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Fernández, fuera de las medallas

El español, con una puntuación de 253,42, acaba cuarto

Amaya Iríbar
Javier Fernández, durante su programa en Sochi.
Javier Fernández, durante su programa en Sochi.LUCY NICHOLSON (REUTERS)

La segunda aparición de Javier Fernández sobre el hielo de Sochi le dejó con una puntuación de 166,94 (253,42 en total). Eso supuso que se colocara segundo en la clasificación provisional, detrás del kazajo Denis. La puntuación le alejó virtualmente del podio y le dejó en manos de sus rivales. Su cara de decepción al conocer su calificación lo dijo todo. Al siguiente ejercicio, le superó el japonés Hanyu, que se puso primero, con el kazajo segundo y el español tercero. Solo hizo falta que un patinador más (el canadiense Chan) pisara el hielo, para que Fernández quedara fuera de las medallas: cuarto.

Fue un capítulo más en la carrera del patinador de 22 años. Fernández se puso unos patines por primera vez cuando tenía seis años y no se los ha quitado desde entonces. El chico es tozudo, dicen, y vista su trayectoria parece verdad. La historia empieza en Madrid, mediada la década de los 90. Javi, hijo de un militar que trabaja en Cuatro Vientos y de una empleada de Correos, es un chico revoltoso que sigue a su hermana mayor hasta la pista de patinaje que ya no existe. Al año siguiente Laura se cambia a la de Majadahonda, a unos 20 kilómetros de la capital. Javier va detrás.

LOS LOGROS DEL PATINADOR Y LOS MEDALLISTAS ESPAÑOLES

DATOS BIOGRÁFICOS:
- Nacido en Madrid. 15 de abril de 1991 (22 años)
- Lugar de residencia: Toronto (Canadá)
- 1,73 y 63 kilos.

EL PALMARÉS:

- Campeón de Europa 2013 y 2014
- Bronce en el Campeonato del Mundo 2013
- Bronce en la final del Grand Prix 2011
- Campeón de España en 2009, 2011 y 2013
- Subcampeón de España en 2010

LOS MEDALLISTAS ESPAÑOLES EN LOS JJOO DE INVIERNO:
- Paco Fernández Ochoa. Sapporo (Japón). 1972
- Blanca Fernández Ochoa. Albertville (Francia).1992

De esa época le viene el apodo de lagartija. Fernández era un niño nervioso que no podía parar quieto y al que castigaban a menudo porque la disciplina no iba con él. También era un patinador con un talento especial para las piruetas, de esos que saltan mucho, giran rápido y saben en todo momento dónde está cada parte de su cuerpo. Compitió por primera vez con ocho años y hasta los 13 su rutina fue más o menos la misma.

Pero seguía siendo el hermano pequeño de Laura, que por entonces era la mejor patinadora española. Con ella se fue a Jaca para entrenarse. Y las cosas empezaron a cambiar. Javi hizo un triple axel, el primero de un español, y Laura, que había llegado a representar a España en dos Mundiales, dejó el patinaje. El hermano pequeño empezó a destacar, a competir como adulto. Su progresión desde entonces ha sido gradual. 28º europeo y 35º del mundo en 2007, el año de su debut senior; 17º y 30º, respectivamente al año siguiente. Para entonces ya había vuelto a Madrid, primero para entrenarse en Villalba y luego en Majadahonda, en la pista donde empezó todo. El patinador quería ir a los Juegos Olímpicos, algo que ningún español había conseguido desde que lo hiciera Darío Villalba en 1956.

Lo consiguió y terminó exactamente en la misma posición que el pionero: 14º. Quería más. Y sabía que para ello, para seguir mejorando sobre los patines y poder vivir de su deporte, como explicó a este periódico hace cuatro años, tenía que salir de España. Tuvo suerte porque Nikolai Morozov, uno de los grandes entrenadores de este deporte, se había fijado en él. Se fue a Nueva Jersey con él y le siguió luego hasta Rusia y luego a Letonia. Hasta que se cansó de viajar y del propio Morozov. Hace dos años entró en contacto con Brian Orser, subcampeón olímpico en 1984 y 1988, y que ahora enseña a un grupo selecto de patinadores en Toronto (Canadá).

Ahora mismo tiene muy pocos puntos débiles. Cuando empezamos a trabajar juntos tenía problemas de equilibrio y con algunos movimientos básicos. Pero ahora confía de verdad en su patinaje y está mejorando su resistencia

Orser, técnico del español

Allí todo fue más fácil. Entrenador y técnico se acoplaron en seguida, al mismo tiempo que Fernández se integraba perfectamente a la vida canadiense y al nuevo equipo técnico.”No me meto en su vida privada mientras esta no interfiera con los entrenamientos y en las competiciones”, explicaba Orser hace unos días. “Es una cuestión de confianza”.

Javier Raya, el otro patinador en Sochi, que conoce a Fernández desde los ocho años, asegura que desde que este está en Canadá “ha madurado un montón. Se ha hecho un hombre y tiene la cabeza más en su sitio”.

Su patinaje también ha crecido. Los cuádruples que convierten su programa en uno de los más difíciles del mundo ya los tenía, pero en Toronto ha ido a más. “He mejorado los saltos, el patinaje… todo. Pero sobre todo he ganado experiencia”, reconocía el patinador poco antes de entrar en acción en el hielo de Sochi. “Ahora mismo tiene muy pocos puntos débiles”, añadía Orser. “Cuando empezamos a trabajar juntos tenía problemas de equilibrio y con algunos movimientos básicos. Pero ahora confía de verdad en su patinaje y está mejorando su resistencia”.

También se ha hecho un nombre internacional, algo muy importante en un deporte subjetivo como es el patinaje. Y esto solo se consigue con resultados. Primero fue el campeonato de Europa en 2013, luego el bronce mundial ese mismo año, y en enero la revalidación de su título europeo, algo que no conseguía ningún patinador desde que lo hiciera Plushenko en 2005 y 2006.

“Javier conecta muy bien con el público”, resume Raya; “Tiene una facilidad técnica impresionante y eso le permite quitarse la presión de los saltos y dedicarse a otras cosas, a interpretar. Es lo que se busca en este deporte”.

La conexión quedó demostrada cuando Fernández conoció su nota. El público la recibió con un pequeño abucheo. Y Fernández se fue a ver qué hacían sus rivales... hasta que se quedó fuera de las medallas.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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