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El Granada llega a la sima

El equipo de Caparrós salva un punto ante la Real Sociedad sin alma, pero acaba colista

Iturra y Vela luchan por el balón.
Iturra y Vela luchan por el balón.Pepe Villoslada (AS)

Al acabar la cuarta jornada, allá por septiembre, el Granada apuntaba a equipo revelación, quinto clasificado con ocho puntos y sin conocer la derrota. Dispuesto a dar un paso más que le alejase de su habitual batalla de los últimos años por salvar el cuello en el epílogo del campeonato, los más ilusionados anunciaron que con Joaquín Caparrós se iba a avanzar en esa dirección. Cuatro meses después el Granada es último, ha sumado seis puntos y siete goles en catorce partidos. No ha vuelto a ganar. Es el colista y ofrece tibias señales de redención porque su ideario futbolístico no es que sea absolutamente previsible, es que fluctúa durante bastantes minutos entre lo simple y lo primitivo, sin mayores argumentos en ataque que el aprovechamiento de las acciones a balón parado. “No pueden ganarnos en aquello que es entrenable”, pregona Caparrós desde hace años. A día de hoy no le llega con eso porque además tampoco supera a los rivales en esa suerte. Y atrás siempre llega el desastre, en esta ocasión ante una Real muy justita fue un penaltito el que abrió el partido para los vascos y casi lo cerró para el Granada, que al menos salvó un punto en la recta final gracias a otra pena máxima, ésta vez a su favor.

GRANADA, 1 - R. SOCIEDAD, 1

Granada: Oier; Nyom, Babin, Mainz, Foulquier (Riki, m. 45); Iturra, Fran Rico, Javi Márquez (Piti, m. 88); Lass Bangoura, El Arabi (Success, m. 56) y Sissoko. No utilizados: Roberto, Héctor Yuste, Marcelo y Ortuño.

Real Sociedad: Rulli; Carlos Martínez, Ansotegi, Íñigo Martínez, De la Bella; Elustondo, Rubén Pardo; Xabi Prieto, Canales (Yuri Berchiche, m. 90), Chory Castro (Finnbogason, m. 68); y Carlos Vela (Agirretxe, m. 90). No utilizados: Zubikarai, Mikel González, Gaztañaga y Hervías.

Árbitro: Martínez Munuera. Amonestó a El Arabi, Mainz, Carlos Vela, Íñigo Martínez y Canales.

Goles: 0-1. m. 35. Carlos Vela; 1-1, m. 78, Fran Rico, de penalti.

Los Cármenes. 14.637 espectadores

El nuevo colista de la Liga es un equipo esforzado. Acude al choque, percute, brega, encima al rival y se esfuerza como el que más. Pero en ocasiones le duele la pelota, su manejo. Tiene buen pie en su eje con Fran Rico, pero no combina, tiene problemas para hacerlo y seguramente tampoco le otorgue mucha importancia. Busca el gol por otras vías, pero no las acaba de explotar. Y ahí comienza su calvario. El empate final, su aceptable segunda parte le puede mostrar un camino: bajar el balón al piso y agrupar siquiera una pequeña ración de talento y velocidad casi siempre ofrece réditos. La Real ha tomado un camino peligroso. Suma puntos, pero abraza un estilo muy alejado del que le llevó a la Liga de Campeones con casi todos los jugadores que hoy protagonizan un insípido híbrido. Sufrió para defender algún saque de esquina, allí donde el Granada encontró una vía para llegar al bien asentado meta Rulli y apenas encontró con conexión con sus talentos, con Canales o Carlos Vela. Cuando lo hizo obtuvo un penalti flaco, un leve contacto entre Babin y el mediapunta cántabro que castigó el árbitro para que Vela definiese con excelencia. Poco antes había avisado la Real también a balón parado, tras un córner mal defendido por el Granada en el que Iñigo Martínez y Oier reeditaron aquella eterna acción de Pelé y Gordon Banks en el primer mundial mexicano.

En la derrota retocó el once y las intenciones Caparrós, que había diseñado un equipo para blindarse atrás y encontrar alguna acción episódica que le diese el mando del partido, pero se vio en la dirección opuesta y recurrió en el descanso a Riki. Guardaba el arsenal el técnico de Utrera, con Piti y Success también a su vera. El Granada encontró una pizca más de talento, pero sobre todo velocidad. También halló paciencia para el manejo. Fran Rico y Javi Márquez ganaron peso en el juego y a cada pase que se trenzaba la Real daba un paso hacía esa zona de la verdad, allí donde ocurren las cosas en el fútbol. Con más hombres cerca del área rival, con la línea trasera adelantada, hasta el lateral Nyom aportó soluciones en ataque: un chut suyo se estrelló con estrépito en el palo mediada la segunda parte. El plan de la Real se redujo a achicar y esperar una contra que liquidase el partido. Sin más. Y lo que es peor: sin encontrarla. Lo pagó como lo pagan los equipos que especulan, con un penalti cometido por Rubén Pardo, que golpeó a Nyom, siempre pujante, al tratar de ejecutar un despeje. Fran Rico convirtió a pesar de tirar mal, flojo y por el centro de la portería, con suerte de que Rulli se venció antes de tiempo y en su estirada le superó la pelota entre las piernas.

El cuarto de hora final encontró a ambos rivales con el físico justo. No hace falta jugar bien para desgastarse. Quizás sea al revés: si Granada y Real Sociedad hubiesen deparado un bien partido de fútbol igual hubieran llegado al final con el depósito menos vacío.

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