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Valverde tropieza de nuevo al final

El irlandés Dan Martin sorprende al murciano en la última recta, como en las últimas Liejas

Carlos Arribas
Martin celebra su triunfo en Bérgamo.
Martin celebra su triunfo en Bérgamo.LUK BENIES (AFP)

A diferencia del burro, el hombre, dicen, es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y Alejandro Valverde, quizás como prueba de su mucha hombría, es el único ciclista que tropieza no una ni dos ni tres, sino varias veces, con las mismas piedras, los mismos rivales, las mismas situaciones.

Pero pese a eso, pese a ser capaz de perder grandes carreras que tenía ganadas ante rivales a los que solo con una mirada, con una sola pierna, puede derrotar, como ayer, cuando sucumbió a un inteligente contrapié de Dan Martin en los últimos 500 metros, ya callejeando por las anchas avenidas de la Bérgamo baja, de la última gran clásica del año, del último monumento, el Giro de Lombardía, tan bueno es el murciano (en todos los sentidos de la palabra, dicen sus muchos admiradores) que terminada la temporada, y echando la vista atrás, solo él puede decir que ha estado en todos los frentes desde febrero, en Dubái, hasta octubre, en la inusualmente soleada clásica de las hojas caídas, y que en todos ha brillado, que ha estado en el podio de la Vuelta y del Mundial, que ha ganado en San Sebastián y en la Flecha, que ha rozado el podio del Tour, que ha rozado la victoria en Lieja y en Lombardía...

Y, aunque su palmarés podría estar más hinchado aún, por eso, por su absoluta regularidad en las alturas, y a falta de disputarse sólo el Tour de Pekín, Valverde es el líder del ránking mundial de la UCI, la clasificación que en 2013 ganó Purito Rodríguez, con 66 puntos de ventaja sobre Alberto Contador. Ambos, el murciano y el chico de Pinto, deberían jugarse el triunfo final en China, aunque Contador duda: en la última curva, donde la calle Locatelli desemboca en la piazza Cavour, el ganador de la Vuelta se vio envuelto en una caída masiva. “Desgraciadamente me di un golpe en la rodilla izquierda, la misma que me machaqué en el Tour”, dijo Contador. “Pero haré lo posible para ir a China a pelear por el ránking con Valverde”. Su equipo, el Tinkoff, tiene más complicado impedir que el Movistar de Valverde, que cuenta con una ventaja de 254 puntos, vuelva a terminar la temporada, como en 2013, como mejor equipo del mundo.

“Es un fenómeno, no hay nadie como él, es único, lo difícil es lo que hace él, que en todas las carreras sale como favorito y en todas las carreras corre contra todos. Tiene una capacidad única para estar siempre ahí, y como dice él mismo, por eso se ven más sus errores que los de los demás, porque él siempre los comete luchando por la victoria”, dice de Valverde su director, Eusebio Unzue, que está en Italia, donde hoy presentan el Giro de 2015, carrera en la que podría debutar, a los 35 años, Valverde y de la que no está descartada al 100% la participación del ganador en el 14, el también movistar Nairo Quintana. “Sin embargo, lo de Bérgamo no tiene perdón, y así se lo he dicho, mecachis, Alejandro, otra no. Y me ha dolido más por él, porque ganar un monumento engrandece la carrera de cualquier ciclista, y él ya tiene dos Liejas, que por mí o mi equipo”.

El ciclista que le derrotó, su viejo conocido Dan Martin (curiosamente, el primer gran triunfo del irlandés, que es sobrino de Stephen Roche, el hombre de Giro, Tour y Mundial en el 87, pero corre más como su gran rival en la isla, Sean Kelly, fue la Volta a Catalunya de 2013, que abandonó Valverde después de una caída), tenía ya una Lieja en su palmarés (conseguida mediante un contrapié en el último kilómetro que dejó clavados a Purito y Valverde), y podrían haber sido dos si este 2014 no se hubiera caído tontamente en la última curva cuando ya estaba preparándose para levantar los brazos (y ganó Gerrans, y segundo fue Valverde por delante de Kwiatkowski, los tres que volvieron a verse en el podio mundial de Ponferrada).

En Bérgamo, Martin, residente en Girona y heredero directo de Kelly en Lombardía, 23 años después de su tercera y última victoria, formaba parte del grupo de nueve que se formó en la ascensión estrecha y pedregosa a la Bérgamo alta y en su descenso vertiginoso. Sabiéndose el más lento de un grupo que incluía a gente tan veloz como Valverde, Gilbert, Rui Costa, Samuel o Albasini, el corredor del Garmin aprovechó un parón de vigilancia táctica a menos de 600 metros para el final para lanzar un tremendo ataque a 70 por hora desde la cola del grupito. En primera fila le vio pasar como un viento huracanado Valverde, quien en lugar de reaccionar para intentar coger su rueda (a nadie se le regalan 20 metros a tanta velocidad tan cerca de la llegada), miró a la gente que le acompañaba esperando su reacción. Pero nadie se movió. “Siempre me dejan a mí cerrar los huecos”, dijo el murciano, que solo pudo esprintar finalmente para terminar segundo, repitiendo el puesto de 2013.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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