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España enciende el motor

El equipo de Cadenas engrasa su maquinaria con un triunfo ante Hungría (27-25) Es su primer ensayo preparatorio antes del Mundial, que comienza el 15 de enero

Alejandro Ciriza
El español Juan Andreu a punto de lanzar a puerta en el encuentro contra Hungría, este viernes.
El español Juan Andreu a punto de lanzar a puerta en el encuentro contra Hungría, este viernes.Alberto Morante (EFE)

Para abrir boca, qué mejor que un buen aperitivo. Eso debió pensar España, que doblegó a Hungría (27-25) en su primer duelo preparatorio de cara al Mundial de balonmano que arranca el próximo día 15 en un escenario tan exótico como Doha. En esta ocasión, el marco fue algo más gélido, el Palacio de los Deportes de Oviedo, donde la selección celebra su tradicional cita post navideña con el Torneo Internacional-Memorial Domingo Bárcenas. El sábado la selección jugará contra Noruega (20.00) y el domingo el rival será Polonia (13.00).

El primer ensayo sirvió para constatar un buen puñado de aspectos. A España, lógicamente, le hace falta engrasar una maquinaria de gran cilindrada; la portería, pese a la ausencia de Sterbik, estará muy bien protegida con Sierra y el prometedor Gonzalo Pérez de Vargas; el virtuosismo de Cañellas es el foco que abre el camino; y hay cosas que nunca cambian, como el temperamento de Dusjhebaev, pura electricidad en el banquillo húngaro por más que su equipo dispute un amistoso, o la zurda demoledora de Laszlo Nagy, el capitán que deslumbró durante 12 años en el Barcelona.

A España, lógicamente, le hace falta engrasar una maquinaria de gran cilindrada

El lateral dirigió la arrancada furibunda de Hungría, que quedó apeada en el clasificatorio para el Mundial y no estará en Qatar. Brochazo a brochazo, zambombazo a zambombazo, resquebrajó una y otra vez la muralla española. Al cuadro de Cadenas le costó entrar en calor, y eso que la grada, con muchas ganas de balonmano, achuchó desde el principio. Fue Cañellas quien entró más rápido en combustión. El central del Kiel tiene un abanico tan variopinto de recursos que desconcierta a cualquiera. También a la retaguardia magiar, que conforme España le tomó el pulso a la noche se fue haciendo más vulnerable.

Al despertar contribuyeron Maqueda, poderoso desde el lateral derecho; el irreductible Chema Martínez, que se ha ganado a pulso un billete para viajar a Catar a sus 35 primaveras; y el joven Alex Dusjhebaev, cuyos lanzamientos palian el déficit del equipo nacional en el tiro exterior. Y así, entre golpe y respuesta, en un toma y daca que deparó un bonito espectáculo, el duelo llegó al intermedio con una renta mínima para Hungría (14-15).

España, 27-Hungría, 25

España: Sierra, Maqueda (2), Entrerríos (2), Aginalde (1), Ugalde, Cañellas (7) y Rivera (3) -equipo inicial- Pérez de Vargas, Rocas (1), Victor Tomás (3), Chema Rodríguez (3), Guardiola (1), Dujshebaev (3) y Andreu Candau (1).

Hungría: Mikler, Ilyes (3), Schuch, Ivancsik (2), Harsanyi (1), Mikler, Kornel Nagy (3) y Szollosi (1) -equipo inicial-, Balohh (3), Csaszar (3), Laszlo Nagy (5), Zubai, Bodó (2) y Lekai (4).

Arbitros: Raluy y Sabroso, excluyeron a Aginaldem, Candau, Chema Rodríguez, Cañellas, Harsanyi, Zubai, Bodó y Schuch, en dos ocasiones.

Marcador cada cinco minutos: 2-4, 5-5, 6-7, 8-9, 10-12, 14-15 —descanso— 17-16, 18-17, 19-21, 22-21, 25-23 y 27-25.

Cerca de 2.000 espectadores en el Palacio de los Deportes de Oviedo.

Más entonada, España fue quien apretó el acelerador después del descanso. En los instantes iniciales del segundo acto, la buena noticia llegó desde los costados. Desde ahí, intentando sortear a las torres con plasticidad y vuelos, aportando mucha frescura, Valero Rivera y Víctor Tomás abrieron una herida en el adversario, que encontró alivio en Kornel Nagy y sobre todo en su líder, un martillo pilón, el imparable Laszlo. Pese al parcial de 4-1 favorable a los de Cadenas en el arranque, los magiares se reactivaron y volvieron a adquirir ventaja. Y a ello añadieron una agresividad defensiva que, precisamente, es uno de los grandes atributos de su cicerone en Oviedo.

En la recta final creció un punto la tensión. Lo suficiente como para que España se desentumeciera de forma definitiva, encendiese el motor que debe funcionar a pleno rendimiento en Doha y regalase varias acciones hermosas. Ahí sobresalió Cañellas, preciso e incisivo, extraordinario, y el meta Pérez de Vargas, al que al menos se le contabilizaron cuatros paradas de muchísimo mérito.

Al final, muchos aplausos y 27-25. Un buen tentempié para comenzar

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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