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El “milagro” de Ferrer

Gana a Chardy, que tuvo cinco bolas de set, y llega por decimoquinto grande seguido a octavos, marca que solo mejora Djokovic

J. J. MATEO
Ferrer, durante su partido contra Chardy.
Ferrer, durante su partido contra Chardy.MAST IRHAM (EFE)

“¡Saco a dos por hora! ¡No lo entiendo!”. El “milagro” de David Ferrer empieza con una epifanía en forma de break concedido en la segunda manga del partido de tercera ronda que le enfrenta Jeremy Chardy. A partir de esa ventaja conquistada a más de 41 grados, el francés sueña con los octavos. Es 5-3 y 40-0 para él en el segundo parcial. Son cinco puntos de set a su favor, porque luego vendrán otros dos. Y Ferrer grita. Y Ferrer se lamenta, nervioso como está desde que cambió a su técnico de toda la vida (Javier Piles) por uno nuevo (José Altur). Y Ferrer que se alía con la suerte (dos bolas a su favor con el Ojo de Halcón) y el talento (derechas justicieras) para lograr lo que luego describe varias veces como “un milagro”. Supera esas cinco bolas de set en contra, abrocha el parcial y con él se lleva 6-2, 7-6 y 6-2 un duelo que consolida un registro maratoniano: ha estado en la segunda semana de los 15 últimos grandes, registro que solo supera Novak Djokovic (19).

Ahora mismo lo que me preocupa es encontrar mi tenis, estar bien conmigo mismo, tranquilo. Me pongo nervioso. Al mínimo problema me pongo negativo

“Estoy muy orgulloso de ese dato”, cuenta luego Ferrer, que no baja de los cuartos en los grandes desde el Abierto de EEUU 2011. “Intento ser consistente, y en los últimos cuatro o cinco años he hecho muy buenos resultados”, prosiguió. “Ahora mismo lo que me preocupa es encontrar mi tenis, estar bien conmigo mismo, tranquilo. Me pongo nervioso. Al mínimo problema me pongo negativo”.

Ferrer, al que Florian Mayer servirá de piedra de toque para la eliminatoria de Copa Davis que enfrentará a Alemania con España (el alicantino ya se ha reunido con Carlos Moyà, el seleccionador, que dará la lista el martes), perdió el último precedente contra su rival de octavos, al que domina 4-3 en el cara a cara.

“Intentaré vengarme”, dijo el número tres, que para lograr su objetivo necesitará primero encontrar la paz interior que le falta en estos días de cambios en su vida. A un paso de los 32 años, Ferrer busca tranquilidad de espíritu. Mientras tanto, ofrece lo que siempre le ha distinguido. “Luchar. Morirme en la pista”, dice.

Por otra parte, Tommy Robredo superó a Gasquet, número 9 del mundo, por 2-6, 7-5, 6-4 y 7-6, y se medirá al suizo Wawrinka, al que ganó dos veces en 2013, por un puesto en los cuartos de final. "Estoy muerto", se rió el ganador, que llegó sin pretemporada al torneo por una lesión en el escafoides y ya se encuentra en octavos. "Me duele todo, pero merece la pena".

Médicos y antílopes en las pistas

Antes de que llegue el frio, porque el sábado las temperaturas bajarán más de 20 grados en Melbourne, la ciudad australiana rompió un registro histórico: superó de nuevo los 43 grados, y por primera vez en su historia rompió la barrera de los 40 durante cuatro días seguidos. Los tenistas volvieron a pagar el precio: la china Zheng tuvo que ser atendida durante su partido por un médico, que en una escena inusitada le midió la frecuencia cardiaca y ordenó que le aplicaran hielo por todo el cuerpo. “No puedo respirar”, decía la china, que acabó cediendo 2-6 y 4-6 ante la local Dellacqua.

El calor también pareció perturbar a Serena Williams, la número uno, en su victoria sobre Hantuchova (doble 6-3). La estadounidense, sin embargo, prefirió morderse la lengua. “¿Qué piensa de que el doctor Woods, médico jefe del torneo, haya dicho que los humanos hemos evolucionado de gente que vivía en los altiplanos cazando antílopes durante ocho horas bajo este calor?”, le preguntaron, trasladándole la crítica implícita del galeno a los tenistas. “Yo no sé de eso”, vino a contestar la estadounidense, que buscará los cuartos contra la ganadora del Ivanovic-Stosur.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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