A Márquez le puede la ambición

No tiene un pelo de tonto, pero este domingo, en Alcañiz, cometió una estupidez. Una ambición mal entendida terminó con Márquez por los suelos a cuatro vueltas del final: se negaba a pasar por el boxaunque estuvieran cayendo chuzos de punta. Quería ganar la carrera. Punto final. Y pagó cara la tontería. Como su compañero, Pedrosa, al que le pasó lo mismo apenas unos minutos antes. Tras vérselas con Lorenzo, primero, y también con Pedrosa, tras demostrar, una vez más, su atrevimiento en la pista, tras echar mano de sus derrapadas irreverentes y dar la sensación de que sube y baja el ritmo de la carrera a su antojo, Márquez tomó una mala decisión. Y ya se sabe que es la toma de decisiones la que marca la diferencia entre los buenos deportistas y los mejores. Esta vez, el mejor fue Lorenzo, que logró, por fin, su primera victoria del año. No hacía falta más, sólo un poco de cordura.

A pesar del chasco, el de Cervera será campeón dentro de dos semanas si gana en Japón

Faltaban diez vueltas, Márquez era el líder de la prueba, tenía la carrera en la cabeza y a sus rivales detrás, esperando su oportunidad. Entonces empezaron a caer algunas gotas más, porque la llovizna, insignificante, les había acompañado toda la jornada. Y aunque para Márquez y compañía la lluvia era todavía prácticamente imperceptible, los comisarios mostraron la bandera blanca invitando a los pilotos a pasar por su taller si querían cambiar la moto por otra con neumáticos para mojado. Ellos, sin embargo, siguieron a la suya, que la batalla estaba interesantísima: ahora encabeza Lorenzo, ahora Pedrosa adelanta a Márquez, luego este se la devuelve... Ocurrió que la lluvia se fue animando y en tres giros el ritmo que llevaban había bajado hasta en cinco segundos, señal inequívoca de que la pista no ofrecía las mejores condiciones.

Pero Márquez, Pedrosa y Lorenzo siguieron aguantando el tipo. Mientras, Aleix Espargaró fue más listo que nadie al ser el primero en entrar a cambiar. Vio cuatro gotas más en la visera de su casco y adivinó la que se le venía encima. Su apuesta se vería recompensada con el primer segundo puesto en MotoGP. En la lucha por el podio las cosas se veían distintas. Ninguno quería ser el primero en ceder. Hasta que la pista se volvió intransitable y Lorenzo, ese piloto que había deambulado por Alcañiz con más pena que gloria, ese al que los neumáticos (más duros) no le permitían atacar las curvas como deseaba, ese que sin saber cómo tomó la salida escopetado y se descubrió con un ritmo impensable el día antes, dio un paso al frente. Pensaba que ya había arriesgado demasiado y tenía argumentos para cambiar de moto aun si sus rivales decidían seguir en la pista: había comprobado que sus tiempos estaban siendo, incluso, un segundo más lentos que los que hizo por la mañana con gomas de lluvia. Cuando entró creía que las Honda le precederían por el pasillo de garajes, pero al ver que seguían en la pista comprendió que podía dar la campanada. Y lo hizo.

Cuando volvió a salir lo hizo en tercera posición; la mala elección de sus rivales hizo el resto: Pedrosa perdió el control de su moto en la recta; Márquez en una curva, con apenas inclinación. Ambos pudieron volver a la pista, cambiar sus neumáticos y jugar por un 13º y 14º puesto. “Yo veía que mis tiempos no eran malos y sólo pensaba en la distancia que tenía con el segundo, nunca consideré el riesgo que suponía pilotar con las gomas lisas”, explicaría Márquez, que asumió toda la responsabilidad por su fallo, igual que su compañero: “Me equivoqué, fue un error no cambiar antes, pero es difícil tomar la decisión cuando sólo quedan cuatro vueltas”. Tanto uno como otro recogieron las migajas de una carrera que podrían haber ganado. Por suerte para Márquez, que podría haber perdido mucho más y que se expuso a una lesión fácil, nada cambia en el liderato del Mundial: será campeón dentro de dos semanas si gana en Japón. “Era apostar a todo o nada”, declaró el campeón, contento porque sumó un punto más que Pedrosa.

El trazado, complicado como pocas veces desde el inicio, con esa incertidumbre que ofrece un asfalto ni totalmente seco, ni totalmente mojado, se cobró algunas víctimas más en los primeros compases de la prueba: se cayeron Iannone (cuando era segundo) y Rossi, ambos por rozar la hierba que marca los límites de la pista. El segundo fue trasladado al hospital, después de haber recibido un fuerte golpe en la cabeza y haber perdido la consciencia durante escasos segundos; allí el TAC confirmó que estaba en buen estado. Los médicos de la Clínica Móvil del Mundial le asistirán esta noche como medida de seguridad.