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Los misterios de Kovacevic

Diego Costa recibe masajes con electroterapia para que la placenta de yegua que aplica al doctora serbia le ayude a recuperarse de su lesión

J. J. MATEO
Diego Costa, lesionado en el Camp Nou.
Diego Costa, lesionado en el Camp Nou. paco largo (DIARIO AS)

Diego Costa fue capaz de encontrar lo que el Ministerio de salud serbio estuvo tiempo buscando: a Marijana Kovacevic, una misteriosa doctora que ha tratado a más de cien futbolistas, logrando recuperaciones más rápidas de lo previsto con una crema basada en placenta de yegua. El punta del Atlético sufre una microrrotura que hace improbable su participación en la final de la Champions, el sábado contra el Madrid. Por eso no se incorporó ayer a la concentración del Atlético al mismo tiempo que sus compañeros: estaba en Belgrado, y antes de volver a la capital se planteó volar directamente desde allí a Lisboa, sede de la final, porque se ha puesto en manos de Kovacevic, por cuya capacitación se interesan las autoridades locales desde que en 2009 el Liverpool de Rafa Benítez quiso contratarla. La doctora ha trabajado con clubes de Rusia, Ucrania, Turquía, Azerbayán, Bulgaria, Alemania... y España, donde sus métodos causan asombro.

De normal esto no tiene nada. Científicamente no hay ningún motivo para que un tratamiento dado en la piel con ultrasonidos llegue hasta el músculo y la lesión superando el complejo camino que hay en medio, todas las barreras Mikel Sánchez, doctor

“De normal esto no tiene nada”, resume desde Vitoria Mikel Sánchez, referencia mundial en el tratamiento de lesiones con plasma autólogo rico en factores de crecimiento. “No sabemos qué producto utiliza, qué parte de la placenta... científicamente no hay ningún motivo para que un tratamiento dado en la piel con ultrasonidos llegue hasta el músculo y la lesión superando el complejo camino que hay en medio, todas las barreras”, explica sobre el tratamiento que aplica Kovacevic. “No hay argumentos científicos que expliquen cómo supera esa crema esos dos centímetros de distancia, y si lo que se está infiltrando son proteínas de un animal en el músculo de un humano, habría que saber las incompatibilidades”. “Esto está muy estudiado, no se atraviesa sin inyecciones. Suena a insensatez absoluta... Yo hasta le he preguntado a un veterinario si la placenta de una yegua tiene algo distinto a la de una mujer, y no. Arreglar esto [la lesión] en un día es imposible. Es como una planta. Si le echas abono, crece más rápido, pero de un día para otro no sale la planta”.

Mientras los vampiros de la UEFA visitaban ayer el Cerro del Espino para someter a un control antidopaje a los futbolistas del Atlético, Costa soñaba en Belgrado con disputar la final de la Champions con la ayuda de unos masajes con electroterapia y crema de placenta de yegua. Para empezar, el hispanobrasileño ya puede plantearse la posibilidad de un entrenamiento.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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