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El Barça llama a decidir su futuro

118.580 socios tienen derecho a votar este sábado sobre el nuevo Camp Nou y su entorno

Bartomeu, ante una maqueta de la grada del nuevo Camp Nou.
Bartomeu, ante una maqueta de la grada del nuevo Camp Nou.VICENS GIMÉNEZ

El Barcelona se juega este sábado algo mas que tres puntos contra el Betis. “El futuro del club está en manos del socio”, resume el presidente Josep Maria Bartomeu, que heredó el referendum convocado por expresidente Sandro Rosell. El club convoca este sábado a 118.580 socios de la entidad a decidir qué debe suceder con el Camp Nou, instando a la masa social a responder una sola pregunta “¿Aprueba la propuesta del nuevo Camp Nou, el Espai Barça y el nuevo Palau Blaugrana?”.

Desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, el club escuchará la voz del socio. “No es un plebiscito a sobre la gestion de la junta, nos jugamos la viabilidad de la entidad durante los próximos 50 años”, asegura Bartomeu. La junta que preside lleva más de un mes recorriendo Cataluña para explicar la necesidad de votar afirmativamente sobre un proyecto que asciende a 600 millones de euros.

El referéndum

Censo. La Junta de la Consulta ha establecido un censo de 118.580 socios con derecho a voto.

La votación. Sábado 5 de abril. La zona de votación estará abierta de 9 de la mañana a 9 de la noche en la explanada del Camp Nou.

El nuevo Camp Nou. Se aprovechará la estructura del actual y tendrá una capacidad para 105.000 espectadores. Ahora, el aforo es de 99.786. Contará con una cubierta para todas las localidades y un aparcamiento para 5.000 vehículos.

Nuevo Palau. Se construirá donde está el Miniestadi, que a su vez se ubicará en la Ciudad Deportiva. El Palau contará con 10.000 asientos fijos y 2.000 asientos adicionales.

Pabellón anexo. Se ubicará junto al nuevo Palau. Dispondrá de 2.000 localidades.

Espacio Barça. Estará entre el Estadio y el Nuevo Palau y en él se construirán oficinas, tiendas, un hotel, una residencia para estudiantes, un museo y una pista de hielo.

Coste y plazos. El coste total es de 600 millones, 420 del Camp Nou. Las obras empezarían en 2017 y concluirían en 2021.

“Lo que más preocupa al socio es cómo se van a pagar las obras”, asegura Bartomeu como resumen a las reuniones mantenidas con los socios para explicarles las bondades de una inversion distribuida a partes: 420 millones se destinarían a sufragar la remodelacion del estadio, 30 para acomodar el área que lo rodea en el llamado Espai Barça, es decir una zona de servicios ludico-comerciales para el socio, los 90 más destinados a la construcción del nuevo Palau Blaugrana, 40 destinados para acondicionar nuevas zonas de aparcamientos y 20 para asentar el urbanismo y la construcción del nuevo Camp Nou, en los terrenos de la ciudad deportiva en Sant Joan Despi.

Según calcula el club, el proyecto es asumible económicamente dado que 200 millones serían generados por beneficios propios, 200 llegarían del Title rights —darle un apellido comercial al campo— y, otros 200, de un nuevo crédito, negociado a partir de cancelar el préstamo vigente con los bancos y abrir otro.

El club está convencido de la viabilidad de la idea, que según sus cálculos garantiza más de 30 millones anuales en ingresos, pero no ha querido manifestarse abiertamente sobre el impacto que tendría en el bolsillo del socio como consecuencia de una hipotética subida de los abonos. Además, 10.000 abonados de la primera grada, deberán cambiar de asiento. El proyecto, trazado por empresas como ISG, AEG, Icon Venue Group y Ryder Levett Bucknall, elegidas bajo el mandato de Rosell, sin que se haya justificado las razones de su contratación, genera muchas dudas en algunos socios. La junta, que no ha debatido al respecto, garantiza que el proyecto es sostenible económicamente y compatible con el uso deportivo, pese a que advierte de las incomodidades que generarán durante cuatro años las obras, que empezarían en 2017 y finalizarían en 2021.

La mayor parte de los directivos discutieron en su día, “por caro”, el proyecto que defendía Joan Laporta y que llevaba la firma de Norman Foster. Aquel proyecto incluía la remodelación de la fachada del Camp Nou y mejoras en el interior del campo y ascendía a 400 millones. “Es una locura”, llegó a decir Rosell cuando anunció que iba a presentarse a las elecciones en 2008. En cualquier caso, nunca incluyó en su programa electoral la idea de sacar adelante un proyecto semejante. “Votamos humo”, aseguró Agustí Benedito, que fuera el líder de la segunda opción más votada por el socio en las últimas elecciones. No es la única voz que se ha escuchado a favor del no a un proyecto que ha sido cuestionado por diferentes arquitectos.

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