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Al campeón le falla la pegada

Atlético y Celta empatan en un partido trepidante en el que el meta visitante estuvo prodigioso

Ladislao J. Moñino
Raul García, tras su gol anulado.
Raul García, tras su gol anulado.Andres Kudacki (AP)

Atlético y el Celta empataron en un partido trepidante que el campeón tuvo que remontar por un gol tan extraño como genial y que no pudo cerrar por la soberbia actuación de Sergio. El meta del Celta salvó a su equipo de una derrota segura con varias intervenciones prodigiosas. Marcó el Atlético a balón parado sus dos goles, pero puso algo más que mero laboratorio sobre la hierba. Por la intensidad con la que se emplearon uno y otro, el juego fue, por momentos, una tormenta de fútbol, con cada uno de los equipos en su verdadero papel. El Celta, altivo, respondón desde el manejo de la pelota. Se vio el atrevido equipo de Berizzo con el marcador a favor en una jugada de pillería y pelotero de toda la vida del argentino Pablo Hernández. Un centro pasado que primero Godín dejó pasar esperando que se fuera largo contagió a Moyá. El meta, que recuperaba la titularidad después de su sorprendente suplencia en Atenas en la Champions, abandonó su marco con las mismas expectativas que el central uruguayo. Pablo Hernández, sin embargo, estiró la pierna por si acaso y logró que su talón impactara con el balón, que se coló manso ante la sorpresa general.

Atlético, 2-Celta, 2

Atlético: Moyá; Juanfran, Miranda, Godín, Ansaldi; Turán, Gabi, Tiago, Koke; Raúl Jiménez (Cerci, m. 81), y Griezmann (Raúl García, m. 68). No utilizados: Siqueira, Mario Suárez, Oblak, Saúl y José Gimenez.

Celta: Sergio Álvarez; Hugo Mallo, Cabral, Fontás, Planas; Álex López (Nolito, m. 45), Radoja, Krohn-Dehli (Jony, m. 88); Orellana, Larrivey, y Pablo Hernández (Gómez, m. 70). No utilizados: Borja Fernández, Charles, Rubén Blanco y Madinha.

Goles: 0-1. M. 18. Pablo Hernández. 1-1. M. 30. Miranda. 2-1. M. 40. Godín. 2-2. M. 52. Nolito (p).

Árbitro: Juan Martínez Munuera. Amonestó a Cabral, Orellana, Miranda y Gómez.

Vicente Calderón, unos 50.000 espectadores.

El Atlético, orgulloso, respondió templado para no descomponerse pese a la contrariedad y el empeño del Celta en desgastarle moviéndole de lado a lado, con Khron-Delhi en pleno esplendor de esa extraña metamorfosis que le ha transformado en un organizador dinámico y con criterio. El danés venía de una carrera forjada en el individualismo hedonista de los extremos de toda la vida. Esperaba el Atlético en el modo Simeone más clásico (4-4-2 en campo propio), pero muy dispuesto a meterle electricidad y velocidad al ataque en cuanto recuperaba la pelota. Con una carrocería más ligera que con Mandzukic en el campo, el campeón se desplegó con esplendor a la contra. En ese alto voltaje que intentó imprimir emergió Griezmann, que hizo volar a su equipo con su movilidad, sus diagonales y una pierna izquierda exquisita. Su pase con el exterior a Ansaldi, que rompió la línea del Celta por el lado contrario, dejó al argentino solo ante Sergio. El meta achicó con rapidez y pudo tapar el disparo.

Cada vez que el Atlético pudo salir en velocidad hizo mucho daño. Generó un torrente de ocasiones claras a toda mecha en el primer tiempo. Juanfran le puso un balón claro a Tiago que este tiró fuera por poco. Otra entrada del lateral la estrelló Griezmann en el cuerpo de Sergio. Los goles llegaron a balón parado, ese arma infalible para los rojiblancos. Primero Miranda y después Godín cazaron sendos centros de Koke y Gabi para castigar a un equipo que tiene entre sus pocos defectos la defensa de ese tipo de jugadas.

Dio la sensación de que los rojiblancos están más cómodos sin Mandzukic

Dejó el encuentro la sensación de que el campeón se encuentra más cómodo y natural sin Mandzukic. Aún tiene grabado en su disco duro esperar y salir pitando a los espacios. Con Griezmann y Raúl Jiménez lo tiene más fácil. El mexicano despierta el runrún del Calderón. Al personal aun le cuesta olvidarse de sus sueños blancos de infantil, pero el chico trabajó y estiró mejor al equipo que en el Bernabéu. Ya había empatado el Celta, tras una maniobra maravillosa de Planas que forzó el penalti de Miranda, cuando le anularon un gol de cabeza, otra vez el balón parado. Agarró el escudo, pero el fuera de juego interrumpió su gesto en busca de demostrar sus nuevos sentimientos. Antes de ser sustituido por Cerci, tuvo una ocasión clara, tras un rechazo que Sergio, inmenso toda la noche, le desbarató. Jiménez se fue en medio de una división clara de opiniones. Antes había entrado Raúl García por Griezmann, en lo que pareció una decisión que tiene que ver con su puesta a punto para poder aguantar los 90 minutos pero que a la hinchada no le gustó y así se lo hizo saber a Simeone, todavía en la grada por la sanción.

Cada vez que los de Simeone pudieron salir en velocidad lograron hacer daño

Perdió esa chispa puntillosa el Atlético, pero siguió dominando el partido ante un rival muy exigente. Tiene el equipo de Berizzo vuelo de grupo incómodo porque interpreta bien lo que tiene que hacer en cada momento. Como se vio superado durante gran parte del segundo tiempo, se blindó y se desplegó cuando pudo. A diferencia de Atenas, esta vez los futbolistas de Simeone, pese a esa descarga ofensiva valiente, no concedieron tantos espacios. Estuvieron más cerca del área contraria en las segundas jugadas para ganar los rechazos o frenar las contras del rival.

Brilló mucho Arda en el acoso al que su equipo sometió durante casi todo el partido al Celta. El turco sigue en ese plan tan autoritario que enseñó en el último derbi desde su imprevisibilidad. Sacó todo su repertorio libertario, taconazos, fintas, pases filtrados y un empeño encomiable en llegar desde la segunda línea al gol. Esto último fue la asignatura pendiente del Atlético. Ahí sí que pudo echar de menos a Mandzukic para poder rectificar esa falta de pegada ante un magnífico Sergio.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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