrià habrá despabilado. Ha dejado los estudios después de aprobar con buenas notas el primero de ADE para ganarse la renovación del contrato que acaba el próximo curso. Nunca perdió eso sí, la capacidad de sonrojarse. “Nos reíamos mucho de él por eso y se cabreaba mucho”, se ríe Muniesa.

“Hasta ahora ha hecho lo correcto; le ha llegado la hora de que se salga del libro porque tiene mucho más para poder ofrecer”, sentenció ayer Martino. Sergi Roberto debe dar un paso adelante después de saber esperar.

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