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El Athletic se hunde en el caos

El Córdoba logra la primera victoria de la temporada gracias a su orden y a un error de Iturraspe

Beñat y Abel Gómez luchan por el balón.
Beñat y Abel Gómez luchan por el balón.EFE

Al cuarto de hora Ernesto Valverde había cambiado de opinión. Al descanso había cambiado de criterio y de futbolistas. Entre medio, no solo se había cobrado el Córdoba un gol, fruto de otra acción desafortunada de Iturraspe que dejó solo a Ghilas ante Iraizoz. Lo peor para el Athletic fue el estado de confusión en el que le sumió una alineación indefinible. Nada mejor para el Córdoba, bien armado, bien cerrado, juntito por detrás y alegre por delante, que un Athletic sin extremos, tropezando una y otra vez con los rivales, con su inoperancia, con sus defectos técnicos para jugar en espacios tan reducidos. Debutó el chaval Williams, goleador del segundo equipo, pero solo disfrutó del peso de la camiseta. Viguera, el goleador que fuera en Segunda División comenzó acostado a la banda derecha, por mandato del banquillo, y acabó dormido en el centro del ataque, por nuevo mandato imperativo.

Athletic, 0-Córdoba, 1

Athletic: Iraizoz; De Marcos, Gurpegui, Laporte, Aurtenetxe (Sola, m. 68); Iturraspe; Viguera, Beñat (Iraola, m. 45), Rico, Muniain; y Williams (Susaeta, m. 45). No utilizados: Herrerín, San José, Ibai Gómez y Unai López.

Córdoba: Juan Carlos; Campabadal, Íñigo López, Pantic, Pinillos; Deivid, Luso, Borja (López Silva, m, 85), Fidel (Crespo, m. 66); Abel (Ekeng, m. 73) y Ghilas. No utilizados: Saizar, Matos, López Garay y Florín.

Gol: 0-1. M.23. Ghilas.

Árbitro: Jaime Latre. Amonestó a Iturraspe, Luso, Campabadal, Laporte, Borja, Pinillos, López Silva y Muniain

Unos 50.000 espectadores en el estadio de San Mamés.

El Córdoba aprovechó el medio partido que le concedió el Athletic sumido en un mar de dudas bajo la lluvia. Su centro del campo era suficiente para convertir la confusión rojiblanca en desesperación. Un Athletic sin alas, vuela tan bajo que se le ve venir. Los errores en el pase favorecían al Córdoba, que no perdía la compostura y tenía en Abel y Ghilas dos delanteros para incordiar y retener el balón lo justo para que su equipo se armara tras las disputas. A Ghilas, Iturraspe le dio un gol que valió el partido. Un gol que el Córdoba estuvo a punto de arruinar con un catenaccio en la segunda mitad digno de los años sesenta. Valverde apeló a sus desahuciados, Iraola y Susaeta, metió a De Marcos en punta y fue el mejor delantero hasta que volvió al otro lateral para desaparecer de nuevo. Curioso que en pleno catenaccio, el Córdoba tuviera la mejor ocasión de la segunda mitad en un mano a mano de Campabadal con Iraizoz que no resolvió por falta de hábito. Jugó con fuego el Córdoba, pero no se quemó porque al Athletic le sobraba rabia y le faltaba chispa. Por San Mamés sobrevoló la vieja máxima que apunta al espíritu samaritano del Athletic para reanimar a los desvalidos. Se apelaba, antiguamente al viento sur, pero el Córdoba logró su primera victoria de la temporada bajo el aguacero, con un campo pesado y el frío en el ambiente. Todo el orden que tuvo en el campo contrastó con el desorden rojiblanco por jugar a lo que no sabe y acabar jugando con más testosterona que raciocinio.

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