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Navas: un tesoro nacional que costó 100 balones

Hasta la Cancillería de Costa Rica celebra el viaje del portero a la élite del fútbol, 11 años después de que su primer club profesional lo comprara a precio de ganga

El nuevo portero del Real Madrid, Keylor Navas, firma autógrafos a unos aficionados este domingo en el aeropuerto.
El nuevo portero del Real Madrid, Keylor Navas, firma autógrafos a unos aficionados este domingo en el aeropuerto.EFE

Se convirtió en leyenda la historia de que Keylor Navas, el nuevo fichaje del Real Madrid, fue cambiado por 50 pelotas de fútbol para dejar su equipo de pueblo y dar el salto al primer club profesional, el Saprissa. Tenía 16 años y vivía en el barrio San Andrés de San Isidro de El General, una zona al sur del Valle Central de donde centenares han emigrado con rumbo a Estados Unidos, como lo hicieron sus padres cuando él era niño y como lo hace él ahora, pero con destino a la galaxia del futbol mundial.

Nadie ha podido ratificar esa historia del canje por balones, pero la versión confirmada sobre el traspaso de aquel adolescente flaco y educado tampoco se aleja demasiado. Fueron 2.000 dólares los que pagó el Saprissa, uno de los grandes de Costa Rica, al equipo de barrio llamado Pedregoso, según su director Guillermo Trejos, como publicó hace un año el diario La Nación.

2.000 dólares no son 50 balones de fútbol, pero sí son 100, si se compraran ahora en cualquier tienda deportiva de Costa Rica, con el tipo de cambio actual. Fue entonces un éxito para el pequeño club, aunque después un abogado les dijo que debieron haber cobrado al menos 50.000 dólares. Sabían que Navas era un portero especial y que igual jugaba de campo, lo que explica su buen juego de pies; era ágil y ecuánime, un buen pupilo, pero nadie imaginaba que once años después el chico, ya convertido en estrella, estaría tomando el avión hacia España para ser presentado como el nuevo fichaje del Real Madrid.

Navas está casado con la exmodelo Andrea Salas, por lo que su relación ya saltó también a las secciones de farándula de medios internacionales. La conoció en una iglesia cristiana, en San José, y se casaron sin aspavientos. La familia la completan una niña, hija de su pareja, a quien el portero asume como propia y también cuidan de un bebé que lleva los genes de Navas, de cinco meses de vida.

Sabían que Navas era un portero especial y que igual jugaba de campo, lo que explica su buen juego de pies

Navas viaja con su familia a Madrid a intentar disputarle la titularidad a Iker Casillas, el campeón del mundo 2010, el arquero que ya era galáctico cuando Navas aún caminaba las calles de su barrio humilde de 4.500 vecinos, un kilómetro al norte de la ciudad de San Isidro (45.000 habitantes). Ahí creció criado en buena parte por sus abuelos maternos, pues sus padres trabajaron en Estados Unidos y dejaron allí a Keylor y a su hermana mayor. Nada abundaba entonces, salvo las oraciones y la fe cristiana que le inculcó la abuela.

El club local, Municipal Pérez Zeledón, lo habría tenido en sus filas, de no ser porque un encargado de sus ligas menores lo rechazó porque no le convencía su estatura. Ahora mide 1,87 metros y el estadio local acaba de ser bautizado con el nombre de Keylor Navas, el joven que a sus 16 años viajó 130 kilómetros hasta la capital para vivir solo, después de que un scout del Saprissa lo descubrió y no tardaron en traspasarlo por 2.000 dólares. Una ganga.

Ahora el salto es de otra dimensión, reconoce Navas, siempre aferrado a sus creencias religiosas. “Sé que Dios no pone cosas en la vida que uno no pueda superar. Ojalá yo pueda aportar y disfrutar todo esto. Hay que ir a trabajar con humildad (…) Siempre lo pensé y le pedía salud a Dios. Ojalá pueda aprender como futbolista y como persona y dejar en alto el nombre de Costa Rica”, ha dicho a la prensa este domingo en la terminal aérea, en medio del alboroto que se desató con su presencia.

Navas ha viajado en vuelo directo de San José a Madrid, después de que el club blanco aceptara pagar la cláusula por 10 millones de euros establecida por el Levante, el club con el que Navas se dio a conocer en la Liga Española, donde fue catalogado como el mejor arquero de la última temporada. Antes estuvo en el Albacete, siguiendo la ruta que le marcó Luis Gabelo Conejo, que en 1990 fue figura de Costa Rica y del fútbol español tras darse a conocer en el Mundial de Italia 90. Al club manchego llegó procedente del Saprissa, pese a un conflicto con el club “morado” por asuntos de contrato.

Keylor, a sus 27 años, supo convertir un Mundial en su catapulta. En el campeonato de Brasil confirmó sus dotes extraordinarios y su liderazgo con el dichoso desempeño de la selección de su país. El arquero solo recibió dos anotaciones en cinco juegos con Uruguay, Italia, Inglaterra, Grecia y Holanda, y fue clave para que su equipo acabara invicto su participación en tierras brasileñas. Navas se convirtió entonces en un héroe nacional, ídolo de muchos y embajador en la práctica para este país de pocos éxitos futboleros internacionales. Pero esto era antes de que se confirmara su llegada al club ganador de la última Champions League. Ahora todo es más intenso.

La Cancillería costarricense se ha permitido publicar este domingo una felicitación pública a Navas “por su logro personal”. “Al colocarse el nombre de Keylor Navas en esa gran vitrina mundial, también lo hará el nombre de Costa Rica, por lo que es un hecho cultural y deportivo que nuestra presencia internacional de la mano del deporte se verá engrandecida”, manifestó el ministro de Relaciones Exteriores, Manuel González, en un boletín. Saben las autoridades y los aficionados que Navas, un cristiano ferviente, casado y padre de dos niños, no es de los futbolistas que juegan en el escándalo.

En las redes sociales también lo han felicitado expresidentes de la República, compañeros suyos de la selección, futbolistas internacionales y sus nuevos compañeros del Madrid (“Bienvenida; muchas vacaciones, pero entre @Cristiano y yo te pondremos pronto en forma”, le ha dicho el defensor Álvaro Arbeloa en Twitter). También ha habido fiesta entre los vecinos del barrio San Andrés y en los fanáticos del futbol costarricenses, aún emotivos por el desempeño de su selección en Brasil. Decenas de ellos han llegado a despedir al aeropuerto Juan Santamaría al futbolista que ya resulta histórico.

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