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Búfalos en un laboratorio

Ancelotti traslada a los dirigentes del Madrid que sus atacantes, inigualables con espacios para correr, encuentran dificultades frente a equipos que, como el Sevilla, se meten en el área

Diego Torres
Bale se cambia de botas durante el segundo gol del Sevilla.
Bale se cambia de botas durante el segundo gol del Sevilla. PEPE ANDRES (AS)

Carlo Ancelotti suele comentar que el Real Madrid es el mejor equipo del mundo con espacios, pero que contra defensas cerradas sus atacantes le recuerdan a “búfalos en un laboratorio”. El entrenador trasladó a los dirigentes del club que los hombres como Bale y Cristiano necesitan grandes praderas para expresar su talento y esto no siempre se encuentra fácilmente en un partido de primer nivel. Para posibilitar la creación de estos espacios, Ancelotti ha adiestrado al equipo en la realización de repliegues tácticos a modo de señuelos.

Hay equipos que —confundidos por el repliegue— intentan tener el balón y muerden el anzuelo. Otros, sin embargo, se mantienen desconfiados, atrás, incluso cuando van perdiendo. Suelen estar dirigidos por técnicos que Ancelotti admira por su sagacidad y a los que ha bautizado como los “zorros del desierto”: Aguirre, Caparrós, Juan Ignacio Martínez, Alcaraz, Escribá y, desde el miércoles, Emery.

Los cambios que hizo Emery en la segunda mitad del partido que el Sevilla disputó contra el Madrid, el miércoles, pusieron un muro difícil de superar por la vía rápida. Ahí no había praderas: solo pasillos de laboratorio. La inclusión de Vitolo y Navarro en el costado izquierdo armó al Sevilla para renunciar al balón, replegarse sobre su área, negar los espacios a los velocistas visitantes, y soportar el asedio. Al Madrid no le quedó más remedio que disparar desde fuera del área: diez veces tras el descanso, contra dos a menos de 16,5 metros del arco.

El segundo gol del Sevilla en el Sánchez Pizjuán resumió la crisis que puede decidir el campeonato

Los jugadores recuerdan que otros zorros del desierto ya practicaron la misma táctica recientemente. Granada, Elche y Levante se metieron en su área pero cayeron bajo el peso de los remates de media distancia, las jugadas a balón parado, y los errores garrafales, como aquella mala entrega de Iturra. Cree Ancelotti que estos partidos se sacaron adelante gracias a la concentración máxima de Di María, Modric y Alonso, su trío de volantes habituales. Con esta lógica, el entrenador sostiene que la ausencia de Di María perjudicó al equipo en Sevilla. Lo repetían ayer en el vestuario de Valdebebas: en el 1-1 falló Alonso pero Illarra reaccionó tarde; y en el 1-2 se despistó Isco.

El segundo gol (2-1) del Sevilla en el Sánchez Pizjuán resumió la crisis que puede decidir el campeonato. Moreno jugó en lago para Rakitic y el croata, viéndose encimado por Pepe en la banda izquierda, se hizo un autopase con el tacón antes de asistir a Bacca. La acción resultó muy comentada entre los madridistas. Los jugadores consultados no saben por qué Gareth Bale, que debía estar cerrando esa banda, se encontraba sentado en la hierba frente al banquillo. El galés había salido para cambiarse las botas dos minutos antes del gol, en el minuto 73. Como si algo en sus Adidas de plástico y piel de canguro de más de 200 euros le incomodase.

Es difícil encontrar un miembro de la expedición del Madrid que no se molestara con Bale por su dejación

Es difícil encontrar un miembro de la expedición del Madrid que no se molestara con Bale por su dejación. En el viaje de regreso alguien comentó que Pepe no tuvo más alternativa que salir a cubrir a Rakitic, desprotegiendo su portería pero obligando al croata a hacer magia para darle una salida a la jugada. Ancelotti cree que Pepe hizo lo que pudo para remediar las ausencias de Bale y de Isco, el volante interior derecho en ese momento. El entrenador italiano señaló a Isco para ejemplificar los desequilibrios a que se expone el Madrid cuando el malagueño —un segunda punta— actúa en la línea de tres centrocampistas. Si Bale estaba cambiándose las botas, Isco se había desajustado haciendo movimientos propios de un delantero y dejando a su espalda un espacio por donde el Sevilla remató el partido.

“Perdimos la solidez que habíamos tenido hasta ahora”, dijo Alonso al salir del campo. “Cometimos errores defensivos”.

El presidente madridista, Florentino Pérez, lamenta que Ancelotti no haya sido capaz de entrenar al equipo para jugar en espacios reducidos empleando a jugadores como Isco. El entrenador le ha respondido que si hay que jugar con Bale —costó entre 90 y 100 millones de euros— entonces no hay más lugar para Isco que el medio campo. Y ahí es preciso poner atención para defender.

Varios jugadores dan la razón a Ancelotti: hasta que entró Isco el Sevilla no tuvo opciones de contragolpear en la segunda parte. Con Isco en lugar de Illarra los sustos se multiplicaron. Con Bale —el búfalo— cambiándose las botas, el susto se hizo gol.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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