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“En Asia firmo autógrafos y podría vivir muy bien”

Carolina Marín, campeona del Mundo y de Europa de bádminton, reflexiona acerca de su éxito y sus planes de futuro

Carolina Marín, celebra el título del Mundo de bádminton.
Carolina Marín, celebra el título del Mundo de bádminton.JONATHAN NACKSTRAND (AFP)

El taconeo flamenco y la zurda exquisita de Carolina Marín (Huelva, 21 años) han derribado la muralla china y triunfan en las pistas de bádminton de manera asombrosa. Campeona del Mundo y de Europa en cuatro meses, Carolina abre camino en España con un deporte minoritario que le ha bautizado como referente mundial y pionera nacional. El domingo ganó el título a Li Xuerui, número uno y campeona olímpica. La onubense se entrena en Madrid, ha competido en la Liga danesa las dos últimas temporadas y la próxima irá a Francia. Ayer salió en una columna de L’Equipe, hoy habla desde una nube. Vive un sueño del que quiere despertarse pronto para perseguir otro: los Juegos de Río 2016.

Pregunta. Ha conseguido que un partido de bádminton tuviera más de 400.000 espectadores en España. ¿Tenía constancia del dato?

Respuesta. No tenía ni idea. No he tenido tiempo ni para sentarme tranquila y reflexionar sobre lo que he conseguido. Imagínese para ponerme a medir audiencias. Eso sí, sé que mi móvil echa humo y noto la importancia que ha tenido. Me ha mandado un sms hasta Rajoy. Hay otros mensajes que no he podido leer todavía. En redes sociales me ha felicitado mi ídolo, Nadal, que es como yo: él lucha por todas las pelotas y yo por todos los volantes. Estoy en una nube.

P. ¿Y puede decir a qué sabe esa nube?

R. Ojalá pudiera describirla, pero vivo un sueño inexplicable y no puedo saborearla del todo. A ver si pongo los pies en la tierra pronto para darme cuenta de lo que he logrado, descansar y luego a pelear por los Juegos de Río.

P. Y pensar que justo antes del Mundial tenía malas sensaciones…

R. Eso hará que valore más este éxito. A tres días del inicio me encontraba baja de moral, pero gracias a mi entrenador, Fernando Rivas, tiré para adelante. Me ayudó mucho su psicología y me explicó que era mi momento. Me transmitió la energía necesaria para afrontar el Mundial.

P. Logra superar esas adversidades, llega a la final y se pone 5-0 perdiendo contra la número uno y campeona mundial. ¿Qué se le pasó por la cabeza en ese momento?

R. Me dije: todo o nada. Tocaba morir y salí más viva que nunca. La gente me apoyaba en las gradas. Fue increíble.

P. ¿Qué preparación ha de tener una jugadora de bádminton que tiene que enfrentarse a una pluma que le llega a 300 kilómetros hora?

El flamenco me ha ayudado para tener más coordinación en los movimientos”

R. Es un deporte de reflejos y resistencia. Hace falta mucho desarrollo físico para exprimir el cuerpo al máximo. Te tienes que machacar en el gimnasio y luego en la pista para seguir el volante con aceleraciones y golpearlo con fuerza y precisión.

P. De pequeña estaba apuntada en baile flamenco y además es zurda. ¿Le beneficia eso?

R. El flamenco me ha ayudado para tener más coordinación en los movimientos. Tengo más facilidad para desplazarme con rapidez. Y ser zurda me hace especial en el circuito. Me he ganado el respeto de las asiáticas.

P. ¿Nació para ser jugadora de bádminton o se hizo con el tiempo?

R. Nadie nace para hacer algo. Debes descubrir tu talento. Yo me apunté de casualidad a los ocho años por una amiga. Hasta los 12, en los torneos territoriales, no me di cuenta de que era un poco diferente a las demás.

P. A los 14 años se marcha de Huelva a Madrid por recomendación de su entrenador para explotar su talento. ¿Cómo se lo tomaron sus padres?

R. Soy hija única y lo vieron como una oportunidad única para que evolucionara mi juego y también crecer personalmente. Fue una decisión arriesgada, echo mucho de menos mi tierra, pero me ha servido para madurar y ahora soy competitiva con las asiáticas. Si no me hubiera ido entonces no sería ahora campeona del mundo. En Asia me reconocen por la calle, firmo autógrafos y podría vivir muy bien. Aquí me conocen desde el domingo con el título mundial. Los sueños lo pueden todo. El año pasado me costeé todos los viajes gracias al patrocinador. También espero conseguir más con el crowdfunding [micromecenazgo colectivo]. Es lo que toca. Sé que es muy difícil poder vivir bien del bádminton en España. No tengo para un piso, pero al menos lo tengo todo costeado en la residencia Blume y tengo la suerte de poder hacer lo que más me gusta. Además lo que haga vale la pena si hoy hay alguien más que quiere apuntarse al bádminton.

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