LeBron se derrite en la sauna de los Spurs

Los Spurs ganaron a Miami (110-95) en un primer partido de la esperadísima final de la NBA que traerá cola. Tuvo que disputarse en unas condiciones infernales que pudieron influir en el colapso físico que sufrió LeBron James, con calambres en la pierna izquierda. El aire condicionado del ATT Center se estropeó durante el segundo cuarto y el calor y la humedad en el recinto y en la cancha fueron aumentando hasta hacerse insoportables. La temperatura se elevó por encima de los 32 grados centígrados, según los datos facilitados por la televisión estadounidense.

Ya en el tercer cuarto se observó a LeBron y a Bosh con bolsas de hielo en la nuca durante un tiempo muerto y a Splitter quitándose la camiseta al ser sustituido por un compañero. Los espectadores llevaban bastante tiempo abanicándose y sudando la gota gorda. Lo peor sucedió en el último cuarto. El juego estaba siendo precioso, con un intercambio de canastas maravilloso. Los Heat apretaron el acelerador y abrieron una brecha de siete puntos (79-86). Faltaban nueve minutos, pero apenas uno y medio más tarde, y tras fallar dos tiros consecutivos, LeBron James sufrió un colapso físico y tuvo que pedir el cambio.

Parecía que el 6 de los Heat sufría calambres, aunque su rostro también evidenció un agotamiento fuera de lo normal. En ese momento, Green, que no había anotado, enlazó una serie de acciones seguidas con dos triples y un total de 13 puntos en un santiamén. Los Spurs pasaron a dominar (94-90) cuando faltaban cuatro minutos y medio.

LeBron hizo de tripas corazón y volvió a la cancha. Anotó una canasta pero al mismo tiempo acabó de quedarse literalmente tieso. Su pierna izquierda se agarrotó por completo y tuvo que retirarse ayudado por sus compañeros. A partir de ahí, fue un paseo para los Spurs, que cerraron con un tremendo parcial: 31-9.

La lesión de LeBron marcó un antes y un después en un encuentro espléndido en el que ambos equipos exhibieron su capacidad para contestar a las exigencias de su rival y para aprovechar el talento de sus jugadores. Ginóbili, por dos veces, lideró la reacción de los Spurs a las embestidas de LeBron y de Wade. Rashard Lewis emergió durante una fase como mano ejecutora de los Heat. Cole suplió con acierto en la dirección de juego a Chalmers, que sumó muy pronto faltas personales y estuvo fuera de onda. Ray Allen estuvo magnífico en el tercer cuarto, en el que también emergió de golpe y porrazo Splitter.

Los Spurs consiguieron reducir el exceso de pérdidas de balón que acumularon en los tres primeros cuartos y acabaron haciendo valer el talento y los números de Duncan, con 21 puntos y 10 rebotes, Parker, con 19 puntos y 8 asistencias, y un Ginóbili espléndido, con 16 puntos, 5 rebotes, 11 asistencias y 3 robos de balón. Splitter, Green, Leonard, Diaw… prácticamente todos los jugadores de Popovich aportaron lo suyo y tuvieron sus momentos importantes.

El colapso físico de LeBron supuso un mazazo para los Heat. LeBron destacó en la primera parte con 23 puntos, pero en la segunda solo anotó dos más, antes de verse obligado a abandonar la cancha. Wade, con 19 puntos, y Bosh, con 18 puntos y 9 rebotes, y Ray Allen, con 16 puntos y 5 robos de balón, mantuvieron a su equipo con posibilidades hasta el inicio del último cuarto. Los fallos en el marcaje a Green, que hasta entonces no había anotado, y la desaparición de escena de LeBron, encarrilaron el triunfo de los Spurs.

La polémica está garantizada. Falló el aire acondicionado, un elemento que en este caso no se trata simplemente de confort, sino que resulta absolutamente necesario, sino imprescindible, en una cancha en la que se superan los 32 grados de temperatura, la humedad es altísima y en que la ventilación es exigua por no decir nula.

“Ver a nuestro líder en el banquillo sin posibilidad de jugar fue como recibir un puñetazo en el estómago”, declaró el entrenador de Miami, Erik Spoelstra. “El calor y la humedad en que se jugó el partido fue poco habitual, pero fue el mismo para los dos equipos”. LeBron tuvo que recibir suero intravenoso tras el partido. Duncan declaró que el partido se jugó en unas condiciones incómodas como no había experimentado desde que dejó las Islas Vírgenes, donde nació hace 38 años, y que abandonó siendo muy joven para estudiar en Estados Unidos.