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Contador pierde a su lugarteniente

El Tinkoff borra al checo Kreuziger del Tour, que comienza dentro de una semana, por irregularidades en su pasaporte biológico

C. A.
Madrid -
Kreuziger, en el pasado Tour.
Kreuziger, en el pasado Tour.AFP

El el Tour del 13, junto a Alberto Contador, tramando y llevando a cabo emboscadas contra el intratable Chris Froome, estuvo siempre Roman Kreuziger, un checo fichado del Astana que terminó quinto la ‘grande boucle’, justo un puesto por detrás del chico de Pinto, tal es su calidad. En el Tour del 14, que comienza dentro de una semana en Leeds (Inglaterra), Kreuziger debería ser de nuevo el lugarteniente de Contador, y junto a Michael Rogers y Nicholas Roche componer un trío de magníficos equipiers. Sin embargo, una larga historia de presuntas irregularidades con su sangre, que la Unión Ciclista Internacional (UCI) data desde la primavera de 2011, cuando corría en el Astana, hará imposible que el checo, de 28 años, vuelva a estar al lado de Contador en las carreteras francesas tendiéndole trampas a Froome, Alejandro Valverde (desde ayer, campeón de España contrarreloj), Vincenzo Nibali (desde hoy, campeón de Italia) y demás rivales. Según reveló su propio equipo, el Tinkoff, alcanzado el final del proceso de defensa de Kreuziger, la UCI no se cree losa argumentos del checo para explicar los vaivenes de sus valores sanguíneos y así se lo hizo saber el 30 de mayo pasado. Por esa razón, el Tinkoff lo ha borrado de su ‘nueve’ del Tour. Su puesto lo ocupará el joven polaco Rafal Majka, un escalador de gran calidad, que en mayo ha llevado a cabo un Giro espléndido (sexto, a siete minutos de Nairo Quintana).

El proceso pone de manifiesto tanto las dificultades para detectar el dopaje sanguíneo como la meticulosidad con la que proceden los expertos científicos

El largo ‘proceso Kreuziger’, que sale a la luz en vísperas del Tour, pone de manifiesto tanto las dificultades para detectar el dopaje sanguíneo (manipulación mediante EPO o transfusiones habitualmente) como la meticulosidad con la que proceden los expertos científicos y jurídicos de las federaciones, así como la difícil defensa que tienen los acusados. A Kreuziger la UCI le notificó el viernes 28 de junio de 2013, cuando ya todo el pelotón estaba en Córcega preparado para comenzar el Tour el día siguiente, que dudaba de los valores de su pasaporte en 2011 y 2012. El ciclista se lo notificó a su equipo, y también le dijo que era inocente. El equipo le creyó y le dejó participar en el Tour, en el que brilló. El checo después, según él mismo cuenta en una nota de prensa, contrató a dos expertos independientes que concluyeron que los valores anómalos de su pasaporte (hemoglobina, reticulocitos y la relación entre ambos) no tenían por qué deberse a dopaje sanguíneo y así se lo hizo llegar a la UCI.

El proceso consumió casi un año, pus el 30 de mayo pasado la UCI le dijo a Kreuziger que sus expertos no le convencían y que le abriría un expediente por dopaje. Kreuziger volvió a proclamar su inocencia, corrió la Vuelta a Suiza, que terminó octavo, y encargó un nuevo informe a un tercer experto, que ratifica la opinión de los dos anteriores. En esta ocasión, sin embargo, el equipo dirigido por Bjarne Riis, que en 2013 creyó a Kreuziger y no le borró del Tour, ha preferido ser más prudente, y para evitar el probable estallido de la bomba durante la carrera (la UCI tardaría poco en hacer públicos los problemas sanguíneos del checo) ha decidido apartarle del lado de Contador hasta que la situación se aclare definitivamente.

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Sobre la firma

C. A.
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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